Sofía estaba sentada en el césped del parque, que de repente
se llenó de niños que salían del colegio. Se había quedado embobada mirando un
nido solitario en las ramas del castaño. Oía piar a unos pajarillos, como
locos, y no parecía que su mamá estuviera cerca... A Sofía esto le pareció
extraño porque su mamá siempre estaba con ella, y no podía entender que los
polluelos anduvieran solos. Se preguntaba qué les pasaría, porque no paraban de
protestar. Cuando se levantaba a contárselo a su mamá para ver si podían
ayudarles, apareció mamá pájaro con un montón de gusanos para alimentar a los pequeños.
De pronto se hizo el silencio mientras los pollitos llenaban sus barrigotas. Ya
le parecía a Sofía que la mamá no podía fallarles. Relajada, corrió al lado de
su mami, le dio la mano regordeta, y volvieron a casa, donde le esperaba una
rica cena.