Camino del coche Sofía va pisando las
hojas, que crujen con cada uno de sus pasos, y aunque no vemos hacia
dónde nos dirigimos, poco a poco empieza a vislumbrarse nuestro
destino.
La luz de las farolas hace que la sombra de Sofía entre la
niebla esté distorsionada. ¡Parece un animal mitológico! Le gusta
compartir esos instantes con mamá, que sigue siendo una niña. Para
ellas es como estar inmersas en una gran nube de algodón muy puro,
sobre el que se podrían tumbar a dormir si no fuera porque por las
mañanas hace frío.
La niebla se deposita sobre los cristales de los
autos y las pequeñas gotitas les dan los buenos días desde fuera
cuando por fin están las dos calentitas dentro del coche.
Imagen de mpancorbo (CC-BY)