El tiempo ha ido avanzando
mientras nosotros convivíamos con el pañal y la visita cada hora y media al
orinal. Mollete casi dominaba el asunto en la guardería, a pesar del paso atrás
que dimos hace aproximadamente un mes, cuando no quería ni que le mentáramos la
palabra orinal. Pero en casa… la historia era otra: era mucho más rebelde. Y como
tampoco queríamos obligarla a sentarse en el orinal para que no pasase a tener
una relación de odio con el mimo, pero tampoco daba el paso de regularizarse a
lo largo de todo el día, su profe de la guarde nos sugirió que pasáramos a
quitarle el pañal a pesar de que los primeros días quizá tuviésemos abundantes
perdidas. Y así lo hicimos.
Y claramente es el empujoncito
que le faltaba. Por supuesto que no lo ha dominado todo de golpe y algún pis que otro se
ha escapado, pero lo hace bastante bien y es ella misma quien de vez en cuando
dice: ¡pis! Y esto que aparentemente es tan práctico, a veces trae confusiones. Ayer íbamos en el coche y le oigo
decir “pis, piiiiis” muy insistentemente. Y yo en plan: “aguanta cariño, que ya llegamos”, (porque estábamos muy cerca en realidad), en plan Carlos Sainz en pleno rally pero sin un Luis Moya de apoyo, esquivando coches torpes y lentos, con mil ojos para no llevarme a ningún peatón por delante, mientras se me venía a la mente la imagen de su padre cabreadísimo porque la niña se había hecho pis y no le había puesto en la silla el empapador a pesar de que el pobre no hace más que recordármelo. Y
cuando por fin llegamos a casa (todo el trayecto diciendo “piiiis, piiiiis”) le
oigo decir claramente: “Luiiiiis, Luiiiiiis”, que es un amigo suyo al que
quiere ir a ver. Bueno… por lo menos habíamos llegado a casa antes de lo
esperado, que yo tenía mucha hambre… =)
Lo que aún no domina es el tema
de la caca. Poco a poco. A ver cuando la recoja dentro de un rato qué avances
tenemos para hoy.
Como conclusión, pues he
aprendido que a veces lo que necesitan es que les lancemos sin red debajo (que
se me entienda, ¿eeeeeh?) para terminar de coger confianza. Aunque confianza a
esta niña no le suele faltar…