Redes

                                                                                                       

Mi hija llora. "No cedas", me dicen... ¿Y el beneficio de la duda?

miércoles, 23 de noviembre de 2016

No cedas, que lo volverá a hacer, me decía...

Mollete se ha levantado llorando desconsolada. Que la lleve al colegio, me pide, lo que me resulta imposible. Todavía de un día para otro, avisando en el trabajo... pero en el mismo día se convierte en algo complicado de resolver. Trato de hacérselo entender, pero tiene 4 años...

Crying. Imagen de James.
Nunca me había hecho esto antes. Sí hubo una época en que lloraba y decía que no quería ir al colegio. Fue una etapa difícil que hubo que trabajar, pero en ese momento el mensaje era claro: no quería ir al colegio, por los motivos que fuera. Pero esta vez no era eso, quería que YO la llevara al colegio. Al decirle que era imposible, me miró mientras seguía llorando y me dijo que entonces me acompañaba al trabajo... le conté todo lo que podríamos hacer juntas por la tarde cuando volviera del hospital, para que viera que yo iba a regresar a estar con ella, pero no, insistió: no quiero separarme de ti, decía desgarrada.

No cedas, me decía la persona que tenía al lado. Y cuando tienes a alguien al lado mandándote esos mensajes, es difícil actuar como tú harías, porque incluso te hace dudar de si tu criterio es el más adecuado. Pero yo no consideraba que llevarla al colegio fuera ceder. Me lo estaba planteando seriamente porque veía dolor en las palabras de mi hija.

No sé si quizá tuvo un sueño desagradable que le trajo la mala sensación de que, por lo que fuera, yo me iba a ir o no iba a estar con ella, y por eso insistía en estar junto a mí. O quizá notara que este último mes, entre que la peque ha estado malita día sí y día también, con lo que supone el quedarse en casa con mamá o papá y muchas atenciones cuando regresamos a casa, y que mis horarios este mes son de locos, pasando muchas horas en el hospital por el tratamiento del abuelo, he estado muy poco tiempo con ellas, sobre todo con Mollete. De modo que ella, realmente, tenga falta de su madre, de que pase más tiempo con ella

Pero es que aunque me hubiera equivocado en mi teoría, ¿no tiene todo el mundo derecho al beneficio de la duda? ¿Por qué presuponemos cosas de los más pequeños, si es algo que sabemos que no debemos hacer con nadie? De entrada la voy a creer, claro que sí. Voy a creer que mi hija tiene una necesidad fuerte de mí en ese momento, como puedo yo tener una necesidad real de un abrazo en momentos de bajón, porque no es un comportamiento ni normal ni habitual en ella. ¿Por qué voy a creer de entrada que me está manipulando? Entiendo que es en el caso de que esa conducta se repitiera cuando habría que tomar medidas. Quizá no la de ceder e ignorar, sino de pensar en porqué mi hija se comporta así. No quitarnos toda culpa o responsabilidad y pensar directamente que son artimañas de los niños. ¿Por qué vemos tan normal pensar mal de entrada de los niños?

Me reconfortó muchísimo contárselo a mi padre y que opinara como yo.

Ah, y por cierto. Cedí. De hecho, salí a llevar a la peque a la escuela infantil y ya de vuelta llamé a casa para confirmar que iba a llevar a Mollete al cole, y el escuchar su voz diciendo de fondo al teléfono: ¿Es mamá? ¿Viene a por mí?, con esa alegría, con esa sensación de haber recibido el premio más grande del mundo, me confirmó mis sospechas de esa necesidad que ella sentía y a mí me dejó satisfecha con la decisión tomada.