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¡Más premios! :D ¡GRACIAS!

viernes, 7 de junio de 2013


Parezco el conejo blanco de Alicia en el país de las maravillas: que llego tarde, que llego tarde, que llego tarde... Las pasadas semanas he tenido la suerte de recibir nuevos premios: ¡¡Muchas gracias a Pao, la mamá de Muriel, y a Lorena, de Cómo llegar a Sebastopol!! Ay, que a mí estas cosas es que me hacen una ilusión tremendas :D ¡¡GRACIAAAAS!!

El 28 de mayo Pao era generosa repartiendo los premios Liebster Award, cuyo objetivo es difundir blogs con menos de 200 seguidores, para que sigan adelante con sus maravillosos proyectos.



Para poder recogerlo hay que hacer 11 confesiones sobre uno mismo. Pues allá voy...
  1. Soy muyyyy desordenada. Pero mucho mucho muuucho.
  2. Me encanta el sentido del humor. Me gusta usarlo cuando hablo, en mis conversaciones cotidianas. Pero me refiero a "humor inteligente", no a estar contando chistes cada dos por tres, porque, entre otras cosas, se me da fatal contar chistes.
  3. El fútbol es una de mis pasiones: voy cada 15 días a los partidos de mi equipo. Ya lo confesé una vez, y lo digo de nuevo: ¡Real Madrid hasta la muerte! :D
  4. Me encantaría ser buena fotógrafa. Y aunque no lo soy, me gusta ir por la vida haciendo fotos.
  5. Me equivoqué de profesión. Soy sismóloga, pero creo que sería más feliz si pudiera vivir de algo que hiciera con las manos. Disfruto mucho haciendo manualidades: desde tejer, al bricolaje, pasando por la papiroflexia. ¡Cualquiera de estas cosas u otras parecidas, me entusiasma!
  6. Soy muy tiquismiquis en cuanto al lenguaje se refiere. ¡Hay que hablar bien! Y no me refiero a no decir tacos y esas cosas, porque soy la primera que echa por la boca sapos y culebras. Sino a usar los verbos correctamente (¿dónde quedó el subjuntivo? La gente se olvida de él...), evitar el laismo, por ejemplo, tan típico de Madrid y en el que a veces incurro, y esas cosillas.
  7. Tengo muy mal genio. Sí, fatal... pero también es verdad que aunque primero me viene el pronto, luego se me pasa y el problema que lo detonó pasa a un segundo plano.
  8. No soy nada rencorosa. Perdono todo. Quiero llevarme bien con la gente y por eso doy mi mano a torcer casi siempre. Y no me supone ningún problema.
  9. Me encanta tirarme al suelo a hacer el gamberro con Mollete. Claro, luego querré que me salga calmada, jaja, pero es que ahora es el momento. Si no aprovecho estos ratos, los habré perdido para siempre.
  10. Me da pánico cortarme el pelo y no me atrevo a un cambio de look. Pero pavor del bueno...
  11. Soy muy llorona. Siempre lo fui, pero desde que soy madre, aún más.
Además de estas confesiones, para recoger el premio hay que agradecérselo a la persona que te lo concedió, y seguir al menos al blog de dicha persona; conceder el premio a otros 11 blogs con menos de 200 seguidores, e informar a todos los galardonados. Allá va:

El premio que me concedió Lorena el 2 de junio es a los mejores seguidores. ¡Gracias! Es la segunda vez que me lo otorgan y ¡me sigue alegrando el día!


Para recogerlo, tengo que contestar a 10 preguntas sobre mí, que ya contesté en su día, pero lo vuelvo a comentar:
  • Edad: 33 castañas recién recogidas del árbol ;)
  • Horóscopo: Aries. Cabezota, cabezota y cabezota...
  • ¿Dulce o salado? Salado... siempre salado: ¿tarta o tortilla? Tortilla. ¿Ensaimada o empanada? Empanada. ¿Huevos o helado? Huevos, jajaja. Bueno, de vez en cuando algún dulce, pero la mayoría no me gustan.
  • ¿Hobby? Adoro leer, aunque últimamente no tengo suficiente tiempo. Y viajar, aunque últimamente no tengo suficiente dinero...
  • ¿Qué te inspiró a hacer el blog? Pues el tener cosas en la cabeza para arriba y para abajo. Conversaciones que mantenía conmigo misma, y por no volverme loca pensé que era más sano compartirlo con los demás.
  • ¿Eres una profesional del mundo del maquillaje o de la moda? No. Es más, soy un desastre. Me encantaría que se me diera bien, pero creo que hay gente que no nacemos con esas capacidades...
  • ¿Tienes canal de youtube? Nop.
  • ¿Tu canal favorito de Youtube ó blog de maquillaje y nail art? Uy, ninguno. Es lo que me falta, jajaja.
  • Tu perfume favorito: Nunca he tenido un perfume o colonia de cabecera... rara vez me pongo alguno... en todo caso, cosas fresquitas que no empalaguen.
  • Un básico de maquillaje sin el que no podrías salir: ya os he dicho que yo de esto... nada de nada. Pero de elegir, lápiz de ojos para el contorno. Es lo único que de vez en cuando me gusta ponerme. ¡Qué desastre soy! :D

La maternidad de la A a la Z: F de flipar

jueves, 6 de junio de 2013


No sé muy bien cómo introducir esta entrada... F de flipar. Sí, de cómo flipé cuando llegué a casa con Mollete. Y mira que es algo que deseaba con todo mi corazón... y tuve 9 meses para hacerme a la idea, pero ¿de verdad esos 9 meses son suficientes para los padres primerizos para asumir e interiorizar lo que se les viene encima? Sinceramente, creo que no.

El hospital fue un poco como el camarote de los hermanos Marx (aunque ya hubiera deseado yo comer por lo menos un huevo duro los días tras la cesárea, que pasé más hambre que los perros chiquititos), en contra de mis deseos. Las únicas lágrimas de desesperación que he soltado durante mi maternidad han sido el 22 de febrero de 2012, cuando yo lo único que quería era tiempo y calma para poder seguir conociendo a mi pequeña. El primer día me respetaron bastante... pero el segundo ¡parece que se abrió la veda! Yo sentada en el sillón, sin moverme mucho porque la cicatriz me tenía un tanto cohibida; mi hija en la cuna rodeada de caretos de gente, o de brazo en brazo, sin decir ni mu y aguantando el chaparrón. Yo la quería coger pero no me podía levantar, y con el barullo no me escuchaban decir que quería cogerla yo un rato, que acababa de conocerla y llevaba 9 meses esperando ese momento... Les perdono a todos, porque sé que solo tenían buenas intenciones y querían compartir nuestra alegría por la llegada del bollito, pero aquello fue demasiado para mí.


En el hospital, como venía diciendo (es que siempre me voy por las ramas, leches), era todo muy irreal, y no alcanzaba a valorar la magnitud de lo que tenía entre manos. Simplemente me limité a dejar pasar el tiempo. Pero llegamos a casa y, de repente, me di cuenta del lío en el que me había metido : sobre el cambiador había una criaturita de 52 cm, gordita y llena de rollitos; con las piernas encogidas y mirada perdida (por no decir: con la bizquera típica de los bebés, jaja); con un body friki totalmente incomprensible para ella, que su madre le había hecho. No se movía especialmente, ni hacía grandes ruiditos. Simplemente movía su lengüecilla, tanto tanto que parecía que se le iba a desenroscar. La miré. ¡Y flipé! Son de esos momentos en que se te para el mundo, y deja de existir lo que te rodea. Solo estás tú, ahí, quieto, con Mollete delante. ¡Y volví a flipar! ¿Qué hago yo ahora con esto? ¿Dónde lo pongo? ¿Seguro que sabré identificar cuándo quiere comer? ¿Cómo sabré si le duele algo? ¿Sentirá todo todo todo lo que la quiero? ¡Jobar, que es mi hija! ¡Qué fuerrrrrteeee! Y lo que es peor, ¿qué espera ella de mí? ¿Cómo se supone que tiene que ser nuestra relación? ¡Anda, que lo mismo tenía que haberlo pensado más, que ya no hay vuelta atrás! Que la peque por fin y definitivamente está en ese cambiador, que llevaba vacío varios meses.

Pero era taaan mona y taaan graciosa, con esas muecas que hacía (lengua parriba, lengua pabajo), que me dieron igual todas las preguntas metafísicas que me habían ido surgiendo, y decidí que lo que iba a hacer era disfrutar de esa niña y pasar buenos ratos con la pequeñaja, a la que, lo más curioso de todo, tenía la sensación de conocer de siempre.

Cómo me siento frente al #8J

martes, 4 de junio de 2013


Sé que no soy la primera ni la última que escribe sobre el llamado “gran acotencimiento del año”, es decir, el I Encuentro de madres blogueras organizado por Madresfera y Yo Dona el 8 de junio de este presente año. Sé que ni siquiera soy original en la manera de comenzar esta entrada, pero bueno, es que tampoco había mucho donde rascar y yo necesitaba expresar mis disculpas por tratar un tema quizá tan manido últimamente, poco novedoso. Pero es que este evento me ha hecho reflexionar. ¿Y por qué?

Básicamente decidí ir a este evento porque gracias a este mundo blogueril en el que me muevo desde hace solo 3 meses, he conocido a gente que, sinceramente, me ha caído muy bien y creo que son personas que merecen la pena conocer en persona si se da la oportunidad. Aún a riesgo de romper el encanto que tiene esto del mundo virtual por el mero hecho de ser eso, algo irreal. Pero salvo por esto -algo que me parece muy importante, por lo menos para mí-, siento que no pinto demasiado allí. En principio es un encuentro para madres y padres (creo) blogueros (aunque en el cartel diga encuentro de madres blogueras), y aunque yo no me considero tal, sino una simple mortal que siente la necesidad de poner por escrito lo que pasa por su cabecita (para mí el sentirse bloguero implica algunas condiciones más, aunque no sé muy bien cómo explicarlo....), parece este evento el ambiente adecuado para este animalito.

Madresfera #fiesta8j

Pero cuando veo cómo lo está enfocando mucha gente, tanta preparación, incluso tarjetas de visitas, la relación con las marcas (por cierto, una reflexión muy interesante a este respecto la hizo hace poco el papá de los dos monstruitos)... pienso que no es mi lugar (quizá sean estas cosas las que, si me sintiese bloguera de verdad, me motivarían como al resto). Y ¡ojo!, que no critico que algunas personas se lo tomen así, ¡ni mucho menos! Solo digo que a mí no me sale de esta manera. Aspiro a ir cómoda, con mi timidez por delante (capaz soy de volver a casa sin haber hablado con nadie), y charlar con esas nuevas personas que me han calado en las redes sociales. No busco nada más profundo. Quizá alguna charla me aporte algo, ojalá Pero no aspiro nada más que a pasar un día agradable.

El día se acerca y bueno... espero poder sentirme finalmente cómoda...

150 palabras: los peces de colores.

domingo, 2 de junio de 2013


Dormitaba a la sombra de un tilo, en una tarde de verano en que se oían de fondo los bichitos y olía a calor. Sofía esperaba a que dieran las 7, su número favorito, para ir al estanque de la casa de Jimena a ver los peces blancos y rojos que nadaban caóticamente de un lado para otro. No se despistaría porque a las 7 las campanas de la iglesia comenzaban a sonar como locas. Hoy iría a ver a Jimena sin peinar, porque había olvidado echar el neceser con el cepillo a su mochila. Pero bueno, era verano, estaba de vacaciones. ¡Parecía que había excusa para todo!

Y comenzaron a sonar: ¡tolón, tolón, tolón!... Se levantó de un salto, y corriendo se plantó en casa de Jimena en un santiamén. Su mamá había hecho limonada, ¡qué buena! Estas pequeñas cosas son las que hacían especiales las tardes de verano.

La maternidad de la A a la Z: A de adaptación.

jueves, 30 de mayo de 2013


A de adaptación. De esa capacidad de adpatación que desarrollamos sin apenas darnos cuenta.

Siempre he sido muy flexible, pero debo reconocer que había momentos sagrados que nadie debía tocarme. Por ejemplo: cada 15 días iba al Bernabéu a ver a mi Real Madrid. Sí, aquí donde me veis soy superfutbolera. Espero que esto no cause desertores, jaja, ni por la afición en sí, ni por el equipo. Me gusta compartir mi afición con gente de cualquier equipo. Sí, incluso del Barça. :D

Pero no me desviaré. Antes llegaba el sábado o el domingo y si había fútbol, ya podían ofrecerme el plan que fuera, que si podía pasarme antes o después del fútbol lo haría. Y si no, pues se sentía mucho, pero... Es cierto que tomé esa decisión cuando llegó esa edad de planes todos los fines de semana y empecé a ir a algunos sí y a algunos no renunciando a algún domingo de fútbol, pero no a todos. Pero eso mosqueó a mucha gente que me interrogaba sobre por qué unos planes sí y otros no, que en qué me basaba para decidir. No me gusta dar explicaciones ni que me las den. Siempre he creído que hay que respetar la decisión del otro de entrada, así que decidí que ante tan absurda e infantil actitud no iba a dar pie a que se repitiera: ya no iría a ningún plan si había partido en el Bernabéu.

Bien, pues ese era uno de mis momentos sagrados. Otro era el de ver una película vagueando después de comer, repanchingada en el sillón. No importaba la calidad de la película. Eso era lo de menos. Lo importante era ese momento de no pensar en nada, destensar los músculos. No todos los días. El sábado era el día propicio para eso. ¡Qué relax, qué desconexión, qué necesidad!

O esos días de quedar un sábado desde primera hora hasta la noche con los amigos para hacer un maratón de películas, o jugar a mil juegos de mesa... sin dar explicaciones a nadie, aislados del mundo (ya hablaban de esto Criando Pekemons en su entrada de la semana pasada).

Y ahora, sin necesidad de pensarlo ni de sentir que estoy renunciando a algo, no voy al fútbol un domingo por la tarde porque me voy con mi peque a dar un paseo y a jugar al campo. O el sábado después de comer no me puedo repanchingar porque Mollete quiere juerga, atención y mimos. Y aunque estoy derrotada me echo al suelo a tirar bolas por rampas como si me fuera la vida en ello, y no me acuerdo de que podría estar estirada en mi sillón con la mantita.

Puedo hacer mis planes ideales de la semana, pero me adapto al horario que va surgiendo: la cena de hoy la haré cuando la peque decida que es un buen momento para entretenerse sola, y si hoy no es el día ya cenaremos lo que podamos. Y si de repente sale el sol y aprovechamos a salir a la calle, pues ya haremos los recados mañana, que ya será otro día.

Me adapto también a que la gente quiera vernos cuando a mí no me apetece, porque quiere estar con Mollete. Pues sin más problema recogemos y vamos para allá, sin darme tiempo si quiera a resignarme a ver a aquellos que no me apetece mucho en ese momento.

Y todo es así.Adpatación tras adaptación. Somos padres camaleones (algunos un poco más guapos ;) , como ya decía Trimadre a los 30 en una de sus primeras entradas del carnaval. Y bueno, menosmal. ¡Porque si no sería para volverse loco! (vale, de esto no nos libranadie, pero ya me habéis entendido).