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La maternidad de la A a la Z: X de cruz.

jueves, 26 de septiembre de 2013


Esta entrada de hoy va emparejada inevitablemente a la otra perteneciente a este diccionario y que también se publica hoy: la V, de visto bueno.

Tanto la V como a la X se refieren a los símbolos que solemos poner al lado de los elementos de una lista: una V para aquello que nos parece bien y una X para lo que no nos gusta y no queremos. Recomiendo empezar por lo malo, la X, para quedarnos con el buen sabor de boca que siempre aportan las cosas positivas.

Ahí va mi lista de cosas negativas que me han pasado durante mi embarazo y maternidad, o de las que me he dado cuenta en estos períodos:

- X a mi encabezonamiento en no leer nada de nada durante el embarazo. Sigo pensando que el embarazo y la maternidad son cosas naturales que al final nos salen de dentro y para las que todos estamos capacitados. Por eso no quería leer nada al respecto: estaba convencida de que sería capaz de hacerlo por mí misma y si no, llegado el caso, pediría ayuda y consejo a la persona que considerara más adecuada para ese problema particular. Y aunque estoy contenta con esta decisión en cuanto a la parte de maternidad y crianza se refiere, en las que he sido capaz de coger el rumbo que la naturaleza y el instinto me han ido mostrando (aunque ahora sí que lea para completar el conocimiento, pero una vez que mi instinto ha elegido el camino que quería llevar), no lo estoy tanto en cuanto al momento del parto se refiere. Mollete no quería nacer y a la semana 41 y 3 días me intentaron provocar el parto. Parece que no dilataba bien y el asunto acabó en cesárea. Quizá si me hubiera informado más hubiera sabido que el hecho de poner la epidural puede frenar el progreso del parto. Y quizá me hubiera percatado de que en el hospital tampoco me estaban dando suficiente tiempo para dilatar a raíz de las experiencias vividas por otras amigas (y estoy hablando de ausencia de sufrimiento fetal). Quizá sin esos dos factores mi parto hubiera progresado y Mollete hubiera venido al mundo por parto vaginal. No tengo pesar de que haya sido cesárea. Claro que hubiera preferido parto vaginal, por muchos motivos, pero es como se desarrolló todo y así lo acepto. Quién sabe, quizá sin la cesárea ni mi hija ni yo estaríamos ahora en este mundo porque aunque yo crea que el parto con más tiempo y sin la epidural tan pronto hubiera progresado, quizá no hubiera sido así.

- X al personal sanitario que me atendió tras el nacimiento de la pequeña. A mi ginecólogo, el que me llevó el embarazo, le pondré una V en la otra lista, pero no puedo hacerlo con las enfermeras y auxiliares que me atendieron en el hospital porque, aunque fueron siempre amables y de trato educado, me desanimaron con la lactancia. De entrada ya me dijeron que por tener el pezón plano no podría dar el pecho a mi hija más de 2 meses, si llegaba... No me desanimé, porque sobre ese tema sí había leído (lo que me reafirma en ponerme una X en no haber leído más sobre el parto), y salí dispuesta a ignorarlas. Pero el día que fui a urgencias por la subida de la leche (pequé de novata y aunque sabía que el pecho podía endurecerse me dio la sensación de que se ponía demasiado demasiado duro) la ginecóloga que me vio y la enfermera que estaba con ella volvieron, amablemente y de modo educado, a la carga con ese tema. A veces me dan ganas de pasarme por allí y decirles que con 19 meses mi hija y yo seguimos felices con nuestra lactancia y sin necesidad de usar las pezoneras que nos acompañaron en el primer mes y medio. No por venganza ni nada de ese estilo, no vayáis a malinterpretarme, sino para pedir que en lugar de minar la moral de las madres ofrezcan la ayuda necesaria para superar los problemas asociados a la lactancia, porque se puede lograr. Yes, we can! - que decía el "salvador" del planeta.

- Otra X para las personas que critican a las madres que dan el pecho cuando consideran que sus hijos son demasiado mayores.  No tienen ni idea de qué va el tema.

- Y otra X a las que critican a las mujeres que dan biberón a sus hijos, así porque sí, gratuitamente.

- X también para los que te miran mal y les molesta que no sigas sus consejos, que amablemente has escuchado, pero con los que no comulgas o no crees que sean los adecuados para tu manera de criar y educar a tus hijos. Los consejos no son obligaciones, son simplemente un parecer. Y se agradecen las buenas intenciones que tiene la persona que te los da, claro.

No me gusta remover mierda, que se dice. Supongo que siempre prefiero quedarme con lo bueno y por eso quizá ahora no sea capaz de añadir más cosas negativas a esta lista. Me voy a la lista de lo bueno para equilibrar la balanza.

Bugaboo cameleon: mi opinión.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Son 18 meses los que tiene ya Mollete y creo que tengo bastante experiencia tanto como con el Bugaboo Cameleon como con la silla de paseo, que es MacLaren. Dos productos con mucho nombre, de los que he obtenido una satisfacción totalmente diferente y opuesta.

En esta entrada trataré de plasmar mi opinión sobre el Bugaboo Cameleon. Y es sólo eso, una opinión de una persona que tiene sus propios gustos y manías; no es nada profesional ni técnica. Pero es fruto de la experiencia vivida.

¿Por qué nos decidimos por este modelo? Muchos amigos lo tenían y es cierto que se ve mucho por la calle. Lo suyo sería pensar que lo que abunda es porque es bueno, pero todos sabemos que a veces las modas nos dejan tontos y no pensamos. Por eso y porque éramos novatos y teníamos esa ilusión que te capacita para hacer una tesis doctoral en carros de bebé y lo que haga falta, miramos otros antes de decidirnos por este, que al final resultó un regalo.

Entre sus pros veo la manejabilidad: con una sola mano voy y vengo que da gusto. El cochecito gira sin apenas esfuerzo y puedo reconducirlo fácilmente por la senda correcta. Muchos pensarán que este dato es absurdo porque los carros se llevan con las dos manos, pero ¡ay, las situaciones que pueden darse en la vida! Yo he vuelto cargadísima de la compra, con un montón de bolsas pesadas, de modo que no me quedaban muchas fuerzas para ir manejando el carro. Recuerdo otra vez que llevé a la peque a la guarde y llevaba una mochila, dos bolsas cargadas en una mano y en la otra un cesto con un tronco de Brasil de mi altura. Aunque no os lo creáis es cierto. Y dentro de lo aparatoso de la situación pude llegar al coche bastante fácilmente, sin pegarme con el carro.

Otro pro es que es bastante ligero, o por lo menos a mí me lo parece. Fundamental a la hora de empujar y de cargarlo y descargarlo en el coche, que en mi caso eran varias veces al día. Son 9.6 kg, muy a la par que el Avio de Inglesina (9.5 kg) que tienen unos amigos y que nos ha sorprendido muy gratamente, algo más ligero que el Trío de Chicco y lejos de los 13 kg de algunos modelos de Bébécar, por poner algunos ejemplos. 

Para quien le guste el tema de la personalización, es muy personalizable, tiene muchos colorines y accesorios. A mi modo de ver esto no es importante, pero cada uno es un mundo. Y las opciones ahí están, para el que las quiera.


Otro factor que me impulsó a comprarlo es que una amiga me dejaba para el coche un Maxi Cosi que tenía adaptadores para el Cameleon. Un punto más a su favor.

El precio echa mucho para atrás. Sí no me equivoco, en España lo vende tan sólo un distribuidor, lo que le permite poner los precios que se le antojen, a mi modo de ver desorbitados. Pero cuando nosotros lo adquirimos lo vendían en una web holandesa, Baby trader, y con los gastos de envío incluidos nos ahorramos unos 300€. Esta página ya no lo trabaja y en el resto de productos no hay tanta diferencia de precio.

Un contra claro es que plegado ocupa mucho y se come el maletero. No me llamáis exagerada, que igual que os digo que sí que cabe en un Clio os digo que echa a perder el maletero de un Altea XL. Hombre, le puedes quitar las ruedas y la cosa mejora bastante, pero esto no es que sea una solución cómoda. Hay otros modelos que se pliegan más, dentro de que no puedes pretender que un capazo de pronto se minimice y parezca que no lo llevas en el maletero...

Hay gente que se queja de la mala calidad. Nosotros sólo hemos tenido problemas con la barra en la que se cuelgan los juguetes: se rompió el broche de uno de los lados, pero el servicio técnico funcionó muy bien. La única pega fue la tienda a la que pedimos que llevaran el recambio para recogerlo, que cambió de ubicación durante el proceso y no se molestó en avisar de este dato ni en avisarnos cuando llegó la barra. Tampoco cogían el teléfono. Fue muy molesto, la verdad, aunque finalmente conseguimos la barra. Pero Bugaboo funcionó muy bien. Por lo que vimos más adelante el tema de la barra debía de ser un problema de fabricación porque al cabo de los meses nos avisaron de que podíamos solicitar gratuitamente una barra nueva. Cosa que aprovechamos, faltaría más.

Como conclusión diré que de haber tenido que comprarlo a precios españoles supongo que no lo habríamos hecho a no ser que nos sobrara el dinero (y habría que verlo, porque a mí eso de pagar más porque sí... como que no me va), porque creo que en el mercado hay otras marcas muy competentes, con importes más bajos y con la silla del grupo 0 del coche incluida. Pero desde luego yo estoy muy contenta con el resultado.


Correr en libertad

martes, 24 de septiembre de 2013

Envidia es lo que siento cuando la veo correr, levantando sus pies más de lo debido, torpona, dejándolos de nuevo en el suelo sin medir la fuerza con la que los deposita. Echa a correr por el pasillo, la calle o el parque, y suena como si viniera toda una caballería, pero de elefantes.

No le importa a dónde va, ni cuánto tardará. Solo comienza a correr loca de velocidad, con el flequillo al viento, los brazos descontrolados o dejándolos atrás y una gran sonrisa de oreja a oreja. Se para, se pone la mano en la boca y echa una risita mientras se agacha tímidamente. Pone cara de pilla. Se gira y vuelve a levantar los pies para entregarse de nuevo a la carrera.

La envidio. Eso es libertad. La sensación de hacer las cosas por placer, sin preocuparse de nada más.



150 palabras: El bergantín justiciero (cordel, rumbo y brújula)

domingo, 22 de septiembre de 2013


¡Adelante, mis piratas justicieros! -gritaba con total convencimiento la Capitana Sofía, sosteniendo la brújula de latón que colgaba del cordel.

Un papagayo descarado canturreaba canciones piratas, martilleando la cabeza de todo el que iba a bordo. Con el rubio pelo al viento, la Capitana dirigía el bergantín a golpe de timón. Lo sujetaba con fuerza mientras inspiraba el húmedo aire que acto seguido empapaba sus pulmones. Disfrutaba con cada bocanada y saboreaba el olor mezcla de agua y de sal.

¡Rumbo a la Aurora Boreal! – indicaba a su tripulación. Es allí donde descansa el Caballero Don Lorenzo.

Os preguntaréis porqué Sofía quería llegar hasta allí. Pues bien: en los aposentos boreales se peina el Sol cada noche y sus rizos dorados y juguetones son recogidos por pizpiretas luciérnagas que los guardan en pequeñas cajitas de cristal con el fin de repartir su calor entre los corazones más tristes y fríos.



¿Cómo está Aroa?

viernes, 20 de septiembre de 2013

Hola a todos,

esta entrada no tiene más que un propósito informativo. Muchos me preguntáis por Aroa y me pedís que os cuente cómo va. Parece que el último medicamento que quedaba (los 5 anteriores no hicieron nada, solo daño) está funcionando. Hace unos días fueron a la revisión al hospital y esto es lo que contaba Aroa por boca de Inma, su mamá:


¡Hola a todos! ★☆★

Tengo bueníiiiiiiisiiiiiimaaaaas noticias: la analítica ha salido perfecta ,el electro también y han echo un frotis del hickman; estamos esperando que lleguen los resultados en dos o tres días. Los médicos se han puesto muy contentos de que coma tres papillas diarias, me han bajado la parenteral y me han alargado el tiempo de parada. Mis médicos están asombrados de mi mejoría pero también han advertido a mamá de que puede haber algún pasito para atrás, hay que estar pendientes.... pero aún así mis papás están CONTENTÍSIMOS... ¿y vosotros?

Son muy buenas noticias. Desde luego hace 9 meses la pequeña estaba ingresada y los médicos les daban pocas esperanzas. Hoy por hoy, aunque aún queda un largo camino, Aroa va mejorando y la familia junta ha comenzado una nueva vida en Madrid. Siguen necesitando ayuda, pero el solo hecho de que las cosas vayan mejor hace que se enfrenten al día a día con otro espíritu. Da gusto ir a visitarles A CASA y verles un brillo nuevo en los ojos, y no la tristeza que antes les tenía invadidos. Todo va mejor, ¡¡y mucho mejor que seguirá yendo!! El sábado 14 de septiembre Aroa cumplió un año, algo que sus padres llegaron a dudar que fueran a ver, y ¡¡aquí está!!

Y ya sabéis, si queréis saber de primera mano cómo sigue Aroa, o si queréis echarles alguna mano (siguen necesitando ayuda), visitad su página web AQUÍ.


¡¡ENHORABUENA POR LOS AVANCES, FAMILIA!!

SOS: ¡Se me escapa el niño del arnés de la silla del coche!

La primera vez que Mollete sacó los brazos del arnés de sujeción de la silla del coche pensé que sería algo puntual y que no sería tan habitual que los niños hicieran eso. Pero en cuanto le echas un poco de tiempo en internet y entras en blogs y foros de padres ves que es algo muy habitual. Me pareció un tema interesante como para tratar en el Iron blogger de Y papá también, y aquí está.

La verdad es que les entiendo perfectamente (a los niños, me refiero), porque no es nada agradable estar ahí aprisionado pegado al respaldo, cuando lo que quieren es incorporarse para mirar por la ventanilla, que es lo que hace principalmente Mollete. Pero lo que no me entra en la cabeza es que las diferentes marcas que hay que fabrican estas sillas de auto no hayan sido capaces de superar este problema y les parezca algo tan normal. Porque si cerca del 70% de los niños lo pueden hacer es que hay algo que falla en el diseño.


Da más rabia cuando te has gastado bien los cuartos en adquirir una silla de las que aparecen como seguras en las listas del RACE y similares: típica búsqueda padre-novato-preocupado que navega por internet horas y horas para buscar la solución a sus problemas, uséase, nosotros. Se hablan maravillas de Römer. Varios amigos estaban muy contentos con sus sillas, y como nos parecen gente cabal y con dos dedos de frente les hicimos caso y tras las horas de navegación 2.0 nos decidimos por esa marca. Y bueno, ya sé que no es problema de Römer en particular sino de casi todas las marcas de sillas en general.  En fin, que nos lanzamos a por una Römer Safefix, que por supuesto presenta este problema del escapismo infantil. Como es habitual en nosotros lo compramos en Amazon, donde los precios de los trastos infantiles son muchos más decentes de los que se gastan en España. De verdad de la buena, incluso con gastos de envío incluidos la mayoría de las veces merece la pena. Vale que depende del aparato en sí, pero nuestra silla costaba  por aquel entonces como 410€  es España y la compramos por 333€. Y oye, es un ahorro... Tanto que para un regalo posterior en abril del año pasado operamos del mismo modo... Ahora creo que están algo más baratas en España.


Una vez localizado el problema me puse a darle al coco y en mi mente apareció una solución muy sencilla que tenía que funcionar, pero antes de ponerme manos a la obra y emplear tiempo y poco dinero, y por casualidades de la vida, di con un aparatejo que prometía resolver mis problemas. Lo estudiamos bien y cierto es que aparentemente tenía los ingredientes para evitar que Mollete escapara del arnés. El asunto se llama 5 point plus. Es un trozo de tela reforzada que se pone por la espalda y se engancha a los tirantes del arnés por detrás y se enrolla por los tirantes de delante dejando solo un pequeño hueco para sacar los brazos, de modo que el niño no puede escapar de allí. Así dicho no os he aclarado nada, ¿verdad? Lo mejor es que veáis una foto:



¿Mejor? Como idea es muy ingeniosa y tiene que funcionar bien en la mayoría de los casos. Si os interesa podéis conseguirlo en Eureka kids por 40€ la talla 1 (18 meses hasta que cumple 3 años) y 36€ la talla 2 (3 años hasta que cumplen 5). Pero para nosotros tampoco sirvió, porque los tirantes de nuestra silla tienen una parte muy gruesa que no se puede cambiar de posición y el velcro del 5 point plus no se llega a cerrar, de modo que Mollete se salía igual. Al principio pensé en llevarla al circo como la nueva Houdini, pero luego me di cuenta de que poniéndoselo tan abajo como yo había hecho para que el velcro pudiera cerrar ella nuevo tenía muuucho espacio para salir de allí.

Total, que tuve que retomar mi idea casera primitiva, que no es más que una tela que se cierra con velcro por debajo, algo así:



Esa es la versión 1.0. Más simple que el mecanismo de un botijo, pero ahí está, que la niña ya no se me escapa. Y más económico. Bien de velcro para cerrar, y ¡¡listo!! Ahora la adornaré un poco viendo que funciona, por aquello de que sea algo más mono, pero vamos, eso ya no influye en absoluto en la eficiencia de la solución.

La maternidad de la A a la Z: Z de zenit

jueves, 19 de septiembre de 2013

Hoy no puedo comenzar de otra manera que no sea haciendo referencia a Miriam, nuestra anfitriona de esa casita morada que nos acoje siempre con un abrazo. Son unos días duros para ella y desde aquí quiero mandarle un abrazo grande, mullido y cariñoso. ¡Ohana, amiga!

La palabra que he elegido hoy es zenit. En parte porque sigo con mi empeño de quitarme las letras difíciles, pero lo cierto es que siempre me gustó. Estuvo muy presente a lo largo de mi carrera. Yo soy fí­sica y me especialicé primero en astrofísica y luego en geofí­sica (se ve que me daba pereza comenzar a trabajar). Cuando estudiaba las asignaturas de astrofí­sica era muy común hablar del zenit, que la RAE define como (bueno, en realidad te remite a cenit o cénit, pero la primera vez que lo vi escrito fue con Z y me sedujo: ¡una palabra que puedo escribir con z cuando corresponde con c! ¡qué chulo!):

(Del m. or. que acimut, por error de transcripción de los copistas).

1. m. Astr. Intersección de la vertical de un lugar con la esfera celeste, por encima de la cabeza del observador.

2. m. Punto culminante o momento de apogeo de alguien o algo. Está en el cenit de su gloria.

Imagen tomada de www.elcielodelmes.com

Bueno, no puedo afirmar categóricamente que esté en el momento más alto y más importante de toda mi vida, porque espero que me quede mucho por vivir, pero desde luego hasta ahora yo lo siento así. Estoy haciendo lo más maravilloso que una persona puede hacer: educar y criar a su hijo. Y me siento grande, gorda y alta, por el orgullo que me da ser madre de mi hija; por el amor que me da cuando echa sus brazos y me pide que la coja; por la dulzura con la que me acaricia cuando mama. Y por supuesto quiero más, me encantaría tener otro polluelo si a la madre naturaleza le parece bien. Supongo que entonces sentiré que he alcanzado un nuevo techo.

Y muchas veces, en esta materno-tarea, estoy más perdida que un pulpo en un garaje: son ya 18 meses pero sigo siendo novata y primeriza. Cada vez confío más en lo que hago y en mí misma, pero no faltan ocasiones en las que un consejillo es bienvenido. En esos casos suelo recurrir a mis amigas, pero en otras tantas ocasiones me siento y miro hacia arriba (de nuevo el zenit) buscando la mirada de mi madre, un susurro celestial que me dé pistas de por dónde ir. En ocasiones, aunque esté mirando al cielo, tengo la mirada perdida, desenfocada, porque estoy evocando e imaginando cómo se habría enfrentado ella a esa situación. Y normalmente acabo llorando, y paso de mirar al cielo a mirar al suelo (en astronomía el punto opuesto al zenit es el nadir, que es otra palabra que me parece preciosa, y que quiere decir homólogo), como si el mirar hacia abajo fuera a protegerme de las miradas curiosas, cuando en realidad nadie va a verme llorar, porque en estos momentos de búsqueda de inspiración suelo estar sola.


El zenit está relacionado también con la alegría. Hacia arriba me lanzo con los brazos extendidos y dando palmas cuando Mollete hace algo nuevo o cuando corrige algo que hizo mal. Ella se emociona y por supuesto que también se lanza hacia las alturas, imitando a mamá y mostrando que ella también está contenta por su pequeño gran logro. Subo extasiada como si tuviera un cohete en el culo por los avances de mi cachorra, que me parecen de premio Nobel. Supongo que maternidad y objetividad son dos palabras que están un poco reñidas...

Así que ha quedado demostrado: el zenit es un lugar muy importante para una madre. Por supuesto, en cuanto tenga ocasión, esa madre colocará en el zenit, por todo lo alto,  a sus hijos y sus hazañas, porque ellos son los más grandes, los más guapos y los más listos. ¿Que no?