Lo de las rutinas y nosotros es un caos constante... Esta
niña es ave nocturna, debe de ser... porque da igual que le demos un bañito, un
masaje, le leamos un cuento... a ella le gusta estar pululando hasta que mamá y
papá se van a dormir. A pesar de los madrugones que se pega entre semana : ¡a
las 6:30 tocamos diana!
Una vez dormida pasaba la noche bastante bien. Desde bebé
dormía en su moisés y se despertaba solo para comer. Una vez cumplida la
misión, cerraba los ojitos, y hala, a dormir de nuevo. Había noches que
aguantaba hasta 6 horas sin decir ni mu, y nosotros pensando : ¡qué bendición
de niña!.
Y así vivíamos tan felices, hasta que llegaron los 8 meses,
aproximadamente, en los que la criatura pasó a despertarse varias veces por
noche. Es normal, dicen los entendidos. Es una etapa frecuente, en la que aún
tienen que aprender a dormise de manera “automática” en los microdespertares
que tiene todo el mundo, incluso los adultos. Solo que nosotros volvemos a
dormirnos sin darnos cuenta de que nos hemos despertado. Pero también empezó a
suceder que al dejarla dormida en la cuna, Mollete, con su radar lodetectotodo,
abría el ojo al momento de dejarla en el colchón... Al principio intentábamos
que se volviera a domir, dejándola en la cuna, en brazos, con paseos...
Peeeero, decidimos que era mucho más importante descansar todos lo máximo
posible, porque si no los días iban a ser un infierno, todos de mal humor y
cansados... y pensamos que eso no era bueno ni para nosotros ni, por supuesto,
para la niña.
Así que, hala: con la niña a la cama. Así dormía ella y
dormíamos los padres. Cuando se despertaba por la noche, me la enchufaba a la
teta y seguíamos durmiendo todos. La verdad es que así nos ha ido de maravilla,
a pesar de algunas caras raras y reprobatorias. Pero como dicen muchos
entendidos, ¿conocéis a muchos niños que a los 10 años sigan durmiendo con sus
padres? (por poner una edad...) No, ¿verdad? Más bien es al contrario : llega ese
momento de necesidad de independencia en que “huyen” de ti. Así que nosotros
tan felices. Ya llegaría ese momento.
Lo único que echábamos de menos, a veces, era un poco más de
espacio, porque a la enana le gusta dormir pegada a la pared. Y como suele dormir
entre su padre y yo, la única pared que hay es la del cabecero. Así que hala,
papá y mamá en los bordes de la cama, y la peque como una reina :D
Total, que ayer, cuando se quedó dormida me dije: venga, voy
a intentarlo... a ver si se queda en su cuna. Su padre ya me dijo que era una
ilusa. Y así lo creía yo también. ¡Pero menuda sorpresa! Abrió un ojo, nos
miró, pasó de nosotros y siguió durmiendo. ¡Bendición!
Así que sigilosamente y de puntillas para no hacer ruido,
nos metimos en la cama. Y yo pensando : lo que más pereza me da es que ahora,
cuando se despierte, me tendré que levantar, con lo cómodo que era tenerla a
mano en la misma cama... Pero nada. ¡No ha dicho ni mu en toda la noche! Y si
lo ha dicho, ha sabido consolarse solita, porque yo no me he enterado de nada.
Eso sí, se ha despertado desesperadita y gruñona y no me
soltaba ni a tiros...
Así que 2 éxitos en una noche: se ha quedado tranquilamente
en su cuna y no se ha despertado en toda la noche. ¿Será todo esto casualidad y
hoy volveremos a las andadas? ¡Veremos! Cruzad los dedos por nosotros.