Cuando le detectaron a Punkita la alergia a la proteína de
leche de vaca cambié mi dieta por completo porque tenía que eliminar yo de mi
vida la proteína para no pasársela a través del pecho. La verdad es que no fue
fácil porque por un lado, ¿sabéis cuántas cosas llevan leche y nunca lo
hubiéramos imaginado? Entre otras cosas se usa a veces a modo de conservante y
se encuentra en productos en los que nunca hubieras pensado. Por ejemplo el
jamón de York. Ya sé que de entrada este jamón es de todo menos jamón. Pero
incluso comprando uno bueno, la leche estaba presente con mucha frecuencia. Por
otro lado, además, en las fábricas se maximiza el esfuerzo y el tiempo, así que
se hacen diferentes productos en las mismas instalaciones, de modo que, aunque
un producto no lleve leche en sus ingredientes puede estar contaminado con
trazas de otro de los productos de la misma fábrica. Así que muchas veces, para
poder comer, tuve que recurrir a productos veganos, porque la mayoría se
fabrica en instalaciones en las que no entra ningún ingrediente de origen
animal. Es muy frecuente también que estos productos no lleven azúcares
añadidos ni usen productos refinados (azúcar blanco, harinas blancas…), de modo
que llevé una alimentación mucho más natural o más original, por así decirlo,
de lo que me hubiera planteado al principio. Y adelgacé una burrada de kilos
además de que me sentí mucho mejor, y
eso sin limitarme cantidades ni nada. Yo comía libremente pero siempre comida
de este tipo. La gente me decía: eso será que tú eras intolerante a la lactosa,
y no digo yo que parte sea cierto, pero no del todo porque de hecho cuando
volví a incorporar la leche a mi dieta no me sentó mal, no noté el haber estado
7 meses sin tomarla. Lo que si noté fue que empecé a engordar. Desde entonces,
diciembre, he intentado ponerme a dieta, con las clásicas, y han sido un fracaso
absoluto.
Estuve de vacaciones esta semana pasada y decidí llevarme un libro
que me había regalado mi padre hacía un par de años, porque echo mucho de
menos la lectura y me propuse sacar cada día un buen rato para leer. El libro
se llama “Yo sí que como. Para adelgazar hay que comer” de Patricia Pérez. En
él comenta muchas cosas interesantes que ya había oído por aquí y por allá,
pero me resultó muy cómodo tenerlo todo recogido en el mismo sitio y además me
sirvió para ponerme las pilas y recuperar toda esa sabiduría que yo había tenido antaño pero que
había quedado enterrada bajo pañales, juguetes y tardes de parque. Al leerlo me
di cuenta de que mientras estuve a dieta por la leche lo que había hecho es
llevar una alimentación sana de verdad, equilibrada, llena de productos
integrales, de fruta y verdura, sin bebidas gaseosas. Y realmente me funcionó
casi sin yo quererlo, porque no buscaba adelgazar, pero me topé con 7 kilos
menos, de los cuales he recuperado 3 kilos desde que me liberé de la dieta.
Así que allá voy, empiezo el mes de julio con el reto de
comer sano y ver si dentro de unas semanas me encuentro mejor por dentro y
además se nota por fuera. Pero esta vez no quiero hacerlo sola, porque sé que
tendré bajones. Así que algunas valientes nos hemos unido en un grupo para
darnos apoyo, compartir experiencias y recetas. Cada una lo hará de una manera,
como más le convenga: algunas lo que busca de entrada es eliminar el azúcar blanco
de su dieta, otras aprender a comer sano de una manera más general, otras
seguir perdiendo kilos… pero lo importante es que la unión hace la fuerza y
seguro que entre todas conseguimos nuestro objetivo personal.
Personalmente lo que busco es:
- Tomar alimentos integrales
- Evitar azúcares blancos. No todos los hidratos de carbono son malos, al contrario. Son el motor de nuestro cuerpo. Pero el azúcar blanco se consume rápido y el cuerpo demanda más. Por el contrario hay carbohidratos de liberación lenta que no crean esa necesidad.
- Separar en la medida de lo posible hidratos de proteínas en las comidas, porque se digieren en momentos diferentes del proceso digestivo. Si se mezclan en la comida, mientras uno es digerido el otro tiene que esperar a que acabe, y en esta espera va fermentando poco a poco.
- No beber agua en las comidas o, si se bebe, que no sea fría. ¡Pero sí beberla a lo largo del día!
- Hacer 30 minutos de ejercicio al día. Unos días saldrá a caminar a última hora del día, a buen ritmo. Y quizá algo más de 30 minutos, ya que salgo. Así, en días alternos haré también abdominales hipopresivos para cuidar mi suelo pélvico e intentar reducir un poco el perímetro de la cintura.
Esto de entrada, que me parece más que suficiente. Vamos a ver qué tal se me da. Nos hemos juntado en este grupo de Facebook al que eres bienvenido. La idea es ver qué tal nos va en julio, pero si vemos que funciona
¿por qué no seguir? Así que si tú también estás luchando por aprender a comer
sano pero al final te vas a lo fácil y a lo de siempre, aquí tenemos un hueco
para ti para conseguirlo todos juntos.