Este domingo fuimos a un
espectáculo de percusión para niños y bebés en la Sala Triángulo
de Madrid. Fue un regalo de cumpleaños para los padres, que
cumplimos los años con una semana de diferencia. La verdad es que yo
al principio tenía miedo de ir con Mollete, porque es un culo
inquieto. Además de que está en la edad de querer cogerlo todo,
subirse a todas partes y explorar, es un caso un poco extraordinario,
porque es especialmente movida. Como dice su abuelo: ¡no quiero ni
pensar cómo sería si hubiera sido chico!
Instrumentos de la Compañía Percumento. Imagen tomada de su web.
Como os digo, yo iba un
poco escéptica a la par que nerviosa por ver si sabríamos manejar
la situación. Reconozco que no me gusta nada molestar y cuando
Mollete se pone a dar el espectáculo no sé dónde meterme. También
era consciente de que en un espectáculo para niños, si pasaba algo,
el resto de asistentes comprendería la situación perfectamente, lo
que me tranquilizaba. Vamos, que no la estaba metiendo a ver una
ópera en el Teatro Real...
El espectáculo, Aupa Leré (también aquí), corría
de parte de la compañía Percumento, especialista en espectáculos
que acercan la percusión, su sonoridad y manejo de los instrumentos,
a los niños. Este espectáculo está pensado para niños entre 0 y 6
años, principalmente. Aunque al final los padres lo pasamos genial.
Espectáculo Aupa Leré. Imagen sacada de la web de la Sala triángulo.
La actuación estaba
dividida en dos partes: en la primera los miembros de la compañía
nos iban mostrando diferentes instrumentos mediante un recorrido por
los cuatro elementos: agua, aire, fuego y tierra, usando sonidos,
música, efectos sonoros, y pocas palabras, pero sencillas y directas
para hacerse entender por los niños. Se nota que llevan tiempo
dedicándose a esto, porque los enanos se quedaban mirando,
“abducidos”. Me gustó que en la presentación del espectáculo
nos dijeron a los padres que en caso de que algún niño llorara o se
pusiera inquieto lo sacaran solo si fuera estrictamente necesario, ya
que consideraban que es necesario que los niños expresen lo que los
sonidos les producen y mueve en ellos. Lo cierto es que habría como
unos 40 niños, y solo uno tuvo que salir de la sala. Y dudo,
personalmente, que fuera a causa del espectáculo, sino que le entró
una rabieta como les entra a muchos, sin una mayor explicación.
Era fantástico ver cómo
algunos niños se movían al son de la percusión, otros marcaban el
ritmo con los pies y otros estaban simplemente patidifusos mirando.
Pero no se oía ni una mosca. Desde luego aunque Mollete no
participaba en el sentido rítmico (no la vi bailar, y eso que en
casa en cuanto puede se marca un chunda-chunda), no se movía y
estaba atenta a lo que pasaba ante sus ojos. Para mí, un milagro.
La segunda parte fue
interactiva. Repartieron unos sonajeros hechos de tela e hilo para
cada niño, de forma y tamaño acorde a la edad y su capacidad
prensil, y por su puestos a los padres también. Ellos llevaban la
parte cantande de la actuación, pero todos participábamos
continuamente con nuestro sonajero. Aquí es donde os digo que veía
yo más entregados a los padres que a los hijos.
Me gustó mucho el
espectáculo. Y me gustaron mucho ellos, porque saben llevar muy bien
a los niños y tenerles atentos mientras les enseñan un nuevo mundo
de sonidos. Dura 50 minutos. Vamos, lo que un niño de esta edad
puede estar atento como máximo. El precio, más que razonable: 8€
por cabeza. Os lo recomiendo a todos los que vivais en Madrid o
cerca. Estarán en la Sala Triángulo todo el mes de mayo; aunque aún
no aparece en la web seguro que lo hará en los próximos días. Y si
no vivís por Madrid y os interesa, estad atentos a la web de la
Compañía Percumento, que seguro que visitan otras ciudades con este
u otros espectáculos.