Después de ordenar su armario,
Sofía solía ir al estanque. Le gustaba chuparse los dedos después de meter la
mano en el líquido porque era zumo de frutas: naranja y fresa. Pasaba muchas
horas observando a los peces ya que eran todos muy curiosos. Había uno que se
llamaba Pez Pepino, porque era largo y verde y tenía el morro más gordo que el
resto del cuerpo. El Pez Escarola tenía el pelo rizado revoltoso y pasaba mucho
rato en la peluquería del muelle intentando ponerse presentable. Pero nunca
conseguía novia. El Pez Limón siempre estaba solo porque tenía un humor muy
ácido que no gustaba al resto de los peces. El Pez Fresa era bipolar: a ratos
dulce y amable, pero otras veces se comportaba igual que el Pez Limón. Y el
pobre Pez Ciruela siempre andaba con retortijones. ¡Menudos personajes! Pero
siempre se aprendían cosas nuevas de observarles.