Soltó la mochila azul en un rincón nada más llegar a casa. Dentro llevaba sus ceras de colores y el lápiz que el abuelo le había traído de París, pero no necesitaría nada de eso esa tarde. Bajó a la cocina a merendar fruta para coger fuerzas, ya que le esperaba un plan intenso: quería saber cómo de lejos podía llegar con su bici.
Así que Sofía la cogió y salió de casa. Se puso a pedalear con la idea de llegar a África para poder ver jirafas corriendo en libertad. Aunque no sabía muy bien dónde quedaba... Y si no, lo mismo podría ir a Praga a ver teatro negro.
Pero empezó a refrescar y se dio cuenta de que no llegaría a ninguno de estos sitios antes de la noche. Volvería a casa y durante la cena les propondría a sus padres hacer un viaje el próximo verano.