Sofía estaba pasando la tarde en la terraza que había en el tejado de la casa, relajada descansando al sol, cuando oyó una música y no pudo evitar asomarse. Sus ojos se abrieron como platos cuando vio a un hombre que tocaba la flauta y al que seguían muchos muchos ratones. ¡Como en el cuento! Pensó que era su imaginación, pero supo que no lo era cuando vio que la vecina de enfrente estaba asomada a la ventana poniendo la misma cara de asombro.
¿Sería que los cuentos estaban convirtiéndose en realidad? En ese caso, había muchas cosas que comprobar. Rápidamente entró a su cuarto para ver si su marioneta de madera había cobrado vida. Y efectivamente, así era: se había despertado con una sonrisa y estaba preparando en la cocina de juguete un rico té para compartirlo con Sofía. ¡Qué plan más bueno e inesperado para pasar la tarde!
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