¿Volar como un avión?
Elena y Sofía iban a montar en teleférico
y estaban muy nerviosas. Se acomodaron en los
asientos y la cabina avanzó rápida por el cable. ¡Eran pájaros! Desde allí veían
los tejados y azoteas de las casas, cruzaron un río sin mojarse y disfrutaron desde
arriba de la alfombra amarilla y blanca que cubría el campo.
Imaginaron que la cabina no existía: el viento les acariciaba los mofletes
y les hacía cosquillas en el cuello. Elena no pudo evitar una sonrisa. Movían pies
y brazos como cuando nadaban, impulsándose por el aire. Pero cansaba mucho... El
olor de las flores les limpió los pulmones y les dio alas para seguir volando.
Se les pasó el tiempo rápidamente. Antes de que pudieran darse
cuenta, las paredes de la cabina les rodeaban de nuevo. Habían llegado.
La siguiente aventura sería montar en globo para
lograr tocar las nubes.