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Con la excusa de mi nuevo forro, un repaso al mundo del porteo.

jueves, 11 de abril de 2013

Esto del porteo es como comer pipas: empiezas y no puedes parar.

Recuerdo que la primera vez que lo vi fue en el metro de Madrid hace ya bastantes años. Una chica negra llevaba a su bebé envuelto en un pañuelo de colores preciosos, pegado a su cuerpo, mientras él dormía plácidamente. Como no lo había visto antes, pensé que sería típico de África. Aunque no estaba del todo desencaminada, fue demasiado aventurado sacar una conclusión tan rápida con tan sólo una observación, la verdad. Pero yo me monté mi propia teoría, jajaja.  En aquel momento pensé que cuando fuera madre (para lo que estaba convencida de que quedaba mucho) me gustaría usar algo así, aunque pensaba que me costaría encontrarlo, porque no era algo que se viera por la calle.

Pasó el tiempo, y menos mal que el porteo y sus beneficios se fueron haciendo un hueco en la sociedad. La verdad es que, pensándolo bien, no sé qué ha ocurrido para desechar algo tan natural y que las madres llevan haciendo toda la vida y en todas las culturas. Antiguamente las madres cargaban al niño e iban a trabajar al campo. En las tribus de África, en el Amazonas o en el Tíbet, por poner ejemplos, las madres cargan a los bebés mientras hacen sus tareas. Práctico para ellas, desde luego, pero es que además tiene beneficios para el bebé. Vamos a enumerar rápidamente algunos, pero seguro que hay muchos más:
  1. El bebé acaba de llegar al mundo exterior procedente de la calidez del vientre materno. El porteo hace que su llegada al mundo sea mucho menos brusco. Por eso a los bebés les gusta estar en bracitos: ¡no porque sean unos caprichososo manipuladores!
  2. Mejoran los cólicos. Nosotros hemos tenido la suerte de no tener este problema, pero las mamis que portean y cuyos hijos están afectados por los cólicos dicen que mejoran mucho. Y también hay estudios que muestran que los bebés de culturas donde el porteo  es habitual no conocen los cólicos. ¿Coincidencia?
  3. El porteo ayuda a calmarse al bebé. La seguridad de estar cerca de la madre (o el padre) le garantiza protección y le sosiega. Mano de santo para los bebés que lloran más.
  4. Ayuda a establecer un vínculo especial entre el bebé y el porteador. 
  5. Desde el punto de vista práctico, te permite seguir con tus labores cotidianas mientras estás pegadita a tu bebé. ¡Fantástico!
  6. A él le ayuda a ir integrándose poco a poco en el día a día,  les permite verlo todo y enterarse de lo que pasa a su alrededor. ¡Con lo que les gusta a ellos el cotilleo!
  7. Favorece la lactancia. La proximidad del bebé y la madre produce en ésta oxitocina, favoreciendo la subida de la leche. Además ayuda a la lactancia a demanda. No he tenido la oportunidad de probarlo, porque me he ido introduciendo en el porteo un poco más adelante y ahora la peque, aunque toma pecho, no lo hace tan frecuentemente como cuando son más chiquitines y hay que darles en cualquier momento y lugar.
  8. La posición en las mochilas ergonómicas es buena para la cadera. ¡Ojo a las mochilas no ergonómicas, comerciales o colgonas, como queráis llamarlas! En ellas el niño lleva las piernas colgando, lo que no respeta la posición en C de su espalda, y además hace que apoye todo el peso en los genitales, lo que no es nada bueno. ¿Conocéis el movimiento No más colgonas? Os animo a uniros a él. 
Cuando llevamos al peque delante de nosotros, debe estar mirando a nuestro pecho. Nada de llevarle mirando al mundo, porque por un lado es una posición fatal para su espalda, y por otro va recibiendo demasiados estímulos externos: tanta información de golpe le satura.


Para aprender mucho más sobre el porteo os recomiendo que deis una vuelta por la red, especialmente por Brazos y abrazos, expertos en el porteo, que a mí me ha ayudado mucho y me ha guiado en la búsqueda de la mochila ideal para nosotros. En su blog, nociones básicas sobre el porteo, aquí.

Yo empecé en este mundo con un fular elástico, que me regaló mi prima. Después de la charla de Brazos y abrazos en Madrid, en marzo, me animé con una mochila, que ahora que la nena es más grande me resulta más cómoda. Y como ahora no quiero bajarle de la mochila (¡esto engancha, y de qué manera!), me he comprado un forro de porteo, para ir bien calentitas las dos. Una vez más la he comprado en Brazos y abrazos. Como siempre, fantástico y súper rápido. El forro se adapta perfectamente a mí cuando voy sin mochila y sin niña, y nos cubre perfectamente a las dos cuando estamos en modo canguro. Tiene una textura muy suave (es muy cariñoso, que decía mi madre), y lo tienen en tres colores. Me encanta el cuello, porque se sube y protege bien la garganta. Para mí esto es imprescindible, porque la garganta es mi punto débil.

En resumen, que estoy encantadísima con mi nueva adquisición. Para estos días de primavera en que parece que sale el sol, pero luego se nubla y hace fresquete, es un complemento indispensable. ¡Qué paseos más maravillosos nos vamos a dar!


Desde aquí os animo a todos a que os lancéis al mundo del porteo. Pero siempre con fulares, bandoleras y mochilas ergonómicas, por el bien de vuestro hijo.