Se despertó nerviosa... ¡Pero qué sueño más raro!...
...porque...
¿había sido un sueño, no?
Mientras desayunaba no podía dejar de darle vueltas. ¿Sería verdad?... Mejor no quedarse con la duda.
Fue a
casa del abuelo Pedro. Las plantas de la abuela Consuelo eran
especiales, y entre esas macetas podían pasar cosas fantásticas...
Saludó al abuelo con un beso de sabor a bollito, de los que tanto le
gustaban, y salió a la terraza. Empezó a apartar delicada y
respetuosamente las hojas y flores.
¡Y ahí estaba!
¡El huevo
amarillo y resplandeciente del sueño! Descansaba entre ramitas y
alfalfa. ¿Sucedería como había soñado? ¿Saldría de él un
elefante azul? Iría todos los días a ver si el cascarón del
huevito amarillo se rompía.
¿Y si nacía un elefante? ¿Qué haría
con él? ¡Tenía que preparar muchas cosas para recibir bien a su
nuevo amigo! A los amigos siempre hay que cuidarles...