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La maternidad de la A a la Z: U de ubicuidad.

jueves, 6 de febrero de 2014


Venga, va. No me mintáis. En el fondo os gusta esa sensación de estar en todas partes, de ser supermadres. Mola. Es guay. Farda mucho. :D

Es de esas capacidades con las que parece que no nacemos. O mejor dicho, de las que no somos conscientes hasta que somos madres. De pronto un día se despierta dentro de ti. Hasta entonces parecía imposible salir del trabajo y estar a tiempo en la guarde. Pero has llegado on time. A veces parece que vas a casa tarde para duchar a la enana y darle de cenar, pero aún así te da tiempo a pasar por la tienda a comprar yogures y a pasar un rato agradable con ella antes del baño. En realidad es como estar en varios sitios a la vez porque si no, no se explica que te haya dado tiempo a hacer tantas cosas.

Pero las situaciones que más me gustan son en las que estás con amigos que no tienen hijos y que no solo no están acostumbrados a tener el radar atento, sino que no se imaginan en absoluto ese potencial ubicuidatorio que tienen dentro (venga a inventarme palabras, que es gratis, oiga). La situación es como sigue: estás en una cena en casa de una amiga. Tú eres la única con churumbel a cuestas. Mientras mantienes una interesante y sesuda conversación con tu amigo Joaquín sobre los avances de su investigación en Boston, tu radar materno detecta (sin perder ni un ápice de la conversación) que la comandante Mollete avanza sigilosamente entre las filas enemigas y que está apunto de alzarse con el trofeo situado en la estantería de la dueña de la casa, que te va a invitar a su boda y como quieres asistir a ella mejor no romperle nada no vaya a ser que te retire la invitación ) En el último momento tu brazo se estira cual Inspector Gadget y le quitas el jarrón de la estantería antes de alcanzar la gloria, lo colocas más arriba y sigues tu conversación como si nada hubiera pasado. A lo que tu amigo, un tanto flipado, añade: “¡Vaya reflejos! Eso ha estado bien”. Minipunto para el equipo de las madres.
Imagen original de nosgustaelrosa.wordpress.com

Comentaba antes que un buen día descubres que tienes esta capacidad de la ubicuidad. Si descubres que la tienes es porque lleva algún tiempo dentro de ti... ¿Pero cuánto lleva latente? Esta capacidad ya la teníamos claramente siendo pequeñajos. Es una habilidad guadiana: aparece y desaparece a su antojo. Os ha pasado fijo: tener a tu hijo al lado. Situación controlada. El rabillo de tu ojo trabajando al 200%, vigilando que la enana siga sentada coloreando donde tú la dejaste. Parece que sí. Te giras a coger un boli para anotar unas cosas y de pronto… ¿¿¿¿dónde se ha metidoooo???? Efectivamente, está en otro lado preparada para su siguiente fechoría.

Imagen tomada de desmotivaciones.es

Así es, queridos. Parece que la ubicuidad es una capacidad innata en el ser humano, pero que pasa por diferentes etapas permaneciendo latente en un período intermedio de tu vida.

Pero para ubicuidad, la de los juguetes… Por lo menos en mi casa, que parece un campo de minas. El juguete que sabes que está en el salón resulta aparecer en el cuarto de la peque cuando vas a buscarlo. ¿Cómo es posible? Estos son los misterios de la maternidad.