Creo que Sofía no sabe cuánto la he echado de menos estos
días. Mamá ha estado lejos, como en otro mundo. A mí me parecía una función de teatro que veía desde fuera. Pero era
real, y estábamos alejadas.
Cada minuto del día la recordaba, echando de menos sus
mofletes y su sonrisa. Incluso sus cabreos. Cómo dice “pinta, pinta” señalando
su lapicero amarillo para que le dé
una hoja para dibujar.
Sofía, por su parte, ha sabido llevar muy bien la lejanía de
la separación, supongo que sin ser consciente del todo de qué significa eso ni
cuánto dura. Ha aprendido que mamá no la va abandonar nunca; que siempre
volverá. Pero por si las moscas la agarra bien fuerte de la mano, no vaya a ser
que una fría ráfaga de viento la aleje de ella. Pero tranquila, mi reina. mamá
siempre va a estar a tu lado.