No sé cuánto va a dar esto de sí. Me siento a escribir con solo el título pensado. Mal vamos. Y es que buscando alguna palabra con la letra B me vino a la mente el cuadernito que escribía cuando nació Mollete sobre las tomas y las deposiciones.
Eres novata y te cuentan la importancia de saber perfectamente bien cuanto come y cuánto hecha. Yo flipada, pensando: habrá que hacer un balance o vete tú a saber qué... Te quedas del todo perdida, sobre todo cuando el pediatra del hospital te dice que le des el pecho a demanda cada 3 horas, 15 minutos en cada pecho. Le pregunté: entonces ¿a demanda o cada 3 horas? Y me dijo: pues eso, a demanda cada 3 horas. Como estaba visto que no me iba a aclarar más y a sabiendas de que cada médico decía una cosa, decidí empezar a apuntarlo todo y ya veríamos en la revisión de los 10 días con su pediatra si sacábamos algo más en claro... Total, que apuntas por qué pecho has empezado, cuánto ha estado, y por cuál ha terminado y en cuánto tiempo.
Eso en cada toma, a la vez que sujetábamos la pezonera que se despegaba la mitad de las veces. Con lo cual la enana se cabreaba porque semejante cuerpo serrano (pesó 3.800 kg al nacer) necesitaba alimento sin tontadas de por medio. Si no lo apuntaba nada más acabar el primer pecho (porque como digo, la señorita quería seguir a lo suyo sin demora alguna) se me olvidaba, y eso me ponía un poco de los nervios porque si no apuntaba todo, ¿qué sentido tenía lo que estaba haciendo? Y es que entre pecho y pecho la nena no quería interrupciones, ni aires, ni nada. No ha eructado en la vida... bueno, nunca de bebé. Ahora es un poco camionera, jajaja.
Otro motivo para apuntarlo era que si no no recordaba en qué orden había sido la última toma y como te empiezan a decir lo importante que es empezar la toma por el último pecho de la toma anterios para evitar luego problemas, pues yo histérica perdida apuntando tooodo toooodo y todo.
Con los pises igual. Eso era fácil: apuntar cuándo y en todo caso el olor, si era fuerte. Pero ¿y las cacas? ¡Yo de verdad que sigo sin distinguir una normal de una rara! Yo las veía evolucionar a lo largo de las semanas, pero no sabía qué quería decir eso. Al principio apuntaba cada detalle. Luego ya fue todo en plan groso modo.
Y al final, harta de apuntar, de no entender para qué y que no sirviera de nada... ¡¡decidí mandar el cuaderno de bitácora a la porra!!
Imagen tomada de nilsolgersson.blogspot.com
Entendí que lo importante era que a la niña se la viera bien, se riera y estuviera feliz. Y por suerte ella nunca ha dejado de sentirse así, de modo que desde entonces no he apuntado nunca nada más en la vida. Y espero poder mantener este estilo si en algún momento viene otro. Todo sea que me vuelva una majara de la libreta de nuevo.... que puede ser ;)