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Aupa Leré: espectáculo de percusión para niños.

lunes, 29 de abril de 2013

Este domingo fuimos a un espectáculo de percusión para niños y bebés en la Sala Triángulo de Madrid. Fue un regalo de cumpleaños para los padres, que cumplimos los años con una semana de diferencia. La verdad es que yo al principio tenía miedo de ir con Mollete, porque es un culo inquieto. Además de que está en la edad de querer cogerlo todo, subirse a todas partes y explorar, es un caso un poco extraordinario, porque es especialmente movida. Como dice su abuelo: ¡no quiero ni pensar cómo sería si hubiera sido chico!

Instrumentos de la Compañía Percumento. Imagen tomada de su web.

Como os digo, yo iba un poco escéptica a la par que nerviosa por ver si sabríamos manejar la situación. Reconozco que no me gusta nada molestar y cuando Mollete se pone a dar el espectáculo no sé dónde meterme. También era consciente de que en un espectáculo para niños, si pasaba algo, el resto de asistentes comprendería la situación perfectamente, lo que me tranquilizaba. Vamos, que no la estaba metiendo a ver una ópera en el Teatro Real...

El espectáculo, Aupa Leré (también aquí),  corría de parte de la compañía Percumento, especialista en espectáculos que acercan la percusión, su sonoridad y manejo de los instrumentos, a los niños. Este espectáculo está pensado para niños entre 0 y 6 años, principalmente. Aunque al final los padres lo pasamos genial.

Espectáculo Aupa Leré. Imagen sacada de la web de la Sala triángulo.

La actuación estaba dividida en dos partes: en la primera los miembros de la compañía nos iban mostrando diferentes instrumentos mediante un recorrido por los cuatro elementos: agua, aire, fuego y tierra, usando sonidos, música, efectos sonoros, y pocas palabras, pero sencillas y directas para hacerse entender por los niños. Se nota que llevan tiempo dedicándose a esto, porque los enanos se quedaban mirando, “abducidos”. Me gustó que en la presentación del espectáculo nos dijeron a los padres que en caso de que algún niño llorara o se pusiera inquieto lo sacaran solo si fuera estrictamente necesario, ya que consideraban que es necesario que los niños expresen lo que los sonidos les producen y mueve en ellos. Lo cierto es que habría como unos 40 niños, y solo uno tuvo que salir de la sala. Y dudo, personalmente, que fuera a causa del espectáculo, sino que le entró una rabieta como les entra a muchos, sin una mayor explicación.

Era fantástico ver cómo algunos niños se movían al son de la percusión, otros marcaban el ritmo con los pies y otros estaban simplemente patidifusos mirando. Pero no se oía ni una mosca. Desde luego aunque Mollete no participaba en el sentido rítmico (no la vi bailar, y eso que en casa en cuanto puede se marca un chunda-chunda), no se movía y estaba atenta a lo que pasaba ante sus ojos. Para mí, un milagro.


La segunda parte fue interactiva. Repartieron unos sonajeros hechos de tela e hilo para cada niño, de forma y tamaño acorde a la edad y su capacidad prensil, y por su puestos a los padres también. Ellos llevaban la parte cantande de la actuación, pero todos participábamos continuamente con nuestro sonajero. Aquí es donde os digo que veía yo más entregados a los padres que a los hijos.

Me gustó mucho el espectáculo. Y me gustaron mucho ellos, porque saben llevar muy bien a los niños y tenerles atentos mientras les enseñan un nuevo mundo de sonidos. Dura 50 minutos. Vamos, lo que un niño de esta edad puede estar atento como máximo. El precio, más que razonable: 8€ por cabeza. Os lo recomiendo a todos los que vivais en Madrid o cerca. Estarán en la Sala Triángulo todo el mes de mayo; aunque aún no aparece en la web seguro que lo hará en los próximos días. Y si no vivís por Madrid y os interesa, estad atentos a la web de la Compañía Percumento, que seguro que visitan otras ciudades con este u otros espectáculos.

150 palabras: La madre Tierra nos avisa (manzana, volcán y río).

domingo, 28 de abril de 2013


Mientras se comía una manzana roja y brillante, mamá le contaba a Sofía que, mientras estaba embarazada de ella, empezó a nacer un volcán en la isla de El Hierro. Mamá siempre había soñado con poder ver de cerca el nacimiento de un volcán, o una bonita erupción; sentir el calor de un río de lava corriendo a sus pies, percibir cómo la madre Tierra nos sigue diciendo que está muy viva aunque la tratemos mal y queramos acabar con ella. Cuando se enfada nos lo hace saber, con la intención de que empecemos a tratarla con más cariño. Pero algunas personas son muy tercas y no quieren escuchar.

Al final, mamá no pudo ir a ver nacer al volcán, aunque todos sus compañeros de trabajo fueron, porque lo más importante era cuidar de la barriguita donde vivía Sofía. Lo primero era, y siempre será, la seguridad de su hija.

Imagen ganadora del concurso de la NASA en 2012 (Tournament Earth)



¿Conciliación? Me suena la palabra... pero ahora no sé de qué...

jueves, 25 de abril de 2013


¡Menos mal que tenemos un estado que vela por nosotros para que podamos conciliar la vida laboral con la personal! Da gusto ver la cantidad de leyes que hay al respecto. Hasta el rey “se molestó” en cambiar un montón de leyes (BOE 6 de noviembre de 1999) para cuidar de nosotros. Qué bien, qué bien… qué protegidos estamos…

Es una pena ver cómo todas las leyes que firman y se vanaglorian de haber redactado y modificado, todas esas bocas que se llenan de palabras defendiendo la conciliación, esos temarios de oposiciones que recogen estos temas porque son muy importantes… no sirven para nada. Yo no dudo de que se hayan hecho ciertas mejoras como aumentar los días del permiso de paternidad, mejorar las condiciones del permiso de lactancia, y otra serie de cosas, pero lo cierto es que en el día a día, que es lo que hace al fin y al cabo nuestra vida, nos encontramos todos con muchos problemas para ser capaces de ejercer nuestra carrera laboral y dedicarle el tiempo que se merece y necesita nuestra familia.

El primer culpable, el estado. Se supone que tenemos un parlamento que debe velar por el bienestar de los ciudadanos, ya que los hemos elegido para eso y se supone que son una representación de TODOS nosotros. Pero no, ellos solo están preocupados de echarse en cara que “usted lo hacía peor”. Ya no importa cómo de mal lo esté haciendo yo, ya que el anterior era mucho peor. Yo creo que es fundamental esta democracia que tenemos y que tanto les costó a nuestros padres y abuelos conseguir, pero está claro que necesitamos hacer una limpia. Estos señores hacen leyes, a veces parece que sin pensar, ya que muchas veces no son justas y otras tantas no recogen la realidad de la calle. Y luego no son capaces de pararles los pies a las empresas que les chupan la sangre a sus empleados.

Cada uno tendrá su propia experiencia en el trabajo. Unos tenemos una situación más favorable que otros, para qué lo vamos a negar. Pero en todas partes cuecen habas y todo es mejorable.

Yo trabajo en la administración general del estado. No me molesto en ponerlo en mayúsculas, porque hoy por hoy no me merece tanto respeto como para eso. Van a endurecer las medidas de control horario. Me parece que están en su completo derecho. Al fin y al cabo son todos los españoles los que pagan nuestro salario y hay que dar cuentas de ello. Aunque creo que el que no trabaja va a seguir sin hacerlo, aunque sea en su horario, y así solo consiguen cabrear a todos esos empleados públicos que, pese a lo que se dice por las calles, cumplen su trabajo rigurosamente. El caso, es que me entero de que tengo la posibilidad de flexibilizar mi horario fijo de trabajo una hora, por tener a mi cargo un menor de 12 años. Eso me alegra. Pero ¿no os parece absurdo que se contemple para eso que tengo un hijo, y que no se contemple que a ese niño, de vez en cuando, tengo que llevarle al médico? ¿De verdad creen que lo que quiero es fumarme mis labores? Oye, majo. Que yo preferiría que mi niño no se pusiera malo, no sé si me entiendes… Por eso decía antes que las leyes de conciliación les habrán quedado chachipirulis sobre el papel, pero a la hora del día a día faltan muchas medidas que ayuden. Bueno, me tendré que coger días de libre disposición para ir al médico. Pero es que tengo 3, y solo con las revisiones, se me van ya unos días. Y si tienes varios hijos ni te cuento. Ah, que coja vacaciones… bueno, menos mal que ahora me dan 5 días para coger aisladamente, porque antes tenía que cogerlos de 5 en 5. Ay, vaya, que estoy obligada a coger la mitad de las vacaciones en verano… pues a ver si el niño hace el favor y se me pone malo en verano, que me facilitaría mucho el asunto…

Esto de las vacaciones se tengan que coger en un mes fijo no lo entiendo. Antes todas las empresas cerraban en agosto. O la gran mayoría. Claro, si querías funcionar y hacer negocios, vender, etc., tenías que estar abierto cuando los demás abrían. ¿Pero no sería más lógico rotar los turnos de vacaciones, que la empresa nunca cierre y los trabajadores pueda adecuar un poco esas vacaciones con su situación familiar? Porque los altos directivos deben de pensarse que todos cogemos vacaciones para irnos a Marbella o Palma a lucir palmito, y no se dan cuenta de que en la gran mayoría de hogares los padres se cogen las vacaciones separadas para poder atender a sus hijos en un período en el que no hay guarderías ni escuelas. ¡Ah, que hay campamentos! Ya, ya… ¿Y voy a pagarle un campamento a mi hijo durante 2 meses si no tengo ni para pagarle 1 semana? ¿O voy a tener que estar alejado de mi hijo solo porque a usted se le ha puesto en las narices no organizarse un poco? Con lo fácil que sería…

Ay, ¡qué cabreada me he levantado hoy! Podría seguir soltando por esta boquita, pero me voy a contener porque me va a quedar un ladrillaco que no me voy a leer ni yo...

Seguro que en vuestro trabajo tenéis trabas para esta conciliación. ¿Nos contáis cuáles son? Hay que ser conscientes de la realidad que nos rodea.

150 palabras: Aroa, ponte buena pronto.

domingo, 21 de abril de 2013

Parecía que la primavera por fin había llegado. La mañana era soleada, aunque aún hacía algo de viento frío, pero Sofía se animó a ir al hospital a ver a la pequeña Aroa. Estaba muy malita y Sofía quería que supiera que había mucha gente deseándole lo mejor. No le podía llevar una flor, por si el polen le hacía daño, así que de regalo le llevó un globo grande de muchos colores.

La mamá de Aroa la recibió con una sonrisa. Se la veía cansada. Aroa había estado unos días en la UCI, y por fin había vuelto al cuarto. Ahora todos deseamos que no tenga que volver a la UCI porque por fin se haya puesto buena. Estuvo un rato haciéndolas compañía y charlando. Aroa estaba muy cansadita de haber estado en la UCI, pero seguro que con descanso, Aroa volvería a ser la sonriente niña de siempre.




La historia de Aroa es cierta. Para más información, visitad el siguiente enlace:


Si podéis colaborar con la familia, ellos os lo agradecerán mucho. Aroa tiene una enfermedad autoinmune, y las medicinas no están funcionando. Son de Cartagena y su mamá lleva en Madrid con Aroa ya mucho tiempo. Su padre está allí trabajando, y con un solo sueldo no puede venir mucho a ver a la peque. Ni él ni la hermana de Aroa, que tiene que vivir con sus abuelos. Se echan de menos mutuamente, y la mamá de Aroa hace mucho que no ve a su otra hija. Quieren venir todos a Madrid para estar juntos y que esto sea más llevadero para todos, pero para eso su papá tendría que dejar su trabajo y encontrar otro en Madrid, con lo difícil que está ahora, además de un piso. Por favor, si sabéis de algo no dudéis en decírmelo, y yo se lo digo a ellos. Cualquier ayuda será bienvenida.


Me duele el alma

martes, 16 de abril de 2013

Esta entrada quizá se salga un poco de la tónica del blog. Hoy cumplo 33 años, y en vez de estar contenta tengo una pena que me come por dentro… Necesito desahogarme de alguna manera. Y escribir es la única manera que conozco de soltarlo todo… aunque caiga en saco roto, me ayuda a sanar.

Siempre he sido muy sentimental. Bueno, no sé si esa es la palabra, realmente. Lo que me sucede es que me afecta mucho lo que les sucede a los demás, en particular si son niños y ancianos. U hombres maduros con barba, y creo que es porque me recuerdan a mi padre. Las mujeres me dan, inconscientemente quizá, más sensación de fortaleza.

Tal vez la palabra sea compasiva, pero no sé si se adecua del todo...

Pero es que desde que soy madre, este sufrimiento se ha multiplicado por 10. ¿Os pasa a vosotros? Hay gente que me dice que son las hormonas, pero creo que va más allá, porque es un dolor que me sale del alma. Y sé que como siga así no voy a poder vivir, porque desgraciadamente son frecuentes los casos de niños enfermos sin cura, atentados en los que mueren personas y niños inocentes, padres zumbados que asesinan a sus hijos, ancianos maltratados por sus hijos o en residencias… ¡es que es una locura!

Últimamente tengo que cerrar frecuentemente la puerta del despacho porque me pongo a llorar en cuanto me llega la noticia de un niño que necesita ayuda. Hoy ha sido Aroa, una princesa preciosa que tiene una enfermedad autoinmune. Si tenéis un momentito para pasaros por su facebook y ver si podéis colaborar de alguna manera, sería fantástico. Aquí.

Esta belleza es Aroa.

Pasando al tercio de varas... ¿habéis visto la foto que ha ganado el Premio Pulitzer en la categoría de Fotografía de últimas noticias? Los premios Pulitzer los concede la Universidad de Columbia de Nueva York (EE.UU.) en varias áreas: periodismo, literatura y composición musical. Fueron fundados a raíz del fallecimiento del editor estadounidense Joseph Pulitzer, quien en su testamento pidió crear estos premios.

Este año el ganador de dicha categoría es el fotoperiodista español ManuBrabo. Tomó la imagen el 3 octubre en Alepo (Siria), a la llegada al hospital de varios heridos por la explosión de un coche bomba. Entre ellos el niño que aparece en la imagen.

Esta es la imagen con la que Manu Brabo ha ganado el Pulitzer.

Lo primero felicitar a Manu Brabo por su trabajo, por traernos imágenes de lo que sucede en el mundo, con lo que no convivimos más que cuando cenamos o comemos delante de la televisión. Por hacer que esa realidad "ajena" se haga algo más nuestra.

La imagen me hunde. Me duele ver a los niños sufrir. Me duele ver a los padres padecer la pérdida de un hijo. Me invade la rabia y la impotencia de no poder hacer nada. Me dan ganas de liarme a golpes con la mesa y el teclado… pero eso no va a solucionar nada.

Me desespera pensar que aquí sigue la humanidad, sin aprender de sus propios errores. Sin poner remedio a esta locura en que se ha convertido el mundo.

#150palabras: Un lugar especial

lunes, 15 de abril de 2013


Todos los días, a las 5 en punto, el niño de al lado tocaba el tambor. Sofía no lo aguantaba... esa tarde, desesperaba porque le martilleaba la cabeza, salió a dar un paseo. Se detuvo frente a un olivo de tronco gordo y vio que algo brillaba en él. Se acercó y descubrió un picaporte. Si había un picaporte ¡tendría que haber una puerta! Dudaba, pero la curiosidad le podía. Giró el picaporte y se abrió una puerta del tamaño de un enanito. Pasó al interior del árbol y se encontró en una acogedora sala, llena de estanterías con muchos libros que leer, una mecedora, y una mesa de estudio sobre la que había una nota que decía: ¡Bienvenida, Sofía!. A su lado, una canasta llena de cerezas y limas. ¡Este sitio era genial! Pero no se lo podía contar a nadie, porque inevitablemente le gustaría a todo el mundo...



Con la excusa de mi nuevo forro, un repaso al mundo del porteo.

jueves, 11 de abril de 2013

Esto del porteo es como comer pipas: empiezas y no puedes parar.

Recuerdo que la primera vez que lo vi fue en el metro de Madrid hace ya bastantes años. Una chica negra llevaba a su bebé envuelto en un pañuelo de colores preciosos, pegado a su cuerpo, mientras él dormía plácidamente. Como no lo había visto antes, pensé que sería típico de África. Aunque no estaba del todo desencaminada, fue demasiado aventurado sacar una conclusión tan rápida con tan sólo una observación, la verdad. Pero yo me monté mi propia teoría, jajaja.  En aquel momento pensé que cuando fuera madre (para lo que estaba convencida de que quedaba mucho) me gustaría usar algo así, aunque pensaba que me costaría encontrarlo, porque no era algo que se viera por la calle.

Pasó el tiempo, y menos mal que el porteo y sus beneficios se fueron haciendo un hueco en la sociedad. La verdad es que, pensándolo bien, no sé qué ha ocurrido para desechar algo tan natural y que las madres llevan haciendo toda la vida y en todas las culturas. Antiguamente las madres cargaban al niño e iban a trabajar al campo. En las tribus de África, en el Amazonas o en el Tíbet, por poner ejemplos, las madres cargan a los bebés mientras hacen sus tareas. Práctico para ellas, desde luego, pero es que además tiene beneficios para el bebé. Vamos a enumerar rápidamente algunos, pero seguro que hay muchos más:

Miércoles mudo: amor puro

miércoles, 10 de abril de 2013



Cuando estamos así, lo tengo todo.



"Miércoles mudo! es un carnaval de blogs o blog hop iniciado por Maybelline, de Naturalmente mamá, y participar es muy fácil. Solo debes publicar los miércoles una foto(s) sin escribir nada para explicarla(s) (de ahí viene lo mudo). Luego no olvides enlazar en el link que está debajo y dejar un comentario en cada uno de los blogs que decidas visitar. Para conocer como nació el Miércoles mudo y sus reglas, puedes hacer click aquí.

¡Pero qué sueño más raro!

lunes, 8 de abril de 2013

Se despertó nerviosa... ¡Pero qué sueño más raro!...

...porque...

¿había sido un sueño, no?

Mientras desayunaba no podía dejar de darle vueltas. ¿Sería verdad?... Mejor no quedarse con la duda.

Fue a casa del abuelo Pedro. Las plantas de la abuela Consuelo eran especiales, y entre esas macetas podían pasar cosas fantásticas... Saludó al abuelo con un beso de sabor a bollito, de los que tanto le gustaban, y salió a la terraza. Empezó a apartar delicada y respetuosamente las hojas y flores.

¡Y ahí estaba!

¡El huevo amarillo y resplandeciente del sueño! Descansaba entre ramitas y alfalfa. ¿Sucedería como había soñado? ¿Saldría de él un elefante azul? Iría todos los días a ver si el cascarón del huevito amarillo se rompía.

¿Y si nacía un elefante? ¿Qué haría con él? ¡Tenía que preparar muchas cosas para recibir bien a su nuevo amigo! A los amigos siempre hay que cuidarles...


Perthes: una enfermedad rara que afecta sobre todo a niños

jueves, 4 de abril de 2013

Esta semana el movimiento Marea fucsia esté dedicado a los recortes en investigación de las enfermedades raras. Con la excusa de que son pocos los que las padecen, no son muchos los fondos dedicados a conseguir avances en su tratamiento y curación.

Creo sinceramente que debemos concienciarnos todos de que estas enfermedades existen, y por tanto de que existen enfermos y familias enteras afectados por ellas. Yo tengo la suerte de no padecer por el momento ninguna de ellas, pero conozco a alguien muy cercano que sí ha pasado por una de estas experiencias. Afortunadamente su historia acabó bien. Pero son muchos los que tienen un final más triste o que simplemente cargan con su enfermedad durante toda la vida.

Mi amiga María es la feliz mamá de Dani. Dani tiene 8 años y es un niño sano, lleno de vitalidad, listo como él solo y que pinta maravillosamente bien. Aquí tenéis la prueba del artistazo que es. Pero a los 6 años le diagnosticaron perthes, y eso supuso un paréntesis en su vida.

Carrera el día de las enfermedades raras. Campeones en la lucha contra el perthes.

Y con esto que os digo, os habrán surgido varias preguntas, ¿no? Vamos a por ellas.

¿Qué es el perthes? El perthes consiste en la necrosis ósea de la cabeza del fémur porque no le llega riego sanguíneo. La padecen sobre todo varones de entre 4 a 10 años. Suele afectar a una cadera, pero puede ser bilateral. La regeneración del hueso puede llevar entre 2 y 3 años, y la articulación de la cadera no tiene por qué quedar bien después de esta regeneración. Todo esto depende en gran medida de la edad del paciente: cuanto más joven, más probabilidades de que todo vuelva a la normalidad.

¿Qué causa el perthes? Se barajan muchas teorías sobre su causa, pero lo cierto es que no se sabe bien qué es lo que ocurre. Y esto se queda patente cuando te tienen para arriba y para abajo de médicos y tardan tanto tiempo en diagnosticártela.


En esta radiografía se ve qué le pasa a la cabeza del fémur derecho (a la izquierda de la imagen).

¿Cuáles son los síntomas? Uno de los primeros síntomas es la cojera y dolor en la pierna. Y así empezó Dani.

¿Qué soluciones hay? Como no hay un buen conocimiento de esta enfermedad, hay diferentes opiniones médicas y varios tratamientos, también dependiendo del estadio de la enfermedad. Estos tratamientos van desde la inmovilización con férulas y meses encamados, a operaciones de alargamiento de músculos, reformar la pelvis o cortar un cacho de hueso del fémur, con la intención final de que la cabeza del fémur no se salga de su sitio y que al regenerarse la articulación quede en buenas condiciones. Yo no soy una experta, pero desde luego me resultan tratamientos muy agresivos.

Para saber más sobre esta enfermedad os recomiendo que visitéis la web de Familias con perthes.

Así ve Dani su silla de ruedas  :D

La historia de un niño con perthes:

No os voy a poder contar muchos detalles sobre la enfermedad, solo cómo lo vi yo desde fuera, ya que  compartía los días de trabajo con la mamá de Dani.

Dani dio muchas vueltas y pasaron muchos meses hasta que un médico le diagnosticó la enfermedad. Parecía que el niño no tenía nada grave, pero él seguía con molestias en la pierna que nadie sabía explicar. Pero gracias a dios,  dio finalmente con un médico que supo diagnosticarla. Y a partir de aquí comenzó la segunda deambulación de Dani y su madre: visitar diferentes médicos para oír diferentes tratamientos. 

Como ya he dicho, se conoce poco de la enfermedad, y por tanto poco del tratamiento ideal. Así que son muchas las propuestas que hay para enfrentarse al perthes. Y ante tal variedad de soluciones: ¿cuál escoges? ¿Cómo puedes valorar cuál es el que llevará a un mejor resultado? El ver que no se ponen de acuerdo los especialistas te hace dudar de todo, y yo le he visto pasar ratos muy malos a la mamá de Dani. No sabía por cuál decantarse. Quería que su hijo se curase, y temía equivocarse de método y hacerle pasar al chico por un calvario. Pero ¿cómo va a ella a decidirse por uno si ni siquiera los médicos se ponen de acuerdo?

Este es el calvario de la madre. ¿Y el niño? El niño sufre también, quizá por diferentes motivos. Al fin y al cabo, sus preocupaciones no son las de un adulto. Tiene una enfermedad y no puede hacer lo  que venía haciendo con sus amigos hasta el momento. Nada de correr en el patio, y ¡hala!, a moverse en silla de ruedas. Tras la operación, largo tiempo de reposo en casa, sin la actividad lúdica y social que un niño necesita y faltando al cole.

Por todo esto son necesarios más fondos para investigar este tipo de enfermedades. Ya no es solo el  hecho de pasar por una enfermedad, sino la difícil decisión de elegir una solución sin tener el conocimiento adecuado para ello. Es sentirse desamparado, porque la gente no sabe de qué les hablas (muchas veces entre los mismos médicos). Es tener muchas cosas en contra. Una operación como a la que se sometió Dani necesita de un reposo después. Su mamá no lo tuvo fácil porque es ella la que se encarga de Dani, y no recibió ningún tipo de ayuda para poder conciliar el trabajo con esta etapa especial y delicada en la vida de su hijo, sobre todo después de la operación.

Pero a pesar de estos malos ratos, de sentirse solos contra todo, Dani se curó y hoy no para: ¡hasta juega al waterpolo!

Mientras su madre lo pasaba mal por este desamparo, Dani, como niño que era, tenía una visión diferente del proceso y lo llevó a su manera. Esto lo refleja muy bien el dibujo que hizo cuando se hizo  oficial que estaba curado:

Dani ha ganado al perthes y se despide de él con muy buen humor.

¡ENHORABUENA, DANI! ¡ERES UN CAMPEÓN!

Desde aquí quiero mandar todo el apoyo del mundo a las familias que pasan por una enfermedad rara. Sé que lo importante es que ese apoyo llegue desde arriba, los que manejan el dinero y los medios. Pero es importante no sentirse solos, y de verdad, ¡no lo estáis!

Semana Santa : bofetada en la cara

lunes, 1 de abril de 2013

La semana Santa para mí siempre ha sido muy especial. No desde el punto de vista religioso, sino porque suponía una ruptura total a mitad de curso: 4 días en los que me olvidaba de todo y volvía con energía renovada. Y creo que, hoy en día, ya sólo ese recuerdo me ayuda a desconectar.

Pero empezaba mal la semana Santa. Después de llevar 3 días cargados de trabajo iba a tener que trabajar también durante las vacaciones: para el domingo tenía que hacer entrega de unas tareas de un curso de Python que estaba haciendo, y además tendría que hacer guardia de mi trabajo un par de noches. Eso sí, desde casa, en pantuflas y con un té, que eso siempre se agradece. Pero no... si son vacaciones, son vacaciones. Hay que reservar algo de tiempo libre para disfrutar y estar con la familia. Y no lo hice bien: empecé echando el resto, yendo de un lado para otro con el teléfono encendido pendiente del trabajo. Y si dejaba el móvil, sacaba el portátil. Rechazaba de entrada planes porque veía que no llegaba a todo. Y eso no hay cabeza sana que lo aguante.

Total, que el viernes por la tarde, ¡zas! Hasta aquí vemos llegado. De repente miré a Mollete, la veía enredar, coger cosas y jugar con su padre, y me di cuenta de que ya no era un bebé. Y no quería darme cuenta de pronto de que me había perdido cosas. Suena exagerado, y sé que por 4 días la peque no iba a cambiar sustancialmente y pasar a ser otra. Pero caí en la cuenta de que si entraba en esa espiral de obsesionarme con el trabajo, no iba a salir fácilmente. Y que lo mejor era poner tierra de por medio desde el principio.


Lo primero fue una llorera de agobio: no me iba a dar tiempo a entregar los ejercicios del domingo, y no iba a estar descansada para la siguiente guardia. Me sentía infeliz, porque ni siquiera sentía que lo que estaba haciendo en el trabajo sirviera para algo. Vamos, que era un cero a la izquierda. Lloré un rato. Y de repente me harté de estar triste. Y decidí que así no podía ser. Me lavé la cara y me fui a disfrutar de mi hija y mi marido. ¡A la mierda con todo! No iba a entregar los ejercicios y me daba igual perder el curso. Apagué el teléfono y no quise saber nada del trabajo. ¡Y, ay, qué liberación! Disfruté de ese rato como nunca en mi vida, sin hacer nada especial. Sólo estar dedicada a lo que verdaderamente merece la pena: la gente a la que quieres y que te quiere.



Y al día siguiente, el sábado, más de lo mismo: me fui al campo a disfrutar de mis dos amores, y vuelta a Madrid.  La noche del sábado al domingo tuve guardia, y el domingo estuve ya todo el día vagando por el mundo en plan errante... pero con otro espíritu: ¡¡a mí ya no me va a amargar la vida nada ni nadie!!