Yo tenía una vida estable. Era feliz con unos padres que me querían, un novio fantástico, una familia unida, amigos estupendos y habiendo dejado atrás a las personas dañinas, estudiando lo que me gustaba. Por supuesto la vida no es así, tan perfecta. Quizá había durado demasiado el espejismo y tocaba llevarse una bofetada de realidad.
Mi madre enfermó y en un año y medio se fue. Luego vinieron los dos primeros sustos de mi padre mientras yo intentaba seguir con mi vida y volver a sonreír. Por cada paso positivo que daba, venía uno negativo. Y poco a poco iba avanzando en el camino de mi vida. Supongo que como todos...