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D-MER: sentimientos negativos al ir a amamantar.

martes, 17 de mayo de 2016

Tanto el embarazo como el parto son procesos muy complejos que conllevan cambios en la mujer, pudiendo llegar a producir desajustes emocionales intensos. Es muy común que tras un parto la mujer pueda pasar por momentos de bajón,  tristeza, desesperanza... No se habla mucho de este tema, pero su incidencia no es tan baja, y creo que es realmente necesario visibilizar la depresión postparto y otros problemas que afectan emocionalmente a la madre, como el D-MER o el baby blues.

Atendiendo a los síntomas que presente una mujer e incluso la duración y el momento de aparición de los mismos, podremos tener alguna pista de qué le está sucediendo a la mamá, y en caso de necesidad, derivarla a un médico que le ponga nombre oficialmente a qué le pasa a esa mujer. Hoy voy a centrarme en el D-MER porque, a pesar de llevar ya varios años moviéndome por el mundo de la lactancia, no tenía conocimiento de este problema hasta que comencé el curso de asesoría, y estoy segura de que a muchos os pasa lo mismo e incluso os va a sorprender.

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El D-MER no es un trastorno emocional, sino un problema fisiológico que se traduce en síntomas emocionales. Esas siglas esconden tras de sí las palabras Disphoric Milk Ejection Reflex, o lo que es lo mismo, reflejo disfórico de eyección de leche, refiriéndose disfórico a los sentimientos negativos que invaden a la madre. Como os comento es un problema que reside en la química que rige nuestro cuerpo y está relacionado con la prolactina y la dopamina. La prolactina es la hormona que estimula la producción de leche. Es una de las hormonas básicas para la lactancia, junto con la oxitocina, que os sonará de su importancia en las contracciones durante el parto. En la lactancia la oxitocina también se encarga de contracciones, pero en este caso de las que producen la eyección de la leche, de modo que es la encargada de que la leche producida pueda salir al exterior. La otra sustancia implicada en el D-MER es la dopamina, que es un neurotransmisor, es decir, es una molécula que transmite la información de una neurona (la célula funcional del sistema nervioso) a otra y que resulta ser un inhibidor de la prolactina.

Esta patología produce sensaciones muy desagradables en la madre justo antes del amamantamiento y como mucho hasta 2 minutos después de comenzarlo. Es decir, está relacionado con el momento de la subida de la leche. No tiene dolores físicos asociados, es únicamente esa sensación de horror que aparece justo antes de la toma. La mujer puede sentir tristeza, depresión, ansiedad, irritabilidad o inquietud, pero solo en estos instantes que comentamos. El resto del día no habrá ningún momento en que estos sentimientos asomen de nuevo (a no ser que haya una subida de la leche por algún motivo, como oír llorar a tu bebé o algo similar), si bien es muy difícil controlar esas emociones cuando aparecen.

Esta patología ha sucedido siempre, pero no ha sido hasta 2008 cuando se le ha puesto nombre. Hasta entonces parecían casos aislados, o se relacionaba erróneamente con una depresión posparto. Se le quitaba importancia y no se prestaba ayuda a unas mujeres que se sentían mal no solo por esos sentimientos, sino por el hecho de tenerlos, y a las que incluso se culpabilizaba porque debían estar contentas ya que tenían un hijo al que daban el pecho. A día de hoy hay estudios que hablan de una incidencia del 10%, que no es poco. Afortunadamente, el que a una madre le suceda en una de sus lactancias no implica que vaya a sucederle en el resto.

Parece ser que un descenso brusco de la dopamina al inicio del reflejo de eyección podría estar detrás de esta cascada de emociones negativas. Como la dopamina es un inhibidor de la prolactina, es necesario que esta baje para que la prolactina pueda hacer su trabajo durante el amamantamiento. Pero la situación normal es que esta descenso sea suave y no la caída brusca que provoca en las madres esta bajada a los infiernos, pudiendo llegar a provocar incluso ideas de suicidio en los casos más graves.

El D-MER puede ser clasificado en varios niveles, según la duración y la intensidad de los sentimientos.

El grado más leve suele remitir antes de los 3 meses de lactancia y provoca sentimientos como la tristeza, la melancolía, el temor o la desesperanza. Una vez que la madre sabe que esos sentimientos son debidos al D-MER, parece que pueden gestionar esos momentos y no necesita tratamiento para sobrellevarlo. Puede que incluso unos pequeños cambios en sus hábitos diarios puedan ayudarle: asegurarse una ingesta adecuada de agua, dormir suficiente, hacer ejercicio (ya que ayuda a aumentar los niveles de dopamina y la cantidad de receptores), estar algo más sola (muchas madres han comentado que esto les ayuda), y algunas mujeres han comentado que el D-MER empeora después de un orgasmo, ya que aumenta la prolactina y disminuye la dopamina.

madre-amamantar-triste-negativaUn D-MER moderado puede durar ya entre 6 y 12 meses, incrementándose la dureza de los sentimientos que se originan en la mamá, añadiéndose a todo lo visto en el caso más leve, la ansiedad y  la irritabilidad. A menudo unos pequeños cambios en su día a día y algún tratamiento natural suelen ser suficientes para controlarlo. Entre estos tratamientos naturales se encuentran la acupuntura, algunas hierbas (ojo con las hierbas si estás dando el pecho, porque muchas están contraindicadas, siendo algunas de ellas muy frecuentes, como la menta poleo. Por ello siempre conviene consultar e-lactancia antes de tomar nada), complejos vitamínicos con vitamina B6 y algunos cambios en la dieta y suplementos.

El D-MER grave es algo que puede necesitar ya un tratamiento mayor, es decir, un tratamiento médico, ya que la madre puede tener incluso ideas de suicido o de algún tipo de autolesiones. Estamos hablando de palabras mayores ya que puede llegar incluso a no remitir.

Algunas madres que han padecido el D-MER cuentan que en esos momentos de negatividad sienten un agujero en el estómago, necesidad de escapar, tristeza, desesperanza... aunque, como hemos dicho, pueden ir aumentando tanto en intensidad como en negatividad. Al final hay una gran variedad de sensaciones negativas que pueden ser síntoma de un D-MER.

Seguramente a día de hoy hay muchísimos casos que no han sido diagnosticados por el desconocimiento que se tiene de este problema. Si tú eres una de esas mujeres que tiene sentimientos negativos al inicio de la toma, no dudes en consultar a tu médico. Si ves que no sabe por dónde tirar, háblale del D-MER. Te estarás ayudando a ti y a más mujeres que vengan detrás.