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Yoga prenatal

lunes, 28 de noviembre de 2016

Yoga, embarazo, embarazada
Imagen de Mia Battaglia.
No había practicado yoga en la vida. Bueno, miento un poco. En el embarazo de Elena fui a alguna clase suelta, pero no considero que eso cuente como una práctica de yoga, ya que no llegué coger un ritmo o a incorporarlo como rutina. 

En este embarazo he cambiado el enfoque, o podría decir el objetivo, y he pasado de preocuparme por lograr el parto perfecto o soñado, a centrarme en disfrutar del que creo que va a ser mi último embarazo, aceptando que el parto será como sea mejor y que eso no puede empañar estos preciosos meses de espera de mi enanillo. Quiero vivirlo plenamente y entrar en conexión con el bebé. Desde luego esto se puede hacer desde un trabajo personal en tu propia casa, pero cuando tienes ya dos hijos es realmente difícil encontrar el momento, el lugar o el ambiente adecuado... Por estos motivos decidí apuntarme a clases de yoga prenatal, porque era una manera de asegurarme ese tiempo y ese espacio para mí.

Anduve mirando varios sitios, buscando un equilibrio entre el precio y la comodidad de llegar hasta allí, y el sitio que más me convenció fue Aúpale, en San Sebastián de los Reyes, que no es donde yo resido. Pero el conocer el centro de otro tipo de actividades (grupos de lactancia, fisioterapia respiratoria pediátrica, ...), saber que es gente seria que lo que hace lo hace bien, y que a la profesora la había conocido en las Jornadas de Mujer, parto, consciencia en Más Natural, me hizo no tener dudas. Sabía que Elisa entendía la maternidad, el embarazo y el parto más o menos como yo (podéis conocerla más en su blog Yoga y maternidad). Y eso me iba a hacer sentir muy cómoda porque iba a entender mis necesidades, no solo físicas, sino sobre todo, emocionales, que es mi punto débil. Y es que yo con el yoga, más que buscar un buen estado físico de cara al parto (que también me interesa, es indudable), busco un equilibrio emocional que me ayude a vivir estos momentos de la manera más enriquecedora y sana mentalemente hablando.

Taller de ilustración con Martutxa Casares

viernes, 25 de noviembre de 2016

taller, acuarela, martutxa, casares
Hoy os hablo brevemente de una ilustradora. Ya sabéis que tengo devoción por los dibujos, y es que hay mucho talento suelto por este mundo. Y es que el jueves 17 de noviembre tuvimos la oportunidad de asistir a un taller para celebrar el día Universal de la infancia, organizado por la cadena de hoteles Petit Palace (gracias al personal del hotel y de Coonic, que fueron encantadores y cariñosísimos con los niños). La idea era que los peques desarrollaran su creatividad a la vez que se trabajaban nuevos valores femeninos y masculinos para romper con los estereotipos que tenemos establecidos clásicamente en nuestra sociedad, mientras la ilustradora Martutxa Casares les iba contando truquillos y técnicas para trabajar la acuarela. La sala en la que se celebraba el taller estaba decorada con ilustraciones suyas de personajes clásicos de cuentos, pero reinterpretados a su manera, y la verdad es que transmitían una imagen fuerte, no la típica fragilidad a la que nos tienen acostumbrados ciertos dibujos animados cuando hablamos de princesas... Os invito a que le echéis un ojo a su web o su facebook, porque personalmente creo que tiene láminas muy interesantes.

Mi hija llora. "No cedas", me dicen... ¿Y el beneficio de la duda?

miércoles, 23 de noviembre de 2016

No cedas, que lo volverá a hacer, me decía...

Mollete se ha levantado llorando desconsolada. Que la lleve al colegio, me pide, lo que me resulta imposible. Todavía de un día para otro, avisando en el trabajo... pero en el mismo día se convierte en algo complicado de resolver. Trato de hacérselo entender, pero tiene 4 años...

Crying. Imagen de James.
Nunca me había hecho esto antes. Sí hubo una época en que lloraba y decía que no quería ir al colegio. Fue una etapa difícil que hubo que trabajar, pero en ese momento el mensaje era claro: no quería ir al colegio, por los motivos que fuera. Pero esta vez no era eso, quería que YO la llevara al colegio. Al decirle que era imposible, me miró mientras seguía llorando y me dijo que entonces me acompañaba al trabajo... le conté todo lo que podríamos hacer juntas por la tarde cuando volviera del hospital, para que viera que yo iba a regresar a estar con ella, pero no, insistió: no quiero separarme de ti, decía desgarrada.