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La maternidad de la A a la Z: A de adaptación.

jueves, 30 de mayo de 2013


A de adaptación. De esa capacidad de adpatación que desarrollamos sin apenas darnos cuenta.

Siempre he sido muy flexible, pero debo reconocer que había momentos sagrados que nadie debía tocarme. Por ejemplo: cada 15 días iba al Bernabéu a ver a mi Real Madrid. Sí, aquí donde me veis soy superfutbolera. Espero que esto no cause desertores, jaja, ni por la afición en sí, ni por el equipo. Me gusta compartir mi afición con gente de cualquier equipo. Sí, incluso del Barça. :D

Pero no me desviaré. Antes llegaba el sábado o el domingo y si había fútbol, ya podían ofrecerme el plan que fuera, que si podía pasarme antes o después del fútbol lo haría. Y si no, pues se sentía mucho, pero... Es cierto que tomé esa decisión cuando llegó esa edad de planes todos los fines de semana y empecé a ir a algunos sí y a algunos no renunciando a algún domingo de fútbol, pero no a todos. Pero eso mosqueó a mucha gente que me interrogaba sobre por qué unos planes sí y otros no, que en qué me basaba para decidir. No me gusta dar explicaciones ni que me las den. Siempre he creído que hay que respetar la decisión del otro de entrada, así que decidí que ante tan absurda e infantil actitud no iba a dar pie a que se repitiera: ya no iría a ningún plan si había partido en el Bernabéu.

Bien, pues ese era uno de mis momentos sagrados. Otro era el de ver una película vagueando después de comer, repanchingada en el sillón. No importaba la calidad de la película. Eso era lo de menos. Lo importante era ese momento de no pensar en nada, destensar los músculos. No todos los días. El sábado era el día propicio para eso. ¡Qué relax, qué desconexión, qué necesidad!

O esos días de quedar un sábado desde primera hora hasta la noche con los amigos para hacer un maratón de películas, o jugar a mil juegos de mesa... sin dar explicaciones a nadie, aislados del mundo (ya hablaban de esto Criando Pekemons en su entrada de la semana pasada).

Y ahora, sin necesidad de pensarlo ni de sentir que estoy renunciando a algo, no voy al fútbol un domingo por la tarde porque me voy con mi peque a dar un paseo y a jugar al campo. O el sábado después de comer no me puedo repanchingar porque Mollete quiere juerga, atención y mimos. Y aunque estoy derrotada me echo al suelo a tirar bolas por rampas como si me fuera la vida en ello, y no me acuerdo de que podría estar estirada en mi sillón con la mantita.

Puedo hacer mis planes ideales de la semana, pero me adapto al horario que va surgiendo: la cena de hoy la haré cuando la peque decida que es un buen momento para entretenerse sola, y si hoy no es el día ya cenaremos lo que podamos. Y si de repente sale el sol y aprovechamos a salir a la calle, pues ya haremos los recados mañana, que ya será otro día.

Me adapto también a que la gente quiera vernos cuando a mí no me apetece, porque quiere estar con Mollete. Pues sin más problema recogemos y vamos para allá, sin darme tiempo si quiera a resignarme a ver a aquellos que no me apetece mucho en ese momento.

Y todo es así.Adpatación tras adaptación. Somos padres camaleones (algunos un poco más guapos ;) , como ya decía Trimadre a los 30 en una de sus primeras entradas del carnaval. Y bueno, menosmal. ¡Porque si no sería para volverse loco! (vale, de esto no nos libranadie, pero ya me habéis entendido).




¿Pero cuándo ha crecido esta niña?

martes, 28 de mayo de 2013


Estamos en ese momento en que, de repente, te das cuenta de que tu niña está creciendo. ¿Cómo es posible que haya habido este cambio de golpe, si estoy con ella día a día? Misterios de la vida... pero de pronto un día te das cuenta de que ha crecido, se hace mayor, porque ahora extraña a mamá. Se da cuenta de que puedes irte, pero no es tan consciente de que vayas a volver... La semana pasada no era así, pero ahora no quiere bajarse de los brazos de mami. Y si me voy a la cocina, protesta. Y cuando vuelvo a casa del trabajo, se lanza a por mí.


Ahora ha comenzado a dar besos y abrazos motu propio. Te sonríe, se acerca y te da un besito sonoro. A continuación te abraza. Y podemos estar así un ratito, balanceándonos tranquilamente. Ya no soy solo yo quien la busca. Ella también me necesita. Y eso hace que se me hinche el corazón... Cada vez es más personita y, aunque echo un poco de menos al bebé, me encanta que interaccione más conmigo, que razone como lo hace. Que baile conmigo, me haga cosquillitas e incluso me vacile. Que me lleve a los sitios, se ría conmigo y comparta conmigo que acaba de ver una urraca en el parque.

Menuda fuente inagotable de experiencias y sentimientos, esto de la maternidad.

150 palabras: El plan más dulce del mundo

domingo, 26 de mayo de 2013

Sigilosamente, como un ladrón a punto de comenzar su robo maestro, Sofía se acercó a la cocina. Miró a un lado y a otro: no había nadie alrededor. Ni parecía que nadie se fuera a acercar. Por el ojo de la cerradura comprobó que no hubiera nadie dentro: la nevera con el imán nuevo con forma de tulipán rojo, la encimera con los tarros de especias y el tostador, y al fondo la mesa de madera con el preciado botín: un tarro de miel de la finca de la abuela.

¡Era ahora o nunca! Abrió deprisa la puerta, que le pareció pesadísima,  atravesó corriendo la cocina dando zancadas, se encaramó a la silla para llegar al bote y abrirlo, y metió el dedo índice hasta el nudillo.

No había tiempo de saborear allí la victoria. Volvió corriendo a su cuarto y sentada en su cama degustó el sabor del triunfo.




La maternidad de la A a la Z: Y, de Yonotehepedidoconsejo

jueves, 23 de mayo de 2013



Eres madre primeriza. Asumes que no tienes ni idea del tema. Pero asumes, asimismo, que la naturaleza es sabia, y que hay cosas que se llevan dentro. Lo podré hacer mejor o peor, dudaré muchas veces, pero seguro que soy capaz de sacar esta situación adelante. Al fin y al cabo me he embarcado en esta aventura de la maternidad, junto a Papá Mollete, y estamos seguros de que entre los dos lo sabremos/podremos llevar.

Lógicamente nos rodean muchas personas que ya han pasado antes por esta experiencia: madres, tías, amigas de los padres, amigas nuestras... y pongo el sexo femenino porque, por lo menos a mí, las que siempre me suelen dar consejo son las mujeres. Pero bueno, puede haber un caballero consejero, ¡por qué no! Y de manera general, todos los comentarios y consejos son bien recibidos, hasta que... ¡Hasta que te tocan las narices!

Hoy voy a sacar a la mami guerrera y, por qué no decirlo, protestona que llevo dentro. No son pocas las veces en que las personas que te dan esos consejos lo hacen con un aire de suficiencia que tumbaría al mayor elefante. Prácticamente no te dan opción a contestar para intercambiar impresiones porque, no, te has equivocado: aquello no era un consejo, ¡era una clase magistral! ¿Y te la querías perder, chata?

Soy de las que piensa que de todo se aprende. Incluso aprendes a qué no quieres hacer: puff, pues si has hecho eso, viendo cómo han salido tus criaturas, prefiero abstenerme de probarlo... Por tanto, me gusta escuchar a la gente, aunque sepa que, probablemente, no esté de acuerdo con ella. Pero todo tiene su límite: ¿no se dan cuenta, a la tercera, de que no opinas igual que ellas y que porque insistan de manera tan pesada y desagradable no vas a cambiar de opinión? Por lo menos que no se molesten y te censuren con la mirada cuando comentas que, no solo no vas a probarlo, sino que estás completamente en contra de lo que esa persona te dice.

Uno de los momentos más embarazosos fue en la época en que, dada la edad de Mollete, había que enfrentarse al tema de irse a dormir. Como he dicho varias veces en este blog, al principio no quería leer nada de nada, quería hacerlo todo un poco según me fuera surgiendo. Y cuando por fin definí a grandes rasgos qué tipo de madre quería ser, de hablarlo con mi pareja y decidir cómo queríamos llevar la educación de nuestra hija, fue cuando me puse a leer para completar mis desconocimientos. Tras empaparme de artículos, entradas de otras madres, talleres, etc, decidimos que no queríamos ni oír hablar del método Estivill. Siempre desde el respeto a los padres que decidan aplicarlo. Es una de mis máximas: aconseja sabiamente (de nuevo vuelve a aparecer aquí mi primera palabra, Sofía) y respeta la decisión que los demás tomen. Así pues, podré debatir con quien le apetezca sobre los pros y los contras de este método; diré porqué no quiero usarlo y escucharé encantada porqué otros sí quieren emplearlo. Creceremos como personas y todos tan felices.

Pero ¡ay!, cuando un familiar te viene con el libro de este hombre como regalo... Lo primero, sonrisa. Es un detalle, y hay que ser agradecidos. Luego te explican lo bien que les funcionó a ellos. Tú escuchas, sin interrumpir. Que te den toda la información que ellos crean necesaria. Y a continuación dices que, aunque leerás por supuesto el libro (como así hice) no estás de acuerdo con ese método y no crees que lo vayas a emplear. Entonces ya viene la mala cara. Esa mirada de: ¡pero mira que eres boba! Y una blanda. A los niños hay que llevarles con mano dura desde el principio. Así aprenden a dormir ellos solitos. Tú argumentas que crees que no; que lo que aprenden es a callarse y no protestar, y que tú no quieres que tu hija aprenda esa actitud de sumisión. Y ahí va la segunda mirada reprobatoria. Y te insisten, para que eduques a tu hijo como ellos quieren que sea...

Y es habitual que este tipo de encontronazos no sean momentos aislados. Sino que primero discrepas de un tema, luego, con esa misma persona, de otro. Y de un tercero. Ella debe pensar que eres una mala madre. Pero tú, visita tras visita, demuestras que tu hija no te está saliendo ni tan torcida, ni tan caprichosa como ellos pensaban. Es más, mucha gente incluso te felicita por lo buena que es la niña. Pues ya... a base de amor. Se ve que a veces funciona.

Además, y sobretodo al principio, te quieren aconsejar de toooodo toooodo. Y tú lo que necesitas en ese moemnto es tiempo para conocer al nuevo miembro de la familia, ir evaluando tus dotes como madre; en definitiva, haciéndote a la situación. Y no estar acordándote de todos y cada uno de los consejos que te han soltado en plan metralleta, uno tras otro: ratatatatatatatá. Y ello siguen erre que erre, porque habitualmente los primeros días van a tu casa, y mientras tú estás manos a la obra dando el pecho, cambiando un pañal, o sacándole los moquitos, ellas están ahí, evaluando cada paso y corrigiendo cada fallo. Los inspectores de hacienda a su lado son unos blandos.

Y claro, como los encontronazos y momentazos "consejeros" suelen ser repetidamente con 2 o 3 personas, cuando ya las ves acercarse o sabes que te tocará verles pronto, te invade un sentimiento que no he sabido denominar, salvo como yonotehepedidoconsejo. Por una vez estate callada y déjame seguir tranquilamente a lo mío...

Yo no sé si me pongo tan intransigente porque, al no haber podido compartir con mi madre esta aventura de la maternidad (ya me habría gustado) he tenido que ir lidiando yo sola con cada problema que iba apareciendo y haciéndolo a mi manera. Bueno, sola sola no, que menos mal que tenía a mi lado a mi amiga  del alma, María (juntas desde los 2 años, ¡ahí es na!) y a mi tía Ajo. Pero vamos, el día a día de las primeras semanas ha sido bastante DIY, jajaja.

¿Os ha pasado esto también? ¡Seguro que sí! ¿A que esta vez no he transmitido tanta paz? Jajajaja.

Galletas de bebé

lunes, 20 de mayo de 2013

Para la fiesta del bebé que le hicimos a mi prima decidí amortizar los moldes que compré para el bautizo de Mollete. Queríamos regalar un pequeño detalle y mi gran amiga María me recomendó hacer galletas y decorarlas. Así que compré unos moldes con motivos de bebés, y siguiendo una de sus recetas (las cuelga en un blog dedicado a la cocina, que os recomiendo que visitéis: Quiero ser como Martha, por Martha Stewart) nos dedicamos una tarde a hacer galletas y decorarlas. Fue un proceso duro porque hicimos entre ella, mi prima y yo 150 galletas. Decorarlas es duro... porque lleva tiempo. Pero esta vez necesitaba menos galletas, así que me lancé de nuevo al proyecto.

Los ingredientes para esta receta para unas 40 galletas grandes son:

Para las galletas

- 250 gr de mantequilla a Temperatura ambiente
- 250 gr de azúcar glas
- 1 huevo xl a temperatura ambiente
- 650 gr de harina tamizada
- 1 chorrito de leche
- aroma al gusto
- moldes para cortarlas. En esta ocasión usé cortadores con motivos de bebés.
                   
Para el glaseado
- 400 gr de azúcar glas tamizado (debe ser comprado, no sirve el hecho con termomix)
- 2 claras de huevo (Pasteurizadas son las ideales, de las que venden en Mercadona)
- Media cucharadita de cremor Tártaro
- Aroma al gusto (en mi caso, de cereza)



Yo prescindí del cremor tártaro, porque no les quedaba en la tienda en la que suelo comprarlo. Y no es imprescindible. Así que si no tenéis a mano, no os preocupéis. Con él, las galletas quedan más brillantes, pero vamos... no es necesario.

Para la receta de las galletas, aquí. Y para la del glaseado, acá.

Las galletas las hice una tarde. Como lo ideal es que se enfríen bien antes de pintarlas, las dejé hasta la tarde siguiente, momento en que empecé a decorarlas. Para ayudarme vino también mi amiga Andrea, con la que ya hice la tarta de pañales.


Del glaseado hay que sacar dos texturas diferentes: una más espesa, tipo pasta de dientes, para pintar los bordes y los detalles, y una algo más líquida, tipo cola, para rellenar. Para esto iremos añadiendo el azúcar glas poco a poco hasta lograr la textura adecuada. Luego separaremos pequeñas cantidades y lo teñiremos de los colores que nos apetezcan para ir decorando ayudados de unos biberones. Boquillas más pequeñas para los bordes y detalles, y algo más gruesas para colorear. Aunque el grosor va ya según el gusto de cada uno. Por encima podemos añadir también virutillas de colorines o cualquier cosa que se nos ocurra. Y nada, si se tiene todo no queda más que lanzarse a pintar.



Ya por último, yo las metí en paquetitos, de dos en dos, para darlas en plan detalle. Les coloqué una tarjetita que decía "Bienvenida, Paula". Y este fue el resultado. ¿Os animáis a hacerlas? ¡Están bien ricas!

150 palabras: Mami siempre está ahí (nido, colegio, extraño)

domingo, 19 de mayo de 2013

Sofía estaba sentada en el césped del parque, que de repente se llenó de niños que salían del colegio. Se había quedado embobada mirando un nido solitario en las ramas del castaño. Oía piar a unos pajarillos, como locos, y no parecía que su mamá estuviera cerca... A Sofía esto le pareció extraño porque su mamá siempre estaba con ella, y no podía entender que los polluelos anduvieran solos. Se preguntaba qué les pasaría, porque no paraban de protestar. Cuando se levantaba a contárselo a su mamá para ver si podían ayudarles, apareció mamá pájaro con un montón de gusanos para alimentar a los pequeños. De pronto se hizo el silencio mientras los pollitos llenaban sus barrigotas. Ya le parecía a Sofía que la mamá no podía fallarles. Relajada, corrió al lado de su mami, le dio la mano regordeta, y volvieron a casa, donde le esperaba una rica cena.

Tarta de pañales

viernes, 17 de mayo de 2013

Ya os comenté en una entrada anterior que le hicimos una fiesta del bebé a mi prima. Uno de los regalos que le hicimos fue una tarta de pañales, porque creíamos que era algo útil que iban a usar seguro. Como el presupuesto nos quedaba un poco justo, decidimos hacerla nosotras, que somos unas valientes, y estirando estirando el dinerillo hicimos una tarta de lo más aparente. Bueno, digo hicimos, pero la gran artista fue Andrea, que tiene mucha imaginación y es una manitas.

Esto también nos permitió ambientarla un poco en un tema que a ella le gustara. Como la mami es bióloga y su pasión siempre fueron los animales, nos fuimos a Tiger y compramos 10 marionetas de dedo con forma de animales y un flamenco rosa la mar de mono. Todo esto por 14€. Si es que esta tienda tiene de todo por 4 duros... Me encanta Dinamarca por muchas cosas, ¡¡pero esta es una más!!

Además resulta que el flamenco, además de ser tan vistoso, mueve el cuello mientras canta una canción que parece tirolesa. Sí, ya lo sé... ¿qué tiene de tirolés un flamenco? No es un chiste ni una adivinanza...

Para la base de la tarta lo fundamental eran los pañales. Compramos 134 pañales, aunque al final usamos solo 112. Decidimos hacerla de tres pisos. Andrea cortó una base de cartón marrón, sobre la que pegó un cilindro grueso de cartón alrededor del cual fuimos colocando los pañales.


A la hora de lanzarnos a hacer la tarta no pensamos en cómo íbamos a ir poniéndolos... no queríamos ponerles celo para aguantarlos hechos un rollito, por si se rompía el pañal a la hora de abrirlo. Como Andrea tiene a mano mil materiales, deshizo una esponja de redecilla de las de IKEA, que resultan ser una tira larga. La pusimos alrededor del cilindro y mientras yo la mantenía tensa para sujetar los pañales que habíamos colocado dentro, ella iba metiendo más pañales. Luego atamos la redecilla y cubrimos todo el lateral con papel marrón. Elegimos el color marrón por similitud a los árboles, y por salir de los típicos rosa y azul de casi todas las tartas. Ya que podíamos elegir...


Repetimos esta misma operación en el segundo piso. En el tercero ya no había cilindro central de cartón, simplemente varios pañales atados con otra redecilla.


Una vez obtenida la tarta en sí comenzaba la decoración. Las marionetas de dedo las enganchamos en unos palos de madera de balsa que pintamos con rayitas marrones para simular árboles, y las colocamos entre los pañales del piso bajo.

Sobre los pañales del segundo piso colocamos algunos elementos que iban a serles útiles a los papis en la higiene y vida diaria del bebé: un chupete, un chupete dispensador de medicinas, unas tijeritas de punta redondeada, una lima, un cortauñas, un cepillo y un peine. Tuvimos mucha suerte y Andrea tenía papeles simulando pieles de animales: cebra, leopardo, tigre... y los envolvimos en ellos para luego colocarlos sobre los pañales del segundo piso.

Por último, en el último, sentamos al flamenco cantarín. Además añadimos unas letras que hizo en cartón Andrea, formando el nombre de la nena. ¡Y lista! No fue tan difícil, ahorramos dinero, nos reímos un rato, y así nos ha quedado una tarta de pañales diferente.

¿Qué os parece?




La maternidad de la A a la Z: L, de lágrimas

jueves, 16 de mayo de 2013



Las lágrimas... ya las conocemos de antes, unos más que otros. Yo siempre he sido una llorona por excelencia. Quizá porque tiendo a aguantar y cuando ya no puedo más me sale todo de golpe en forma de llantina. Pero al margen de esto, ¿no os visitan más frecuentemente las lágrimas desde que sois padres? Conozco algún caso más de mamás, no de papás, en que es así : ves una noticia dura, y lloras. Ves a un recién nacido agarrando el dedito de su papá, y lloras. Ves un documental en el que dos cachorros de leopardo juegan inocentes, y lloras (bueno, a lo mejor con esto me he pasado, jajaja). Y no vale echarle la culpa a las hormonas. A parte de que me parece fatal usarlas de excusa para todo (que sí, que ya sabemos que son un poco fastidionas), las hormonas se terminan regulando con el tiempo, y sin embargo la lágrima fácil está ahí, esperando el momento adecuado para salir y dejarte en evidencia delante de cualquiera.

Desde luego, mi experiencia personal es que todo me afecta mucho más, sobre todo lo relacionado con otros niños que no conozco de nada: todos estos casos de niños con enfermedades poco frecuentes, que llevan meses hospitalizados y que ni siquiera saben si tienen cura. Estos me afectan especialmente. No sé si es porque inconscientemente me imagino que eso mismo le pueda pasar a mi hija. Pero no creo que los tiros vayan por ahí, porque no solo hay lágrimas en momentos malos. Cualquier demostración de amor, de ternura, o solidaridad, hace que me emocione... Por ejemplo, los abuelitos por la calle, en algunas de sus escenas cotidianas, me conmueven enormemente y me da la llorera... El proceso es el que sigue: primero, los sentimientos se me remueven dentro, suben y bajan, suben y bajan, hasta que empiezan a organizarse para empujar garganta arriba mientras la nariz se me pone roja como un pimiento y cuando ya no pueden empujar más, deciden salir por los ojos en forma de chorros. Papá Mollete ya me conoce y cuando me ve así, me riñe: "¡se te está poniendo la nariz roja!" Y claro, muchas veces me saca de mi runrun interior y se me corta el proceso. Pero esto no sucede siempre. Si estamos viendo las noticias normalmente la gente no se fija en mi cara, y yo ¡hala a llorar!

La verdad es que no me molesta que me ocurra esto, ¡aunque a veces no sepa dónde meterme! Porque la gente se preocupa por mí, y en realidad tampoco me sucede nada grave. Muchas veces me paro a analizarlo para averiguar cuál es el mecanismo, qué me lleva a eso... pero nada, ¡no acierto ni a pensar! porque estoy atorada dedicándome a llorar. Supongo que lo que sucede es que te vuelves más receptiva a todo tipo de sensaciones, buenas y malas.

Seguro que a más de uno le ha pasado a raíz de convertirse en padre. ¿Por qué creéis que es?










Premios a los fieles seguirdores

martes, 14 de mayo de 2013


He recogido de Trimadre a los 30 un premio a Mejor seguidor, cosa que me hace mucha mucha ilusión ¡¡y quiero agradecérselo desde aquí!! La verdad es que me gusta mucho su blog, y ella, que parece una persona encantadora. ¡Habrá que conocerse para cerciorarse! Contó conmigo para su nuevo carnaval de blogs (La maternidad de la A a la Z), y la semana pasada escribí mi primera entrada. ¡Ya estoy maquinando la segunda para este jueves! 

Pero mientras tanto, para recoger el premio tengo que contestar una serie de preguntas. Aquí van:

  • Edad: 33 castañas recién recogidas del árbol ;)
  • Horóscopo: Aries. Cabezota, cabezota y cabezota...
  • ¿Dulce o salado? Salado... siempre salado: ¿tarta o tortilla? Torilla. ¿Ensaimada o empanada? Empanada. ¿Huevos o helado? Huevos, jajaja. Bueno, de vez en cuando algún dulce, pero la mayoría no me gustan.
  • ¿Hobby? Adoro leer, aunque últimamente no tengo suficiente tiempo. Y viajar, aunque últimamente no tengo suficiente dinero...
  • ¿Qué te inspiró a hacer el blog? Pues el tener cosas en la cabeza para arriba y para abajo. Conversaciones que mantenía conmigo misma, y por no volverme loca pensé que era más sano compartirlo con los demás.
  • ¿Eres una profesional del mundo del maquillaje o de la moda? No. Es más, soy un desastre. Me encantaría que se me diera bien, pero creo que hay gente que no nacemos con esas capacidades...
  • ¿Tienes canal de youtube? Nop.
  • ¿Tu canal favorito de Youtube ó blog de maquillaje y nail art? Uy, ninguno. Es lo que me falta, jajaja.
  • Tu perfume favorito: Nunca he tenido un perfume o colonia de cabecera... rara vez me pongo alguno... en todo caso, cosas fresquitas que no empalaguen.
  • Un básico de maquillaje sin el que no podrías salir: ya os he dicho que yo de esto... nada de nada. Pero de elegir, lápiz de ojos para el contorno. Es lo único que de vez en cuando me gusta ponerme. ¡Qué desastre soy! :D


Y ahora tengo que pasarle el testigo a otros 10 blogs, que considere mis mejores seguidores. No se lo doy de nuevo a Trimadre a los 30, no por falta de ganas, sino porque el premio vaya pasando de mano en mano y poder dar a conocer más blogs aún. ¡¡Pero no dejéis de visitarla, que para mí es otra ganadora de este premio!!

 ¡Allá van mis ganadores!



La maternidad de la A a la Z : S, de Sofía

jueves, 9 de mayo de 2013


De bien nacidos es ser agradecidos, así que no puedo empezar de otra manera que no sea agradeciendo a Verónica que haya comenzado este nuevo carnaval de blogs y que haya contado conmigo desde el principio para participar. Me parece un proyecto muy interesante, que creo que me va a ayudar a profundizar más aún en todas estas novedades que me ha traído el ser madre, esas sensaciones, esas ideas, esos reflejos que yo no sabía que tenía O.o

Han sido tantas las cosas nuevas sobre las que podría reflexionar... pero creo que tengo claro por dónde empezar. El gran cambio, el más importante, se llama Sofía. Ella es la primera persona que ha conseguido que me sienta imprescindible al 100%, que ha removido mi interior de arriba a abajo provocando sentimientos fortísimos; esos sentimientos que iré tratando de analizar y relatar cada jueves.

Ella es la que cuando la cojo en brazos y enrosca sus piernecitas alrededor de mi cintura hace que crezca 20 cm; y que cuando me mira y me sonríe porque sí hace que engorde 30 kg. Entonces siento que mi paso por la vida no es en vano, que estoy aquí para algo y que en ella espero dejar mi huella. No es que quiera imprimir sobre ella mi carácter y mis costumbres, pero sí quiero ayudarle a ser una buena persona con criterio para decidir por sí misma y no dejarse llevar por toda esa gente manipuladora e interesada. Esto sí que es un proyecto de vida, el que realmente quiero que salga bien, por el bien de la peque.

Antes de nacer Sofía pensaba en cómo de exagerada eran todas esas mujeres que hablaban de cuánto les había cambiado la maternidad. No podía ser para tanto... ¡qué equivocada estaba! Si no conoces algo, no hables, ¡bocazas! (me lo digo a mí misma...). Y es que es verdad. Ahí está ese instinto animal. Supongo que lo llevamos dentro : desde el momento del nacimiento de nuestro bebé nuestra misión animal es cuidar, alimentar y educar a las crías para sacar adelante a la especie. Automáticamente nuestro plan de vida y comportamiento cambian para poder llevar a cabo esta misión que nos encomienda la madre naturaleza, y por nuestros peques somos capaces de todo. ¡Cuidado con nosotros! Es la naturaleza la que, nadie sabe cómo, nos da esa sabiduría (Sofía) necesaria para hacerlo adecuadamente. Nadie nos ha enseñado a ser madres, o padres, pero todos somos capaces de desempeñar perfectamente ese papel. Otra cosa es que haya gente a la que no le apetezca tener hijos, pero estoy convencida de que, llegado el caso, sabrían hacerlo. Y luego están los que, siendo ya padres y madres, pasan completamente de sus hijos, pero no porque no sepan cómo hacerlo, sino porque son mala gente. Volviendo al tema, es esa sabiduría la que nos aporta unos súper poderes (los llamo así porque son algo nuevo para nosotros, ya que de muchos de ellos ni siquiera éramos conscientes que los teníamos) con lo que sacamos adelante nuestra tarea. ¿No os suenan : intuición, fortaleza, paciencia, comprensión...?

Nuestros súper poderes, las sensaciones que nos provocan nuestros hijos, las reacciones ante lo que les pasa... Tenemos por delante mucho sobre lo que reflexionar y de qué hablar. Encantada de poder compartirlo en este carnaval :D



Sorteo a favor de Aroa.

viernes, 3 de mayo de 2013

Muchos me habéis oído ya hablar de Aroa. Es una niña preciosa de 7 meses que lleva ingresada desde el 2 de diciembre. Tiene una enfermedad intestinal autoinmune, pero además tiene una colitis ulcerosa, dermatitis carencial en todo el cuerpo, un foco epiléptico en el lado izquierdo de la cabeza y es propensa a los trombos. Han probado con cuatro medicamentos diferentes y no funcionan o le hacenmás daño que bien. Ahora han decidido que van a mantenerla con la alimentación parenteral e intentar que coma algo por boca para poder irse a casa y esperar a que dentro de unos años (5,10,15...) salga algún remedio para ella. Todo esto con los riesgos que una enfermedad autoinmune supone... Podéis ver más información en su página de Facebook.


La familia es de Cartagena y su mamá lleva en Madrid con Aroa ya mucho tiempo. Su padre está allí trabajando, y con un solo sueldo no puede venir mucho a ver a la peque. Ni él ni la hermana de Aroa, que tiene que vivir con sus abuelos. Se echan de menos mutuamente, y la mamá de Aroa hace mucho que no ve a su otra hija. Quieren venir todos a Madrid para estar juntos y que esto sea más llevadero para todos, pero para eso su papá tendría que dejar su trabajo y encontrar otro en Madrid, con lo difícil que está ahora, además de un piso.

Para poder ayudarles en esta situación se pide nuestra colaboración. Podemos hacer donaciones a su cuenta, que está publicada en su página de Facebook en el apartado de Notas. También podemos participar en un subasta, sobre la que encontraréis información también en su Facebook.

Además de esto, mi amiga Sara Lobla, que es fotógrafa profesional (os he hablado de ella porque tuvimos una sesión de fotos con ella y con Mollete. Podéis visitar su web), sortea una sesión de fotos con ella entre todas las personas que ingresen 10€ en la cuenta de Ayuda a Aroa. Es un caso real. Yo he ido a verlas al hospital, y hoy mismo vuelvo a darles un achuchón de apoyo.



La sesión puede ser de niños, bebés, familias, novios, prebodas o postbodas. Lo que elija la persona ganadora. Ved su trabajo y os daréis cuenta de que una sesión de fotos con ella merece mucho la pena, y 10€ para la mayoría de nosotros no supone un descalabro económico para llegar a fin de mes.

¿Cómo participar? Es muy sencillo: Hay que ingresar 10€ en la cuenta habilitada para ayudar a la familia de Aroa ( Javier Sánchez, Cajamar: 3058 0363 20 2724000144), y dar me gusta en la página de Aroa: aquí.

Luego solo queda mandar justif
icante a la familia mediante su página de facebook, en un correo privado.

Hoy día 3 de mayo comienza el concurso hasta el día 15 de mayo inclusive. 

¡ANIMAOS, QUE MERECE MUCHO LA PENA LA SESIÓN Y, SOBRE TODO,
LA CAUSA POR LA QUE SE HACE!

¡¡AROA, PONTE BUENA PRONTO!!

Una fiesta para un bebé

La llegada de un bebé siempre es motivo de alegría. Y yo, que me gusta un sarao más que a un tonto un lápiz, encuentro en los embarazos una excusa perfecta para hacer fiestecilla. Esta entrada abre una pequeña serie dedicada a diferentes aspectos a la hora de organizar una fiesta de estas características.

Mi prima está embarazada y espera una niña para mediados de junio. Unas amigas suyas, el resto de primas y yo, hemos decidido hacerle una fiesta del bebé. Lo que en Estados Unidos se llama baby shower. Hasta ahora aquí esto no había sido tradición, la verdad. Yo empecé a conocerlo con el bebé de una amiga y a mí me hicieron también uno. Y oye, me parece estupendo el tener una excusa para reunirse con las personas queridas a pasar un rato agradable. Llamémosle baby shower, fiesta del bebé, tarde de chicas o merienda.

Al papá de la criatura le pareció también buena idea, porque él es de Perú y parece ser que allí también es tradición. Invitamos también a la madre de la mamá, es decir, a la abuela materna, y a su tía, y entre todas nos pusimos manos a la obra a organizarlo. Espacio teníamos mucho, porque se acababan de mudar 3 días antes a una casa nueva sin muebles... así que entrábamos unos cuantos sin problemas, aunque había que llevar sillas.

Así que nada, a repartirse el trabajo. Por un lado, los regalos. Por otro lado, la comida. ¡Que a mí me pierde! Habría que poner algún globo y guirnalda, para alegrar un poco el espacio. De eso se encargó el papá.


Como éramos bastantes, nos juntamos con bastante dinero que dio mucho de sí. Por un lado la mami sabía que quería portear a su bebita, así que indagando un poco averiguamos que ella quería un fular tejido. Ya se había estado informando acerca de las diferentes maneras de porteo y lo tenía muy claro.

Al principio no sabíamos qué más comprar. Teníamos muchas buenas ideas, pero a todas les encontrábamos pegas: una cómoda está genial, pero tienen que elegirla ellos. Una trona también, pero hasta que se use está ocupando sitio y ellos aún no sabían en qué piso iban a vivir... total, que recurrimos a lo práctico y a algo que supiéramos que les gustaba. Por un lado un robot de cocina para las comidas del bebé, que sabíamos que a la mami le gustaba. Y por otro una tarta de pañales. Como no nos quedaba mucho presupuesto para la tarta, decidimos hacerla nosotras, que nos saldría más barato. En una futura entrada os contaré cómo la hicimos.

Ya solo quedaba empaquetarlo y ponerlo todo bonito.


En cuanto a la comida, nos repartimos las tareas, de modo que resultara fácil y cómodo para todas. Y nos quedaron cosas bien ricas: empanada, sandwiches, tarta de manzana, palmeritas de hojaldre, patatas, un ají de gallina típico de Perú que preparó el papi, trufas... Yo hice unas galletas a modo de recordatorio de la fiesta. En otra entrada más adelante contaré cómo las hice.

Así que nada, aunque no pudimos ir todas, las que fuimos pasamos un rato la mar de agradable, y  creemos que a la mami que le gustó mucho... que era de lo que se trataba.