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Tarta de pañales

viernes, 17 de mayo de 2013

Ya os comenté en una entrada anterior que le hicimos una fiesta del bebé a mi prima. Uno de los regalos que le hicimos fue una tarta de pañales, porque creíamos que era algo útil que iban a usar seguro. Como el presupuesto nos quedaba un poco justo, decidimos hacerla nosotras, que somos unas valientes, y estirando estirando el dinerillo hicimos una tarta de lo más aparente. Bueno, digo hicimos, pero la gran artista fue Andrea, que tiene mucha imaginación y es una manitas.

Esto también nos permitió ambientarla un poco en un tema que a ella le gustara. Como la mami es bióloga y su pasión siempre fueron los animales, nos fuimos a Tiger y compramos 10 marionetas de dedo con forma de animales y un flamenco rosa la mar de mono. Todo esto por 14€. Si es que esta tienda tiene de todo por 4 duros... Me encanta Dinamarca por muchas cosas, ¡¡pero esta es una más!!

Además resulta que el flamenco, además de ser tan vistoso, mueve el cuello mientras canta una canción que parece tirolesa. Sí, ya lo sé... ¿qué tiene de tirolés un flamenco? No es un chiste ni una adivinanza...

Para la base de la tarta lo fundamental eran los pañales. Compramos 134 pañales, aunque al final usamos solo 112. Decidimos hacerla de tres pisos. Andrea cortó una base de cartón marrón, sobre la que pegó un cilindro grueso de cartón alrededor del cual fuimos colocando los pañales.


A la hora de lanzarnos a hacer la tarta no pensamos en cómo íbamos a ir poniéndolos... no queríamos ponerles celo para aguantarlos hechos un rollito, por si se rompía el pañal a la hora de abrirlo. Como Andrea tiene a mano mil materiales, deshizo una esponja de redecilla de las de IKEA, que resultan ser una tira larga. La pusimos alrededor del cilindro y mientras yo la mantenía tensa para sujetar los pañales que habíamos colocado dentro, ella iba metiendo más pañales. Luego atamos la redecilla y cubrimos todo el lateral con papel marrón. Elegimos el color marrón por similitud a los árboles, y por salir de los típicos rosa y azul de casi todas las tartas. Ya que podíamos elegir...


Repetimos esta misma operación en el segundo piso. En el tercero ya no había cilindro central de cartón, simplemente varios pañales atados con otra redecilla.


Una vez obtenida la tarta en sí comenzaba la decoración. Las marionetas de dedo las enganchamos en unos palos de madera de balsa que pintamos con rayitas marrones para simular árboles, y las colocamos entre los pañales del piso bajo.

Sobre los pañales del segundo piso colocamos algunos elementos que iban a serles útiles a los papis en la higiene y vida diaria del bebé: un chupete, un chupete dispensador de medicinas, unas tijeritas de punta redondeada, una lima, un cortauñas, un cepillo y un peine. Tuvimos mucha suerte y Andrea tenía papeles simulando pieles de animales: cebra, leopardo, tigre... y los envolvimos en ellos para luego colocarlos sobre los pañales del segundo piso.

Por último, en el último, sentamos al flamenco cantarín. Además añadimos unas letras que hizo en cartón Andrea, formando el nombre de la nena. ¡Y lista! No fue tan difícil, ahorramos dinero, nos reímos un rato, y así nos ha quedado una tarta de pañales diferente.

¿Qué os parece?