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150 palabras: las hadas viajeras (globo, espuma, agua)

lunes, 18 de noviembre de 2013

¿Sabíais que las hadas viajan en pompas de jabón? Por eso, cuando Sofía se baña en vez de ducharse (no lo hace a menudo porque hay que ahorrar agua), echa en la bañera muchíiiiiiismo gel, para que salga mucha espuma y las hadas vayan a bañarse con ella. Cuando viene alguna a verla, Sofía sopla sobre el pequeño globo de jabón. Así las pompas hacen divertidas piruetas, subiendo y bajando. A ella le divierte mucho, ¡pero a las hadas mucho más aún!

Sofía se parte de risa cuando las pompas se rompen y las hadas caen a la bañera. Pero como son mágicas ¡salen ya secas del agua! Entonces Sofía hace más pompas y ¡vuelta a empezar! Viajan por todo el cuarto de baño hasta que mamá dice que ya es la hora de ir a cenar. Las hadas se despiden y le agradecen a Sofía ese rato tan divertido.

Viernes dando la nota: Dear darlin'

viernes, 15 de noviembre de 2013

Casi todos los viernes veo a un montón de compañeras y amigas que participan en el Viernes dando la nota de Mamirami. La verdad es que, aunque me pican las ganas, nunca me animo ya que me resulta difícil explicar qué sentimientos me provocan o qué me evocan las canciones que me gustan. 

Pero este viernes ha sido diferente y ha salido de una manera natural. Lo malo es que me he enterado que ya no se hace como originariamente, ¿no? (corregidme, que me falta información). Pero de alguna manera quiero participar, aunque sea de una manera independiente, porque como digo hoy me ha salido de una manera espontánea.

La semana pasada escuché muchas veces a lo largo de mi viaje de ida y vuelta al trabajo una canción: Dear darlin' de Olly Murs. La verdad es que no conocía de nada al chico pero la canción me removió bastante desde el principio. Luego supe que esa semana había perdido a mi bebé y ahora pienso que lo mismo era de alguna manera una intuición...

Y no ha sido hasta ayer cuando me di cuenta de que, en el fondo, la historia que cuenta no deja de ser de algún modo  la historia de amor que he vivido yo con mi Garbancito.



I miss you and nothing hurts like no you. 
And no one understands what we went through. 
It was short. It was sweet. We tried. 

Te echo de menos y nada duele tanto como que no estés.
Y nadie entiende lo que tuvimos.
Fue corto, dulce. Lo intentamos.

Bueno, nuestra historia de amor se diferencia en algo de la de la canción: la nuestra, aunque sin abrazos y en la distancia, continuará para siempre.

Viernes dando la nota es un carnaval de blogs en el que todos los blogs participantes dejamos una canción y entre todos hacemos del viernes un día lleno de música.
Si quieres participar, sólo tienes que subir a tu blog una entrada con una canción que te guste, que signifique algo especial para ti, que no puedas quitarte de la cabeza... y enlazarlo al Viernes dando la nota.
Recuerda viejas canciones, rememora momentos, conoce nuevos artistas... y sobre todo ¡ Baila, canta y diviértete !
Si quieres saber más, las reglas y participar puedes verlo todo aquí.

150 palabras: Adiós, mi amor (lluvia, bolsa, hogar)

domingo, 10 de noviembre de 2013

Muchos ya sabéis que no estoy pasando un buen momento con la despedida de Garbancito. Otros pensaréis que qué hago preocupada por el blog, y no es eso. El viernes en urgencias empecé a escribir para evacuar tensiones y angustias, y una vez más el destino quiso que las palabras de las 150 palabras cuadraran con mi vida, como ya ocurrió con el accidente de tren. Así que lo he usado como terapia y como homenaje, porque para mí Garbancito es una parte muy importante de mi vida y le quiero. 

Que me perdone todo aquel que no lo vea adecuado, pero yo necesitaba empezar a sanar mi dolor, y esto me ayuda mucho.

Aprovecho para agradecer todo el apoyo tanto "en directo" como virtual, porque cada palabra y cada experiencia me están ayudando a pasar esto, que aún no ha terminado, de una manera más llevadera. Sois estupendos, todos vosotros. ¡Gracias de todo corazón!

El día está gris; amenaza lluvia constantemente. Sin tiempo para coger la bolsa de juguetes de Sofía, salimos de nuestro hogar camino del hospital porque hay un ligero manchado. Asombrosamente estoy calmada, pero algo triste. No sé qué pasará, pero yo ya le he cogido cariño a Garbancito. En el fondo creo que no pasará nada grave, pero también es cierto que desde el principio del embarazo tengo una sensación extraña. Me encuentro incómoda porque siento que hay algo raro.

Finalmente Garbancito se ha ido. Estoy rota de dolor.  Ya era mi hijo. Ya le echo de menos. Sé que lo voy a querer siempre, que nunca le olvidaré y que tendrá un hueco en nuestras vidas. Compartimos poco tiempo, pero suficiente para dejarnos esta huella tan grande.

Eras uno más de la familia desde que supimos que venías en camino. Te vamos a querer siempre, trocito de mi corazón.

La maternidad de la A a la Z: M de miedo.

jueves, 7 de noviembre de 2013


El miedo aparece de pronto un día en tu vida. Cuando eres pequeña y joven, todo es tan fácil... te sale cualquier cosa que intentes, no hay problemas, la vida es bella... vives sin preocuparte, no hay grandes dificultades en tu día a día y de pronto una mañana te llega el guantazo que te despierta de ese sueño en el que estabas viviendo (Segismundo, ven a mí).

Tu madre enferma y te vuelves loca. ¡Esto no puede estar pasando! ¿Por qué nos ha tenido que tocar a nosotros? La vida es un asco y no merece la pena... te enfadas con el mundo, te vuelves llorona, hipocondríaca y miedosa... en todo ves una potencial amenaza y cada cosa negativa que te imaginas va y se cumple. Parece que no levantas cabeza. Al final tu madre fallece, y después del berrinche, tristeza, rabia, enfado monumental, entras es un período de catarsis, con muchas etapas, todas ellas necesarias. Subes, y caes. Te levantas de nuevo y vuelve el bajón. Es una montaña rusa de emociones y pensamientos. Sigues queriendo acabar con el mundo y tratas de buscar la demostración directa de que tu madre sigue viva en algún sitio. Pero no, nuestras cabezas son limitadas y eso se nos escapa completamente. Te frustra y te vuelves a enfadar...

Terminado el proceso de depuración y reequilibrado vuelves a parecer una persona cabal, aunque has perdido la inocencia. Quizá la palabra no sea inocencia, sino que te has dado cuenta de qué va la vida, de que esto es un juego y hay casillas buenas y casillas malas que pueden tocar y que hay que saber aceptar como buen jugador, aunque pelees con uñas y dientes por no caer en ellas. De oca en oca... Parece que a partir de ahora vas a saber enfrentarte a la vida.

Pero el miedo y la desconfianza se han quedado conmigo, y aunque los tengo más domados, de vez en cuando el miedo encuentra un espacio para lucirse un rato. Y siendo madre, con mucho más motivo. Muchas veces lo aplaco rápido, de golpe: Almu, venga. No seas tonta. Eso no va a pasar. Y ahí se termina el asunto. Pero otras muchas viene para quedarse conmigo.

En mi embarazo sufrí polihydramnios, que es una acumulación de líquido amniótico mayor de lo normal. Puede estar relacionado con problemas fetales aunque en la mayoría de los casos no es así. ¿Pero creeis que esto me tranquilizó? Pues no, porque el pensar que a mi bebé podía pasarle algo me traía por la calle de la amargura. La verdad es que una vez que Mollete vino al mundo me he comportado cabalmente y no me he asustado por nada de lo que le ha pasado. De hecho a veces pienso que vaya mala madre soy (por eso me uní al club de las #malasmadres) porque actúo de la manera totalmente opuesta.

Incluso con enfermedades de mi padre (y graves, las cosas como son) he sido capaz de mantener mi mente a raya, y hay que ver lo bien que me ha ido. Desde luego sé darme cuenta de la gran diferencia que hay entre comportarse de una manera miedica o de una manera racional, de la calidad de vida que ganas. Por eso sigo sin entender qué diantres le pasa a mi cabeza para dejar colarse al miedo de nuevo en mi vida.


Y es lo que me ha pasado estas semanas pasadas: una ecografía transvaginal temprana (fruto de una revisión ginecológica anual) anunciaba que o bien estaba embarazada de menos de lo que pensaba o bien el saco estaba vacío y el embrión no se estaba desarrollando. Este es el ambiente ideal en el que mi miedo se hace fuerte y ve el caldo de cultivo perfecto para crecer e invadirme. Por supuesto que mi cabeza veía muy lógico que el saco estuviera vacío porque tenía muy claras las fechas y no creo que los espermatozoides, por muy machotes que sean, puedan vivir tanto tiempo por mi cuerpo a la espera de cazar un óvulo desprevenido. Habrá casos, pero está claro que no es el mío. ¿Por qué? Pues porque no me da la gana de que sea así. Mi mente está dispuesta a que todo salga de la peor manera posible.

Veo que los miedos me invaden más cuando el tema concierne a mi hija o mis futuros hijos. Supongo que esto lo da el gen de madre, ese que te aparece cuando nace tu primer retoño y que se queda contigo ya de por vida. Aunque sé que el ser madre no es una excusa para volverte una tarada mental y paranoica...

Pero estás aquí a lo tuyo, flagelándote y creándote tus horrorosos problemas, hinflándolos como un balón de playa, cuando viene un compañero tuyo y te dice que a su mujer de 36 años le quitan el tiroides dentro de un par de semanas por un tumor. Y te acuerdas de tu cuñado, que en diciembre pasado, con 31 años, le diagnosticaron un linfoma no Hodgkin. Esos son problemas. Y me darían mucho mucho miedo si me tocaran a mí. Lo sé. Pero lo mío no es para tanto. Si el bebé no ha crecido es una pena, pero lo volveremos a intentar, y ya llegará. Esta tarde tengo una nueva eco, y no sé qué es lo que dirá. Pero creo que después de esto he vuelto a dominar mi miedo y lo he puesto en su sitio: a cada cosa hay que darle la importancia que se merece. Y no preocuparse de las cosas, sino ocuparse. ¡Ay, si esta actitud la hubiera tomado hace un par de semanas! Y si este desahogo lo hubiera escrito antes...

Editado: garbancito está aquí, ha decidido venir y esperemos que sea para quedarse. Vamos a cuidarlo mucho para que así sea   :)

Y una petición: no lo comentéis en Facebook, por favor. Por el momento se podrá enterar el que se pase por el blog. El resto... aaaaaah   ;)

Opinión sobre sillas de paseo en general y sobre MacLaren Quest en particular.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Hace ya tiempo que escribí mi opinión sobre el Bugaboo Cameleon y dije que me gustaría también compartir mi opinión sobre la MacLaren Quest. Quizá no solo sea una reflexión acerca de este modelo en particular sino sobre el uso de las sillas de paseo en general.

Igual que en otros temas de niños investigué más, he de reconocer que en el tema de la silla de paseo me dejé un poco llevar. Yo creo que me dio mucha pereza: la ilusión de los padres primerizos por todos los trastos que huelan a bebé ya había desaparecido a esas alturas de la vida, con Mollete con casi 1 año. Ya solo quería disfrutar de mi hija.

Creo que lo primero que debemos plantearnos es si realmente necesitamos una silla de paseo, si de verdad la vamos a utilizar. La respuesta a esta pregunta no es algo absoluto, claro está. Cada uno tiene unas circunstancias que le marcan el camino.

Lo cierto es que yo disfruto con el porteo. Incluso ahora, que pesa 13 kg, no tengo ningún problema en cargar con ella, y es que para trayectos relativamente cortos me resulta mucho más fácil que andar con la silla para arriba y para abajo. Y a Mollete también le gusta, que es lo importante. También es verdad que comenzó a andar con 1 año y se manejó muy bien desde el principio, por lo que yo aprovechaba a ponerla de pie en cuanto podía, cosa que no habría hecho si fuera con la silla ya que tendería a tenerla sentada por comodidad.

No obstante, decidimos comprar una silla de paseo y adquirimos la MacLaren Quest siguiendo el mismo esquema lógico que cuando compramos el Bugaboo: varios amigos cabales nos hablaban de que era muy cómoda, y como es cierto que con el Cameleon habían acertado, yo no pensé mucho más allá (seguramente por pereza, como os digo). Pero esta vez no fue tan acierto.

Lo primero fue darme cuenta, una vez adquirida, de que para qué quería yo otra silla si el Cameleon es sillita también. Bueno, sí. Sé porqué: como ya os comenté en la opinión del Cameleon, no es que este se caracterice precisamente por ocupar poco espacio cuando está plegado, y yo ya estaba hasta las narices de malgastar mi espacioso maletero con el esqueleto mastodóntico del Cameleon. Y pensé que cualquier sillita se plegaría más que eso. Y bueno, eso es cierto: plegada ocupa menos espacio.


Lo cierto es que no hemos usado demasiado la silla. Como os he dicho siempre que puedo porteo. Sí que es verdad que la he usado cuando he tenido que hacer varios recados por un centro comercial, en plan: compro un pimiento aquí, en la mercería un carrete de hilo, y miro esa zapatería porque tengo la suela del zapato destrozada. Si en esos casos dejo suelta a la niña por el centro comercial, se pira fijo a hacer algo más interesante que soportar los recados. Y además puedo ir colgando las bolsas en los mangos de la silla (porque en la red de debajo no cabe nada...)

Para la compra en grandes superficies preferimos llevarla en su mochila o sentada en el carro, porque sería absurdo ir con la silla de paseo además de con el carro: ni que aquello fueran las 24h de Le Mans.

Es cierto que es indispensable tener una silla de paseo porque a veces se va a hacer cargo de la niña alguien que no tiene porqué querer portear o que no está en condiciones de hacerlo. Así que, ya que se va a quedar alguien con ella, qué menos que ponerle facilidades.

Otro punto en contra de las sillas de paseo es que son un completo incordio en la guardería: no sé en las vuestras pero en la nuestra está limitado el aparcamiento de carritos. A veces no entiendo cómo hay tantos porque la mayoría llega en coche (debido a dónde está situada la escuela), pero lo cierto es que ahí están los indispensables, y sé de buena fe que hay guardes en las que no caben los carros de todos los padres.

Digamos que estos son los pros y los contras que yo veo a las sillas de paseo en general. Tratando este modelo en particular podemos hablar de varios puntos que a mí me han llamado la atención.

Supongo que en general las sillas de paseo giran menos que los cochecitos (o así lo he podido constatar con varios modelos tanto de sillas como de carritos). La pregunta es por qué. Cuál es el pensamiento lógico de los diseñadores de sillas que les ha llevado a decidir que no hace falta que una sillita gire tanto como un cochecito. Esta gira bastante mal en comparación con el Cameleon. De aquello de manejarla con una mano, como el Cameleon, olvídate. Es cierto que no gira mucho peor que otras sillas de paseo. Digamos que es un problema general.

Para muchos será una bobada, pero como ya he comentado, la capacidad de almacenamiento de la red es una miseria, y oye, eso es lo que a mí me hacía más apaño.

Las agarraderas serán de mucho diseño y lo que quieras, pero es precisamente ese diseño el que considero bastante deficiente: tanto relieve hace que del uso se vayan rompiendo a cachitos. Lo cual es además de antiestético bastante incómodo (creo que en el modelo nuevo lo han cambiado, no obstante).

Lo que sí me gusta de este modelo es que tiene varias posiciones para estar tumbado, dependiendo del grado de empanamiento de la criatura, lo cual sí que creo que es práctico. Y el método para inclinarlo es con un mecanismo y no con una cinta como en muchas otras sillas. A mí esas cinchas no me dan ninguna confianza, pero esto es una opinión personal, y si cualquiera de vosotros me dicen que son una maravilla porque las habéis usado, os creeré.

Pero a pesar de estas ventajas yo creo que es una silla que no merece tanto la pena. Es más cara que las demás, aunque quizá no se dispare tanto el precio como lo hace el Cameleon en relación a otros cochecitos. Pero aunque sea a otro nivel, sigue suponiendo mayor inversión de dinero. Y para mí no lo vale. Por lo menos para el uso que le doy. No digo que hubiera comprado cualquier silla con la excusa de que la uso poco, pero creo que hay otras muchas marcas que me habrían hecho perfectamente la función de recoge niños cuando están muy cansados. Hoy por hoy sigo prefiriendo animarles a andar y continuar con el porteo. Que de verdad que la niña no me está saliendo una caprichosa con eso de estar todo el día en brazos. Desterremos mitos absurdos.

¿Cuál es vuestra experiencia con las sillas de paseo? Seguro que son diferentes, ¡¡y de todo se aprende!!

150palabras: mi libro favorito (saco, calabaza, libro)

lunes, 4 de noviembre de 2013

Era su libro favorito. A Sofía le encantaba leer y trasladarse a mundos que no podía visitar de otra manera, ¡y sin pagar por el billete! Cualquier libro le valía, pero aquel… aquel era especial. Era el primero que mamá le había leído. Habían hecho juntas el maravilloso viaje: árboles con hojas plateadas, magia, valientes guerreras y el triunfo final. Por eso quería guardarlo de un amanera especial.

Al principio pensó en meterlo en un saco. Pero aquel no era un lugar decente para él. Luego creyó conveniente envolverlo en un precioso trapo color calabaza, pero aunque la tela era muy bonita no era una buena solución, porque parecía que no quería leerlo nunca más y le relegaba a la jubilación.

Así que al final decidió que, precisamente porque era su libro favorito, debería dejarlo en la estantería para que la gente, y ella misma, pudiera leerlo siempre que quisiera.



150 palabras: Nuestras mañanas (niebla, sombra, instantes)

lunes, 28 de octubre de 2013

Ya está aquí el otoño y se nota, porque muchas mañanas amanecemos con una niebla baja que da al barrio un halo de magia.

Camino del coche Sofía va pisando las hojas, que crujen con cada uno de sus pasos, y aunque no vemos hacia dónde nos dirigimos, poco a poco empieza a vislumbrarse nuestro destino.

La luz de las farolas hace que la sombra de Sofía entre la niebla esté distorsionada. ¡Parece un animal mitológico! Le gusta compartir esos instantes con mamá, que sigue siendo una niña. Para ellas es como estar inmersas en una gran nube de algodón muy puro, sobre el que se podrían tumbar a dormir si no fuera porque por las mañanas hace frío.

La niebla se deposita sobre los cristales de los autos y las pequeñas gotitas les dan los buenos días desde fuera cuando por fin están las dos calentitas dentro del coche.

Imagen de mpancorbo (CC-BY)