Tanto el embarazo como el parto son procesos muy complejos que conllevan cambios en la mujer, pudiendo llegar a producir desajustes emocionales intensos. Es muy común que tras un parto la mujer pueda pasar por momentos de bajón, tristeza, desesperanza... No se habla mucho de este tema, pero su incidencia no es tan baja, y creo que es realmente necesario visibilizar la depresión postparto y otros problemas que afectan emocionalmente a la madre, como el D-MER o el baby blues.
Atendiendo a los síntomas que presente una mujer e incluso la duración y el momento de aparición de los mismos, podremos tener alguna pista de qué le está sucediendo a la mamá, y en caso de necesidad, derivarla a un médico que le ponga nombre oficialmente a qué le pasa a esa mujer. Hoy voy a centrarme en el D-MER porque, a pesar de llevar ya varios años moviéndome por el mundo de la lactancia, no tenía conocimiento de este problema hasta que comencé el curso de asesoría, y estoy segura de que a muchos os pasa lo mismo e incluso os va a sorprender.
El D-MER no es un trastorno emocional, sino un problema fisiológico que se traduce en síntomas emocionales. Esas siglas esconden tras de sí las palabras Disphoric Milk Ejection Reflex, o lo que es lo mismo, reflejo disfórico de eyección de leche, refiriéndose disfórico a los sentimientos negativos que invaden a la madre. Como os comento es un problema que reside en la química que rige nuestro cuerpo y está relacionado con la prolactina y la dopamina. La prolactina es la hormona que estimula la producción de leche. Es una de las hormonas básicas para la lactancia, junto con la oxitocina, que os sonará de su importancia en las contracciones durante el parto. En la lactancia la oxitocina también se encarga de contracciones, pero en este caso de las que producen la eyección de la leche, de modo que es la encargada de que la leche producida pueda salir al exterior. La otra sustancia implicada en el D-MER es la dopamina, que es un neurotransmisor, es decir, es una molécula que transmite la información de una neurona (la célula funcional del sistema nervioso) a otra y que resulta ser un inhibidor de la prolactina.
Atendiendo a los síntomas que presente una mujer e incluso la duración y el momento de aparición de los mismos, podremos tener alguna pista de qué le está sucediendo a la mamá, y en caso de necesidad, derivarla a un médico que le ponga nombre oficialmente a qué le pasa a esa mujer. Hoy voy a centrarme en el D-MER porque, a pesar de llevar ya varios años moviéndome por el mundo de la lactancia, no tenía conocimiento de este problema hasta que comencé el curso de asesoría, y estoy segura de que a muchos os pasa lo mismo e incluso os va a sorprender.
El D-MER no es un trastorno emocional, sino un problema fisiológico que se traduce en síntomas emocionales. Esas siglas esconden tras de sí las palabras Disphoric Milk Ejection Reflex, o lo que es lo mismo, reflejo disfórico de eyección de leche, refiriéndose disfórico a los sentimientos negativos que invaden a la madre. Como os comento es un problema que reside en la química que rige nuestro cuerpo y está relacionado con la prolactina y la dopamina. La prolactina es la hormona que estimula la producción de leche. Es una de las hormonas básicas para la lactancia, junto con la oxitocina, que os sonará de su importancia en las contracciones durante el parto. En la lactancia la oxitocina también se encarga de contracciones, pero en este caso de las que producen la eyección de la leche, de modo que es la encargada de que la leche producida pueda salir al exterior. La otra sustancia implicada en el D-MER es la dopamina, que es un neurotransmisor, es decir, es una molécula que transmite la información de una neurona (la célula funcional del sistema nervioso) a otra y que resulta ser un inhibidor de la prolactina.