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150 palabras: Una sonrisa para borrar los problemas... (gorro, colchón, sueños)

domingo, 15 de diciembre de 2013


Sofía sabía que a mamá muchas veces le gustaría meterse en la cama, hundida completamente en el colchón, y olvidarse de todo. Entregarse a los sueños que quisieran venir para poder abandonar por un momento todos los problemas.

Suponía que les pasaba a todos los mayores, que a veces se les amontonaban los disgustos y se les ponía una presión enorme en la cabeza, como un gorro, que no les dejaba casi ni sonreír. En ocasiones eran los propios adultos los que magnificaban sin querer esos contratiempos, que desde fueran no parecían tan graves, o por lo menos parecían tener solución.

Pero Sofía intuía que esa sensación debía de ser difícil de controlar, así que fue hacia mamá y le dio un besito tierno que logró que mamá sonriera y se olvidara de los problemas. Para ella Sofía era la alegría por la que compensaba pasar por lo que fuera.



La maternidad de la A a la Z: G de Gracias

jueves, 5 de diciembre de 2013

Querido papá:

no hablamos mucho. Quizá desde que murió mamá hablamos más. Los dos hemos conseguido abrirnos algo. Puede ser porque nos hayamos dado cuenta de que solo nos tenemos el uno al otro y nos queremos. A los dos nos cuesta mucho expresar lo que sentimos y me da mucha rabia, porque me encantaría sentarme a decirte un millón de cosas bonitas, de lo orgullosa que estoy de ser tu hija, y otras tantas veces yo necesitaría un achuchón y un "no va a pasar nada".

Yo solo sé que te quiero con locura, con todo el alma. Y que el día que me faltes mi corazón recibirá otra puñalada más. Y ya se va a quedar muy maltrecho, aunque tendrá que recomponerse porque está Sofía.

¿Sabes? Recuerdo muchas cosas de cuando era pequeña, de los ratos que pasábamos juntos. Yo sé que tienes una espinita clavada de que trabajaste mucho y nos dedicaste poco tiempo. Yo te quiero decir que no lo siento así y te quiero dar las gracias por ese sacrificio y decirte que aunque no te lo creas tengo muchos momentos felices contigo que me sacan una sonrisa, y que nunca nunca me sentí descuidada.

Me encanta recordar los viajes en metro al Museo del Ferrocarril, cómo iba mirando fíjamente por la ventanilla el túnel negro para que no se me pasara la estación fantasma. Vamos, que para mí se ha llamado así hasta hace unos pocos años, nada de estación de Chamberí. Y cuando monte en el metro con Sofía seguirá siendo la estación fantasma.


¿Y qué me dices de los panqueques con miel? Las tardes que nos metíamos en la cocina para hacerlos eran un fiesta. A mí me parecían una obra de arte, que mi papi hacía una cocina de lo más original. Y aunque al principio no me gustaba la miel, poco a poco me fueron entusiasmando. ¿Por qué no los hacemos de nuevo algún día, papá?

Uno de los momentos más felices del año era cuando llegaba el puente de diciembre y poníamos el belén. Necesitábamos varios días por delante porque hacíamos las montañas de escayola y había que dejar que secara. Yo lo llevaba un poco mal los primeros años, porque lo que me gustaba era colocar los muñequitos y las casas, pero a medida que crecía disfrutaba mucho más de la parte primera: del corcho blanco, el tinte y la escayola. De colocar el musgo estratégicamente, hacer cuevas y echar el serrín. Construir casas propias y crear un pueblo "con profundidad"... han sido momentos magníficos.

De vez en cuando hacíamos velas, ¿recuerdas? Hubo una época en que parecíamos una fábrica. Menos mal que a mamá le gustaban mucho, porque si no habría tirado por la ventana toda nuestra producción.

Y lo mayor que me sentí el día que me trajiste tu mecano y me enseñaste a usarlo, porque pensaba que eso era de niños mayores. ¡Qué subidón de autoestima! Aún tengo colgado en el techo de mi cuarto el avión que hicimos juntos. Como el de El principito, ¿verdad? Esa es otra, recordaré siempre las láminas preciosas con frases del libro, que pusiste en las paredes de mi cuarto. Aunque aún era pequeña para comprenderlo de verdad me encantaban los dibujos. Y fui familiarizándome con los protagonistas de tu historia preferida, esa de la que coleccionas prácticamente todo.

Y a pesar de que no lo recuerde sé que cuando era muy pequeña mamá se tuvo que ir 3 meses a Alemania y que tú me cuidaste mucho. Ahora sé que no te dejaba dormir la siesta porque te abría los ojos, así que no puedo quejarme cuando Sofía no me la deja dormir a mí.


Cada cosa que he aprendido y he experimentado contigo voy a querer hacerla con ella porque forma parte de lo que creo que todo padre debe hacer con sus hijos. Y ojalá sea la mitad de buena como madre como tú lo has sido como padre. Que sepa inculcarle valores y conocimientos. Que deje huella en ella como la que tú estás dejando en mí cada día. Que muchas veces te doy mucho la lata para que te cuides, pero es por puro egoísmo, porque me gusta verte bien y quiero poder disfrutar de muchísimos momentos contigo.

En definitiva, papi, que muchísimas gracias por cada momento. Que te quiero muchísimo, para siempre.


Gorro de Navidad tejido en punto.

martes, 3 de diciembre de 2013

El año pasado, cuando Mollete era aún un bebé que dormía muchas horas, tuve bastante tiempo para poder dedicarme al ganchillo, costura y manualidades varias. Una de las cosas que hice fue un gorro de Navidad para ella.

Me encanta hacer gorros, no sé porqué. Supongo que porque me gusta llevarlos...

Y un día tuve una visión: un gorro verde, a modo de abeto, lleno de adornos simulando bolas y adornos del árbol. En realidad es una cosa muy simple, pero me hizo mucha gracia cómo quedó.

Decidí tejerlo a punto y anduve buscando patrones de gorros de niño por la red hasta que encontré uno que me convenció. Más que nada por saber cuánto ir disminuyendo, pero las que sois un poco amañadas en este tema lo mismo lo sabéis ir haciendo a ojo. Yo reconozco que a ojo calculo las cosas fatal y necesito un patrón. Aquí podéis encontrar algunas nociones de tamaños según edades, pero os copio la tabla de Mimitos a crochet para que lo tengáis más a mano.

Tabla de Mimitos a crochet

Aunque los gorros de esta web estén hechos a ganchillo el tamaño final del gorro es el mismo. Otros, en lugar de ir disminuyen puntos, simplemente fruncen el final del gorro, como este modelo.

Imagen tomada de Oh Mother Mine

Podéis hacerlo de la manera que os resulte más sencilla.

De cómo lo hice yo cabe destacar que las primeras vueltas son combinando unos cuantos puntos al derecho seguidos del mismo número de puntos al revés, para lograr un efecto elástico que haga que el gorro se ajuste bien a la cabeza del niño. Una vez hecho ese borde trabajé todos los puntos del derecho. Juraría que el patrón que seguí fue este, pero haciendo puntos del derecho en la parte superior del gorro, en vez de alternar .

Cuando acabé de tejer el gorro le cosí unos cuantos botones de colorines a modo de bolas, y en lo alto, en vez de llevar un pompón, el gorro iba coronado por una estrella de Navidad. Y el resultado es este:


Como veis es algo muy sencillo pero divertido para las fechas que ahora se aproximan.

150 palabras: La cueva de luciérnagas (camello, luciérnaga brillante)

domingo, 1 de diciembre de 2013

La barca avanzaba muy despacio en el agua oscura. Todo el mundo a bordo se mantenía en silencio. Solo se oían las gotas que caían del techo de la cueva, que además estaba cubierto por muchas luciérnagas. Era como estar bajo la noche estrellada a pesar de estar dentro de una cueva.

Aunque Sofía estaba abrigada por su polar color camello, el frío le llegaba hasta los huesos. La luciérnaga maestra, la más brillante de todas, les enseñaba el camino hacia las Cataratas de la Salud, que eran famosas por verter agua de colores. ¡Qué ganas tenía de verlas! ¿Sería por arte de magia o una maravillosa excepción de la naturaleza?

Al llegar al final del túnel pudo comprobar que las leyendas eran ciertas: el agua bailaba chisporroteando en colores. Sofía cogió un poco en un bote y seguía cambiando de color. ¡Se lo enseñaría a sus amigos de Madrid!

Cueva de luciérnagas de Waitomo (Nueva Zelanda)
Imagen tomada de canalviajes.com

Regalos de Navidad

viernes, 29 de noviembre de 2013

Bueno, queda un mes para la Navidad. Yo soy de Reyes Magos, qué queréis que os diga... así que tengo algo más de 1 mes para comprar los regalillos. Siempre me propongo hacer las compras con tiempo, supongo que como todos, ¿no? ¿Y alguien lo consigue? Supongo que sí, que algunas sois la mar de organizadillas, pero lo que soy yo... ¡¡¡Completo desastre!!!

En los últimos años me he aficionado a comprar por internet, porque siempre me falta tiempo para dar una vuelta tranquilamente por las tiendas para buscar el regalo perfecto. Y también porque encuentro cosas que pateando las calles son más difíciles de encontrar. Y es que en mi familia no nos ponemos las cosas fáciles, la verdad. Para mi padre suele caer el libro de El Principito en algún idioma que no sea español, y dado que los más comunes los tiene ya todos (tiene casi 150 ediciones diferentes), y muchos de los idiomas más raros también, el conseguir un ejemplar que le valga se torna casi imposible, por lo menos en las librerías que tenemos en Madrid. Comprando por internet la cosa ya cambia.

Bueno, pues he empezado ya la labor de buscar ese regalo que este año sí le dejará boquiabierto a mí santo (vamos, que eso no suele pasar). Y hay que ponerse las pilas, porque hay que contar con que se tarda un tiempo en recibir el paquete.

Y bueno, en estos paseos virtuales he visto alguna cosilla útil que a la vez me ha parecido original, alguna que me gustaría tener, y otras que no sé a quién le gustaría tener, pero que me han hecho gracia. Venga, ahí va una muestra.

Vamos a empezar por los adultos.

Para los amantes/frikis de la fotografía, entre los que me incluyo (¿alguien quiere tomar nota?) he encontrado un par de cosas muy majas. La primera es un objetivo de enfoque selectivo, adaptable a cámaras Canon o Nikon. El objetivo se mueve con un fuelle de modo que puedes jugar con el enfoque, enfocando unas zonas de la imagen y distorsionando otras. Sí, ya sé que esto se puede hacer con el Photoshop y mil programas de retoque fotográfico, pero a mí me ha gustado, qué quieres que te diga. Lo he encontrado en Curiosite, aquí.


La segunda ya la conocía y de hecho se la regalé hace un par de años a mi mejor amiga por su cumple. Es un ojo de pez para IPhone. ¿Que qué es un ojo de pez? Pues un objetivo que tiene un ángulo de visión muy grande, de unos 160º-200º. Con él se obtienen imágenes de este tipo:

Imagen tomada de http://www.mobilefun.es
El aparatito en cuestión es este:


Y también es de Curiosite; podéis verlo aquí.

Dejando al margen el mundo de la fotografía, y ahora que está poniéndose de moda el uso de la bicicleta (para cuidar el planeta y para cuidarse uno mismo), ¿qué os parecen estos intermitentes para bicicletas? A mí me parece muy útil, porque ayuda a que te vean, a la vez que puedes indicar tu maniobra, lo que facilita la circulación y protege tus movimientos. Una vez más lo encontré en Curiosite, aquí.


Para frikis, este regalo puede ser hasta práctico: ¡un albornoz de Chewbacca! Es de todo menos sexy, pero tiene su gracia y seguro que sus seguidores.


Y para todos esos hombres que llevaban una vida despreocupada y feliz y que van a convertirse en papás responsables ¿qué tale este abrebotellas? Les ayudaremos a que esta transición que se avecina sea mucho más leve, ¿no créeis?


Hoy en día no somos nada sin nuestros smartphones, ¿no? (lamentablemente...) Y en invierno, cuando el frío aprieta, es un rollazo estar sacando la mano del guante para contestar una llamada o responder al whatsapp, ¿cierto? Los guantes táctiles nos ayudarán a solventar este problema. No es que haya mucha variedad, pero algo hay. Para empezar ya podemos elegir entre piel o tela:


Para mujer me gustan más estos, la verdad:

En OBNI (objetos bonitos no identificados) hay estos días descuentos en fundas para tablets, pasaportes y esas cosas. A mí este tipo de regalo me gusta, porque creo que son prácticos, y desde luego a mí me cuesta mucho ir a comprármelos, así que agradezco que alguien se anime a ello. Reconozco que es que yo soy una adicta a esta tienda... mal mal mal... :D

Mirad algunas de las fundas que os comento:


Otra de mis debilidades: el té. Y por eso me rechifla todo lo que tenga que ver con su preparación, y esta taza que venden en Regalador me ha parecido ideal: la pones de un lado y se hace el té. La inclinas hacia el otro y puedes beber dejando ya los posos fuera.


Y yo reconozco que me encantan estos paraguas burbuja. No tenía ni idea de que son muy fashion (parece ser) y que todas las famosas lo llevan... a mí me gustaban porque bajan bastante y me dan sensación de recogidos. Tenemos tamaño mamá y tamaño niña, para ir conjuntadas.


Pensando en los peques de la casa, me ha encantado esta casa de cartón, en la misma tienda de antes, Curiosite. A mí de pequeña me encantaba aquello detener un cubículo que simulara mi casita y liarla parda dentro de ella. Y qué mejor que una casa de cartón que puedes decorar a tu gusto.

Además de esta de Curiosite he encontrado esta otra de Lidl, más económica.



Me chifla también esta puerta de la casita del Ratoncito Pérez. Vale, no es un regalo muy práctico, pero si aparece de pronto en la habitación de los peque ¿no les va a hacer mucha ilusión? Lo mismo es solo a mí, no sé...

Y voy a acabar ya, que esto se hace interminable. A mí me encantan los paquetes que preparan en Lush, la tienda de cosmética. Todos los productos están hechos con materiales frescos y la mayoría de ellos carecen de productos "sospechosos de ser nocivos" como los parabenos y los ftalatos. Muchos quizás nunca te los comprarías, pero si te los regalan tienen su gracias. Hay para todos los bolsillos, desde los 3€ a los 60€.


Espero haberos aportado alguna idea. Si no para vuestros conocidos sí por si me tenéis que regalar algo, jajaja.

La maternidad de la A a la Z: H de huir

jueves, 28 de noviembre de 2013


Hay que ser fiel a los principios. Todo el mundo tiene derecho a cambiar de opinión, porque crecemos como personas, maduramos y conocemos cosas nuevas. Pero eso no es lo mismo que cambiarse la chaqueta cuando vemos algo que no nos conviene o no es como esperábamos. Es una de las ideas que defiendo en mi vida y que quiero inculcarles a mis hijos: que hay que ser fiel a uno mismo y a sus pensamientos, defenderlos con uñas y dientes y saber hacerles frente a ellos y a sus consecuencias cuando llega el momento.

Fue difícil enfrentarse al aborto. No quiero seguir dándole vueltas al asunto porque os vais a hartar, pero quiero pararme a reflexionar sobre la riada de pensamientos y sentimientos que se desencadenaron esos días y que tuve que colocar para seguir adelante con mi vida. Y es que en ese momento quise huir de lo que yo siempre había pensado y defendido. Huir para seguir caminando por mi vida sufriendo lo menos posible.

Ya he comentado muchas veces que aunque sólo tuviera 2 meses de gestación, para mí Garbancito ya era mi hijo. Le quería y hacía planes con él. Le imaginaba en mis brazos el día de su nacimiento, me fijaba en su color de piel y en sus movimientos torpones de recién nacido. Oía su llanto, me gustaban sus ojitos cerrados y sentía su calor en mi cuerpo. Pero de pronto, cuando me dijeron que su corazón no latía, tuve que buscarme las herramientas para enfrentarme a su pérdida. Y ¿sabéis qué? Que por un momento mi mente quería escudarse en que sólo era un feto, no una persona. No quiero juzgar en absoluto a los que piensan así, no se trata de eso. Sólo quiero pararme a entender qué le pasó a mi cabeza para querer huir del pensamiento que siempre había defendido y que es que para mí, desde el momento de la concepción, estamos hablando de una persona. Se lo dije a mi marido al salir del hospital; que estaba confundida porque no sabía cómo me debía sentir respecto al bebé. Qué sentir por él. Creo que estaba buscando inconscientemente huir del dolor negando la realidad y lo que para mí hasta ese momento era un hecho indiscutible. Pero no es excusa y me avergüenzo de haber pensado así. Y le pido perdón a mi niño.

Y me costó. Tenía miedo. Tuve que pelear conmigo misma para hacerme entender que siempre he sido fiel a mis ideales. Que siempre he defendido apechugar con sus consecuencias, fueran las que fueran, y que no podía comportarme así sólo por no querer pasar un mal rato. Al final con el tiempo y más serena en casa, mi cabeza se centró de nuevo, y volví a ser yo misma y no la mujer asustada que no quería enfrentarse a la pérdida de un bebé tan querido. Reasumí mis ideas, las acepté y lidié con las consecuencias que acarreaban en un momento como ese. Y creo que ha sido la mejor decisión que he podido tomar, no sólo por ser coherente conmigo misma, algo que creo que es fundamental, sino porque me ha ayudado a superar este bache. Claro que llorado y he sufrido. Mucho. Pero lo he superado yendo por el camino que es fiel a mí misma y respetando a Garbancito. He ido por el único camino que en el futuro me va a dar la paz y la serenidad de haber hecho las cosas correctamente.

Funda de fieltro para el cuaderno sanitario

miércoles, 27 de noviembre de 2013


Ya lo he comentado en otras ocasiones, pero cuando Mollete era un bebé era cuando más tiempo tenía para hacer manualidades. Ahora estoy deseando sacar tiempo para hacer adornos de tela para el árbol de Navidad, y me temo que, una vez más, no llegaré a tiempo...

Supongo que en todas las Comunidades será más o menos igual, pero en Madrid al nacer el niño te dan un cuaderno sanitario donde va a quedar reflejada la historia del niño: vacunas, revisiones, etc. Muy útil, pero la encuadernación no es que sea un maravilla. Desde luego no está pensado para que dure hasta los 14 años... así que decidí hacerle una funda de fieltro, que es muy fácil y ya queda bien protegido.


En primer lugar cogí un buen cacho de fieltro (los colores a gusto del consumidor, claro está), suficientemente largo para cubrir los lomos del cuaderno por fuera y un trozo bastante grande por dentro, de modo que lo proteja pero que sirva también para sujetarlo. Yo los pegué con un pegamento especial para fieltro y lo cierto es que a día de hoy no se ha soltado ni una miaja y ya tiene 1 año la funda. Con esto ya tenemos la base de la funda. y ahora solo queda completarlo a gusto de cada uno.


Yo le puse unos bolsillitos interiores para poder meter la tarjeta sanitaria cuando voy a la consulta o algún papel con anotaciones que pueda llevar yo o que me den en la consulta. Las recetas, que son más grandes, las puedo meter entre la solapa interior y el mismo cuaderno.



Quise alegrar la portada poniéndole algo. Me pudo la física que llevo dentro y el frikismo de mi profesión, que aunque me queje tantas veces, ¡me encanta! Así que qué mejor que un volcán para ilustrar la parte delantera. Y el nombre de la peque. Primero hice un esbozo en papel:


Y luego las letras las hice en fieltro y las cubrí con telas de diferentes motivos. Las pegué con un pegamento en teoría apropiado para ello, pero cometí error de novata, porque con el paso del tiempo se han ido deshilachando... pero bueno, de todo se aprende.


Así que en el segundo cuaderno que hice, para mi ahijada, las letras las hice con fieltro. Supongo que así aguantarán mucho más tiempo. Además la figura del gato estaba más elaborada, con mucho más detalles, algunos de ellos incluso bordados.


Para ambos había pensado en rematar los bordes del cuaderno con algún tipo de puntada, pero no termina de convencerme, y como no tengo mucho tiempo y el pegamento está aguantando estupendamente, pues no me lanzo a hacerlo. Pero seguro que quedaría también bien.