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Una mañana en el Mercado de Motores

viernes, 25 de abril de 2014

Esta entrada lleva un par de semanas en el tintero porque están siendo tiempos intensos, pero no quiero dejarla esperando más porque va a llegar la siguiente convocatoria del Mercado de motores y no os voy a a haber contado mi experiencia en la pasada.

¿Y en qué consiste esto? Lo aclaro porque el otro día a la salida me crucé con dos chavalas que comentaban que vaya, que no se vendían motores... conclusión a la que no es muy difícil llegar considerando que es un mercado con éxito. No creo que lo fuera si lo que vendiera fueran motores, ¿no?

Ya sabemos qué no es... pero ¿qué es lo que sí es? Pues es un mercado con todo tipo de tiendas (desde alimentación a decoración, pasando por ropa, telas, juguetes) y con cafés y restaurantes. Tienen música en vivo e incluso creo que hay una nave habilitada para dar conciertos. Lo que a mí más me gusta es que está alojado en el Museo del Ferrocarril de Madrid. Es uno de los sitios más emblemáticos de mi infancia: allí me llevaba mi padre cuando era pequeña, y por supuesto íbamos en metro. Esos viajes me encantaban porque pasábamos por "la estación fantasma" que es la antigua estación de Chamberí. Ahora Metro de Madrid la ha acondicionado para ser visitada. La ha llamado Anden 0 y es un centro de interpretación acerca de la historia del metro de Madrid. Pero cuando yo iba con mi padre en metro estaba completamente abandonada y tenía ese aire fantasmagórico que nos alucina cuando somos enanos. Así que para mí era un aventura.


Pero retomando el tema, el Mercado de Motores es un mercado que tiene un aire especial, situado en un entorno maravilloso, a mi entender. Además de hacer alguna compra puedes ver los trenes, si bien es cierto que si eres amante de los mismos es mejor que vayas cualquier otro día en que no haya mercado.

El Mercado de motores tiene lugar los segundos fines de semana de cada mes. La pasada edición fue el 12 y 13 de abril, y la siguiente será el 10 y 11 de mayo. Los fines de semana de invierno es de 11 de la mañana a 10 de la noche, pero en verano alarga la apertura hasta las 00:00. La entrada es gratuita. Lo único es que hay que madrugar si no quieres morir engullido por la multitud y no poder moverte, sobre todo en los meses primaverales. Puede llegar a ser verdaderamente agobiante.


Nosotros fuimos Mollete, papá Mollete, abuelo Mollete y servidora. Estuvo la mar de agradable, porque hizo un día extraordinario. En la zona exterior de los andenes también hay puestos, cafés, restaurantes e incluso tumbonas, de modo que los días de sol es muy agradable (salvo que sea de esos días tórridos madrileños que no hay santo que los aguante). Mollete tiene 2 años y disfrutó viendo los trenes y paseándose por los andenes. Es verdad que cuando empieza a haber demasiada gente puede ser muy desagradable sobre todo para los niños menores. Pero también han pensado en los enanos y tienen actividades para ellos: una sala de actividades y un pequeño tren de vapor en el que se pueden subir incluso los padres. ¡No os quedéis con las ganas!


Se diferencian dos partes diferentes de ventas. Por un lado la parte de la gente que, digamos, es comerciante y se dedica a ello. Y por otra parte la de particulares que quieren vender cosas de 2ª mano.

De la parte de comerciantes me encantó ver que había muchos puestos de alimentación, con productos que realmente tenían una pinta estupenda. Me ha servido para conocer a productores de la zona y les cogí tarjetas para poder probar sus productos. Ese día no era el más adecuado para ponerme a hacer la compra porque lo que quería era dar una vuelta y respirar el ambiente, no ir cargada como una mula mientras perseguía a un bichillo de 2 años.


Disfruté especialmente de la banda de jazz que había tocado por la entrada de la estación. Le daba una atmósfera especial, y entre el edificio del s.XIX típico de la arquitectura del hierro, los trenes y la música era como estar en otro sitio; desde luego el ambiente ideal para evadirse de los problemas cotidianos.


Y sin duda una de las sorpresas de la jornada fue encontrarme con las chicas de ¡¡¡LA RETALERA!!! Venden telas preciosas por internet y yo llevaba un tiempo pensando en ir a verlas a algún lado para poder ver en vivo las telas, porque creo que sobre todo los colores se aprecian mejor en directo que en la pantalla del ordenador. Ellas son simpatiquísimas y yo me llevé dos retales para hacer dos vestidos veraniegos a Sofía y otra para hacerme yo una bolsa. Así que me fui tan contenta de vuelta a casa.

Así que ya tenéis plan para la próxima convocatoria: un día de mercadillo en un ambiente ferroviario maravilloso y con la posibilidad de volver cargaditos de telas y cosas ricas (nota: los croissants del puesto nada más entrar en la estación a mano derecha tenían una pinta estupenda, ¡y yo soy muy exigente con los croissants! Me lo apunto para la próxima).