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Una nueva etapa

miércoles, 29 de abril de 2015

Una nueva etapa...

... ¿por qué?

¡Menuda Manada! nació hace algo más de 2 años, en un momento en que tenía mucha energía y alegría acumuladas en mi interior. Me faltaba mi madre, con quien hablaba de todo, y en el día a día echaba de menos esas conversaciones que teníamos sobre cualquier cosa, pero que no se pueden tener con cualquier persona, por muy cercana que sea. Mi salud mental también lo iba notado: el cerebro empezaba a llenarse de sensaciones y emociones que tenían que salir antes de que yo estallase y me hiciera pedacitos. Y la forma en que consiguió salir fue en forma de blog. Un blog desordenado, loco, caótico, que, por otra parte, me representaba a la perfección.

Así estaba siendo mi maternidad, dejándome llevar, improvisando, saliendo del paso. Por otra parte sin dudas, avanzando a zancadas mientras la disfrutaba -tal vez con demasiadas prisas-, segura de lo que hacía a pesar de no haberlo madurado.

Pero tras esa explosión parece que, poco a poco, por fin llegó la serenidad, la calma. La mujer pausada que medita más lo que hace y decide. La que antes de saltar cuenta hasta 10, varias veces si hace falta. Aquella que ha aprendido a controlar las falsas necesidades que te exigen conseguirlas ya, aquí y ahora, para persistir en alcanzar lo que le va a llevar más tiempo pero que es más importante para su familia. Y todos estos cambios necesitan ser reflejados, quizá como parte del proceso de afianzamiento. Esa locura de hace unos años sigue presente, pero ya no gobierna mi vida, que es más reflexiva. ¡Pero no menos divertida e intensa, ojo! Por eso, aquel blog al que tengo tanto cariño, dejó de ser yo. Es la que yo era, pero no la que soy ahora.

¿Y cómo soy ahora? Pues en ello ando; descubriéndome aún. Sin prisas por resolver del todo el misterio, la verdad.

Y ...

... ¿por qué un nudo? Muchos ya conocéis el proyecto "El AZ de la maternidad" que inició Trimadre a los treinta hace ya un par de años. Participé entusiasmada completando todo el abecedario, pero sin duda alguna, una de las entradas de las que más orgullosa estoy, es "N de Nudo". En dicho post describí muchas acepciones del nudo que las madres tenemos y sentimos, pero sin duda alguna el nudo más importante es el que me ata para siempre con mis hijas. Es un nudo irrompible, porque, pase lo que pase, ellas ya me han dado lo mejor que podía tener en la vida: ser madre. Y ni mi entrega absoluta a ellas durante todo el tiempo que me quede por delante será suficiente para agradecérselo como se merecen. La otra mujer, la del inicio de ¡Menuda manada!, pensaba que esto era exagerado, pero cada día que pasa disfruto más de esta faceta, mi corazón crece y engorda segundo a segundo. Siempre estaré en deuda con ellas, unidas con un nudo de por vida,  y más allá.

¿Y los zapatos? Los zapatos que van a calzar son el vehículo que les va a llevar por la vida, por el camino que ellas decidan. Ahí estaré yo, entregada; les  ayudaré a encontrarlo si ellas así lo desean, y les apoyaré durante el recorrido que me permita mi ser finito, porque quiero verlas felices.

El camino empieza ahora y queda mucho por delante. Por eso es para mí tan importante el nudo de sus zapatos.

Imagen de Rayn McGuire