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Los médicos en el segundo embarazo

jueves, 18 de septiembre de 2014

Editado: esta entrada estaba escrita en parte antes de sufrir el aborto en noviembre de 2013. He decidido publicarla porque no he dejado de estar de acuerdo con ello y al fin y al cabo es una reflexión que he tenido.

Ya he comentado alguna vez que en el embarazo anterior decidí no leer nada, porque quería que todo este nuevo camino fuera surgiendo de manera natural. Por un lado me alegré de ir descubriendo la maternidad por mí misma, porque estamos preparados para ello y nunca pensé que fuera a ser un problema. Pero es cierto que en ese camino perdí mucha información que a día de hoy sí que tengo y que me hace enfocar este nuevo embarazo de una manera totalmente diferente.

Ya cuando nació Mollete decidí que para la próxima me gustaría que me llevaran el embarazo en la Seguridad Social. Con el primero no fue así por una serie de circunstancias que me hicieron visitar varios médicos hasta encontrar uno que me atendiera (los otros no era por falta de ganas, sino por otro tipo de problemas), así que cuando por fin encontré uno me agarré a él como una garrapata. Resultó un chico encantador que me trató genial, me explicaba todo, siempre amablemente, a pesar de mis reticencias iniciales por ser hombre porque yo pensaba que quién me iba a entender mejor que una mujer... Bueno, pues salí tan encantada que decidí pasarme a verle en este embarazo.

No, no os estáis haciendo un lío: quiero dar a la luz en la Seguridad Social pero mi intención inicial era que el embarazo me lo llevaran también por la privada porque hacen un seguimiento más cercano, y eso me gusta. Pero cuando fui a pedir cita con él ¡oh, sorpresa! Ya no trabaja aquí... en su lugar había una chica, y yo pensé que bueno, por qué no probar. Seguro que sería estupenda también.

Pero ¡ay amigos!... Menuda siesa y falta de tacto. Que conste que yo entré receptiva y positiva. Le conté que la semana anterior había estado en mi ginecóloga haciéndome la revisión de todos los años (no me la salto ni aunque pasen todas las desgracias del mundo), y aquello no debió gustarle un pelo. Y creo que debe respetar que yo tenga una médica de toda la vida, que ha llevado a mi madre también y conoce nuestras historias clínicas, que es simpática, eficiente y muy buena profesional. Lo malo es que no lleva embarazos. Yo creo que eso no le gustó. Le comenté que ella me dijo que parecía que estaba embarazada de menos tiempo según la eco, y añadí que eso no sería raro porque con la lactancia mis reglas eran bastante irregulares. Segunda en la frente. ¿Lactancia? Me dice: bueno, antes de seguir vamos  a ver qué se ve, como diciendo: con la lactancia no te has podido quedar embarazada... 


Me hace la eco y confirma que estoy de menos. Vale, bien. Pues venga, seguimos con la consulta. No me pregunta cómo estoy, que creo que es algo que a toda embarazada se le debe preguntar. Ya os comenté en una entrada anterior sobre la lactancia y el embarazo que me dijo de inmediato: tienes que dejar la lactancia porque puedes provocar un aborto. Y me lo dijo así: puedes provocar un aborto. Creo que es un tema serio y no se puede espetar así; se puede decir de una manera más neutral sin hacerle sentir culpable nadie. Eso por un lado. Y por el otro, ¿qué hay de todos estudios serios que dicen que no es así? Podéis leer acerca de esto en la entrada que os he dicho anteriormente. El caso es que yo pensaba oiga, señora, que lo de poder dar el pecho no lo digo yo, que lo dicen entre otros la Asociación Española de Pediatría que no creo que sea una panda de amiguetes que queda a emborracharse y a inventar teorías y conspiraciones... bueno, estos pensamientos yo los tenía en mi cabeza, pero no quería empezar con mal pie con ella y se lo dije de otra manera más sutil (de esa que ella no sabe). Porque si me lo argumentaba bien ¿por qué no tener en cuenta la opinión de una profesional? Le pregunté que si quedaba totalmente descartado el poder continuar con la lactancia y me dijo, lavándose las manos: YO no te lo recomiendo. Siempre dejando muy claro lo que ELLA opinaba y que YO era la que podía provocar problemas. Ninguna explicación más. 

Por supuesto a su indicación de dejar la lactancia le dije que eso habría que hacerlo poco a poco, no de golpe. Inocente de mí, yo andaba pensando en mi niña, que en caso de destete obligado no soy partidaria de hacerlo de golpe: de la noche a la mañana se le niega la teta. ¿Por qué, mamá? ¿Qué es lo que pasa? No lo entiendo... si no queda otra, por cuestiones de vida o muerte... vale, pero si no ¿de qué? Pero tampoco recibí respuesta alguna a este asunto...

Ante el tema de si podría tener parto vaginal tras una cesárea me dijo que sí, pero tendríais que haberla oído: me lo decía con un bisturí en la mano, no se si me explico.

También le llevé los análisis que tenía de mi gine para que los viera, y me dijo que tenía el tiroides muy descompensado y que tendría que ir al endocrino (mi ginecóloga me había dicho que todo prefecto). Yo no entiendo mucho, pero tenía todos los valores dentro de sus límites. Cierto que la prolactina estaba alta, pero he leído que sube con el embarazo... (Los niveles de prolactina se pueden elevan de forma transitoria o permanente por razones fisiológicas, tales como la falta de sueño, el embarazo, la lactancia, la manipulación de la mama o el ejercicio excesivo.). Es más, si baja por debajo de un cierto valor, la lactancia cesa. Y ya le estaba diciendo yo que seguía dando el pecho a Mollete. Me dijo que tendría que ir al endocrino y que me mandaría pastillas, aunque ella estaba convencida de que si yo dejaba de dar el pecho todo volvería a unos valores normales. Estoy segura de que lo usó como arma para convencerme de que dejara la lactancia. Por cierto que una semana después la matrona vio mis análisis y me dijo que no había nada mal... y mi ginecóloga habitual lo volvió a corroborar unos días después, cuando fui a verla por el aborto.

Volviendo a esta ginecólga tan amable, no me dijo nada de las vitaminas, si había tomado ácido fólico o no, de las medidas de precaución casi nada (vale que ya he pasado un embarazo, pero creo que las cosas hay que recordarlas). Yo salí de allí triste, frustrada y cabreada. Por lo menos había corroborado que Garbancito estaba allí... y eso ya valía su peso en oro... Pero no me iba a engañar con la lactancia, y eso se lo debo a haber estado leyendo, cosa que no quise hacer en el otro embarazo. Si no hubiera leído habría entrado por el aro y la pobre Mollete se habría quedado sin su teta... sin ninguna necesidad, que es a lo que no estoy dispuesta. Por eso me he dado cuenta de que aunque en el primer embarazo preferí no leer y no estoy disgustada por cómo lo llevé y por cómo resultó todo, sí que creo que el conocimiento adquirido me está ayudando a dirigir mejor el segundo y tercer embarazo por donde yo quiero que vaya.

Pero es que al día siguiente tenía cita en el Hospital Puerta de Hierro, y ¡¡¡qué diferencia!!! Podía seguir con la lactancia sin problema, para el parto vaginal claro que tenía más probabilidades de cesárea que otra mujer, pero me dijeron que era perfectamente posible y que se intentaría (me dijo lo mismo pero de manera positiva, ¡lo importante que es eso!). Me preguntó cómo estaba, por las vitaminas, ¡¡me sonreían y eran amables!! A pesar de estar en un hospital grande, lleno de gente (eso es algo que me supera, necesito sitios pequeños y vacíos para sentirme a gusto), me encontré bien. Y al salir sabía que era allí dónde debía estar. Y amigos, a la intuición hay que hacerla caso. Es el sexto sentido y lo tenemos muy abandonado. ¡Hay que escucharse más! Y esta vez yo me voy a hacer todo el caso del mundo.


Lo que sí he pensado es que cuando encuentras un médico agradable y buen profesional en lo privado, el seguimiento que te hacen del embarazo me da la sensación de que es mayor... y al fin y al cabo estoy pagando por ese seguro, así que creo que no voy a dejar de usarlo solo porque esta mujer me haya calentado la cabeza y me haya puesto de mal humor. En este tercer embarazo he encontrado otra médica estupenda que aboga por lo natural. No es que esté decidida a dar a luz sin epidural ni esas cosas (uf, aún tengo mucho que meditar), pero sé que he encontrado una mujer que hará cesárea solo si no queda otro remedio. Y como eso me tranquiliza voy a compaginar por el momento los dos sitios, y a ver por qué me decanto al final, porque el trato que estoy recibiendo en el hospital Puerta de Hierro está siendo excelente.