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Jornadas Mujer-Parto-Consciencia en Más Natural

miércoles, 11 de marzo de 2015

Más NaturalEl sábado 7 de febrero tuve la oportunidad de asistir a la jornada Mujer-Parto-Consciencia que se celebró en el centro de preparación al parto Más Natural. Yo ya conocía este espacio porque tuve la suerte de que una amiga hiciera aquí su preparación al parto el año pasado y me habló tan bien de él que no dudé en hacer con ellos mi preparación del segundo embarazo. Y así estaba haciendo aún cuando se convocó esta jornada. Al enterarme, no dudé en asistir, porque sabía que es un centro serio que trata cada tema que toca con mucho rigor y que cuenta con grandes profesionales que además son mejores personas. Así que a pesar de estar embarazada de 40 semanas (al día siguiente salía de cuentas) fui para allá, porque al fin y al cabo, si me ponía de parto, ¿dónde iba a estar mejor atendida? Además llevaba unos días de bajón pensando que la historia de mi primer parto y la inne-cesárea podían repetirse, y necesitaba un chute de energía y empoderamiento que sabía que Cristina Núñez, directora y alma mater del centro, me iba a dar. En sus clases disfruté mucho escuchándola. Se sale de ellas queriendo comerse el mundo y con las ideas muy claras: en un embarazo en salud yo decido cómo quiero parir y sé que soy capaz.

Fue Cristina quien abrió las jornadas, tras el recibimiento de Gema Lendoiro. Cristina nos recordó todo lo que cuenta más detalladamente en sus clases: el poder que ha adquirido la figura del médico en los partos, cuando en un parto en salud no son necesarios. Lo que desgraciadamente abunda en la sociedad es que el parto es sinónimo de dolor, de sufrimiento (aunque afortunadamente esta tendencia está cambiando), y ese miedo que surge ante esta idea hace que los músculos se tensen, se agarroten, impidiendo que la dilatación y las contracciones sean efectivas. Por supuesto que el parto duele. A cada mujer de una manera porque el umbral del dolor de cada una es diferente. Pero ese dolor no tiene porqué ir asociado a un sufrimiento. Como ella dice constantemente en sus clases: sarna con gusto, no pica. Lo importante es hacer una buena labor de información y de empoderamiento de la mujer. Que se vea capaz porque ES CAPAZ. Con ese espíritu podrá tener un parto que disfrutará y que, a pesar de los momentos duros que se vivan en él, dará la mejor de las recompensas: a tu hijo.

La segunda en participar fue Ibone Olza, licenciada y doctora en medicina, docente, investigadora, consultora en salud mental perinatal y cofundadora de la Asociación de El parto es nuestro, que la mayoría ya conoceréis. En definitiva, fue un lujo poder escucharla. Nos comentó cómo durante la carrera de medicina lo que se aprende del parto es todo lo que puede ir mal. De este modo ¿cómo se puede esperar que un parto en salud sea atendido sin instrumentalización o medicación? Hoy en día lo normal parece lo contrario. Poco a poco ella se fue dando cuenta de que era la propia medicina la que podía interferir en el parto y hacer daño. Se estaba reduciendo el parto a una serie patologías, perdiéndose de verdad lo que es el parto. Aún faltan aspectos del parto por comprender, por ejemplo cómo es desde el punto de vista cerebral: cómo el bebé le envía a su madre la señal de que ya está listo para venir al mundo; cómo se lleva a cabo ese proceso, cuándo, porqué.

La oxitocina ha venido empleándose de forma rutinaria incluso sin ser necesaria (digamos que es necesaria cuando hay que inducir un parto por causas médicas importantes, por el bienestar del bebé y/o la madre). Por un lado la administración de esta hormona hace más doloroso el parto porque se administra de manera continua, y no de forma pulsante como ocurre con la oxitocina natural. Para más inri se ha estudiado en animales que esta oxitocina sintética puede afectar al individuo cuando es adulto: en la conducta sexual, maternal, agresividad… y a pesar de estos resultados aún no se ha comenzado a investigar en humanos. Por no hablar de que al no ser la oxitocina natural, el cuerpo tampoco produce de manera natural las endorfinas que nos dan ese chute de energía y empuje necesarios para poder sobrellevar el parto, de modo que todo se hace mucho más duro que si el parto se desarrollara de manera espontánea.

Ibone también nos habló del estado de consciencia alterado que es el parto. Un momento en el que la percepción del tiempo cambia, la percepción sensorial también. La mujer está experimentando una vivencia tal que el mero hecho de dirigirse a ella debe hacerse no de cualquier manera, sino con un tacto extremo. Algunas mujeres llegan incluso a tener experiencias casi místicas. Al final del parto las catecolaminas producen una sensación de no poder más, de muerte incluso, y en parte esto es literal, porque después del nacimiento de tu hijo no vas a ser la misma mujer.

Hoy en día la mayoría de los partos son atendidos de manera muy inconsciente. Algo tan inocente como la monitorización ya es una intervención que está influyendo en el desarrollo del parto. Se sabe que muchas de las actuaciones que ocurren durante un parto son dañinas, y aunque algunas se han ido desterrando, otras muchas permanecen a pesar de la evidencia. Es esa intervención médica la que lleva muchas veces al parto, a la madre y al bebé a situaciones de daño, que los mismos que la han creado son capaces de solucionar porque nadie les discute que sean buenos médicos. Pero la solución de dicho problema no debería haberse dado nunca ya que el daño no debería haberse producido.

somos mamíferos
Por supuesto también habló de la frecuente separación de la madre y el bebé. Todavía mucha gente lo ve como algo normal. Otras muchas mujeres simplemente se resignan, pero como dijo Ibone: ¿qué haría cualquier mamífero si le quitaran a su cría? Desde luego la reacción sería agresiva, y en el caso de los humanos esa agresividad se puede volver contra nosotras. No dejamos de ser mamíferas (aunque alguna por ahí lo dude...)

No es lo mismo que os lo cuente yo a escuchárselo a Ibone de viva voz, lo sé. Pero con estas pinceladas os podéis hacer una idea de cómo es su discurso. Os invito a ir a escucharla siempre que tengáis oportunidad. Disfrutaréis y aprenderéis mucho.

A continuación de Ibone intervino Alejandro Busto Castelli, que es psicólogo clínico, terapeuta, formador-consultor y conferenciante. Según su propia información, “es socio fundador y co-director del proyecto “Psicología CEIBE” de Madrid, una reflexión profunda en torno a la psicología positiva, la crianza con apego y el desarrollo de las personas en libertad”. Comparó la crianza con un bulbo en una maceta transparente. Es necesario ver cómo crecen las raíces para poder llegar a echar la flor. Mientras no veamos las raíces no podremos contemplar luego la flor. Es necesario cuestionarse muchos aspectos de la crianza, desde la base, para poder ver resultados. La transparencia de la maceta es la honestidad, la propia transparencia de cada uno de nosotros, del que cría. No hay que inundar la maceta porque la flor se pudre, y del mismo modo sucede con nuestros hijos. Al bulbo le tiene que dar la luz, tiene que haber un referente para el hijo. Todas estas necesidades que tiene el bulbo nos muestran que antes de comenzar a trabajar sobre nuestras crías tenemos que trabajar sobre nosotros mismos, conocer nuestras raíces, cuestionarnos las cosas, buscar qué parte de nuestra sabiduría hemos olvidado. Debemos decidir si queremos que nuestros hijos perpetúen lo que ya existe o si queremos que sean parte del cambio. Tenemos que ser un referente para ellos.

En cuarto lugar pudimos disfrutar de Carmela (Kika) Baeza. En la web del Centro Raíces (centro de atención a las familias en el que trabaja) podemos conocer un poco más acerca de ella: “médico de familia, consultora certificada en lactancia materna IBCLC y sexóloga”. Kika nos contó su historia, nos hizo llorar a la vez que descubrir todo lo positivo que su dolorosa experiencia le había aportado. Kika se quedó embarazada de su primer hijo, al que se le diagnosticó un problema grave. En España no le daban posibilidades de sobrevivir, pero sí en Estados Unidos, a donde se desplazaron para que naciera. Una vez el pequeño vino al mundo a Kika le hablaron en el hospital de la importancia de la leche materna para la recuperación de su hijo, de modo que Kika se pasó horas y horas extrayéndose leche para que su bebé pudiera tomarla ya que no tenía ayuda para poder establecer una lactancia exitosa. Poco antes de un mes les dieron el alta y volaron a España, donde nada más llegar falleció el pequeño. En ese momento Kika se dio cuenta del tiempo que en cierto modo había perdido junto al sacaleches. Si hubiera sabido cuál iba a ser el desenlace ella hubiera optado por el biberón, porque lo importante es estar con tu hijo y darle el amor que se merece y que tú, como madre, necesitas darle. Decidió entonces que se dedicaría a ayudar a todas las madres que quisieran darle el pecho a sus hijos y que tenían problemas para lograrlo. La lactancia es una forma de expresión de la crianza, pero no es la única. Cuando una mujer siente que ha llegado hasta a un punto en que no quiere seguir con la lactancia, está bien. Debe escucharse y seguir dándole amor a su hijo de todas las otras maneras que hay. La lactancia no nos hace mejores madres per se, pero TE DA LA OPORTUNIDAD DE SER MEJOR MADRE.

jornada Mujer-Parto-Consciencia Cuando acabó la intervención de Kika tuvimos la oportunidad de planear nuestro plan de vida con Azucena Caballero, emprendedora y experta en educación alternativa y homeschooling y directora de la Pedagogía blanca. Fuimos respondiendo a una serie de preguntas que Azucena nos planteaba para poder trazar nuestro plan de vida. Desde luego me di cuenta de que había cuestiones que quizá no me había planteado lo suficiente, y que estaba claro que era necesario hacerlo. Porque como ella dijo: todos tendremos el mismo final; solo nos diferenciará cómo hayamos pasado nuestra vida. Hay que marcarse unos objetivos concretos y realistas, comprometerse con ellos y actuar. El tiempo por sí solo no cambia nada. Tú haces el cambio. Periódicamente debemos revisar nuestros objetivos y la motivación. Hay que mantenerse fuertes porque muchas veces seremos cuestionados, cuando en realidad no será tanto que se nos cuestione a nosotros, sino que la persona que lo hace se está cuestionando a ella misma. Y sin duda alguna, el encontrar gente en la misma sintonía que uno, ayuda mucho a ir avanzando en este plan de vida.

Cerró las jornadas Sara Cañamero, matrona, enfermera pediátrica, directora del centro MaterNatal e instructora de Pilates en Madrid. A Sara la conocía también de las clases que imparte en Mas Natural y sabía que iba a disfrutar escuchándola. Sara hizo hincapié en que hemos perdido la naturalidad en muchos aspectos. Tenemos que aceptar de nuevo la muerte, el dolor, etc, como algo natural. Desde siempre, las mujeres al parir se apartaban de los demás, se juntaban con otras mujeres sabias que les iban a acompañar (y ahora aporto yo este dato: en francés matrona se dice sage-femme, que quiere decir mujer sabia. Me preguntaba el porqué, de dónde vendría, y al escuchar a Sara lo comprendí.) En nuestra sociedad el parto con dolor es un castigo divino y además el tiempo es oro: no dejan que la mujer sea la que marque los tiempos. El dolor no está permitido, hay que quitarlo, en vez de pararse a escuchar al cuerpo. Parece que las únicas opciones son parir con epidural o con dolor, no suele darse el término medio. Pero las mujeres, cada vez más, quieren tener autonomía, capacidad de decisión. Porque ¿a quién le duele el parto? ¿A la mujer? A priori pareciera que a los que les duele son al médico y al anestesista. Afortunadamente hay profesionales estupendos y cada vez abundan más. Aunque falta aún un camino largo por recorrer.

Buda decía que el dolor es inevitable, pero que el sufrimiento es opcional. La mujer tiene que empoderarse y aceptar el dolor como algo natural que no hay que combatir, porque va a ser una ayuda a lo largo del trabajo de parto. El dolor tiene un porqué, y además el cuerpo produce opiáceos endógenos que intervienen si el parto fluye de manera natural. El dolor de las contracciones se puede ver como olas que se van surfeando. El dolor nos ayuda a concentrarnos en nosotras mismas, dejamos de lado nuestra parte racional, como si no existiera el neocórtex. Asimismo nos guía en las necesidades: si nos movemos, el dolor para, y este movimiento ayuda al bebé a bajar. Es de algún modo el coreógrafo de ese baile que es el parto.

Por todo esto debemos sentirnos seguras y tener intimidad. No resignarnos y ver el parto como una experiencia enriquecedora.

Y parece que muchas veces en los partos solo se piensa en la mujer. Pero ¿y el bebé? La epidural nos quita el dolor a nosotras pero el bebé sigue sufriendo las contracciones.

Nacimiento parto respetado
Por último hizo hincapié en la necesidad del apoyo durante el parto, de la pareja o de quien la mujer crea más conveniente. Este apoyo hace que la mujer requiera menos analgésicos, que se empodere más, que la lactancia sea un éxito, que la incidencia de la depresión postparto sea menor y hace más fuerte el vínculo madre-hijo.

Desde luego todas y cada una de las charlas fueron para mí un chute de energía y poder para enfrentarme al parto que llegaría en los próximos días. Pensé que aún me quedaba más tiempo, dados mis antecedentes, pero 3 días después iba a estar recordando cada una de estas palabras durante 36h para empoderarme aún más.

Muchas gracias por estas jornadas. Espero que se repitan y lleguen cada vez a más gente, porque la sociedad y los partos lo necesitan.