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La vuelta al mundo en 80 partos: El embarazo y el parto en Alemania

lunes, 19 de mayo de 2014

Seguimos con la vuelta al mundo dando a luz. La primera escala fue en nuestras antípodas, Nueva Zelanda. Si no la has leído y te pica la curiosidad pincha aquí.

Hoy otra buena amiga, que reside en Alemania, nos cuenta su experiencia. Empiezo a ver que por ahí fuera de nuestras fronteras dan muchas más posibilidades para el parto que no sean ponerte en la cama de estribos. Vamos a tener que ir aprendiendo, ¿no os parece?



Antes de comenzar, me gustaría agradecer la oportunidad de escribir en este blog. ¡Me siento muy honrada! 

Este post trata sobre cómo trae la cigüeña los niños al mundo en Alemania. Existen varias modalidades de "aterrizaje":

- En casa (rodeada de matronas)

- En una Geburtshaus, que es una especie de clínica llevada sólo por matronas. Puede o no haber un médico y aunque tienen algunos medios para ayudar en el parto que no están disponibles si te decides a dar a luz en casa, no tienen todo lo que se necesita en caso de que se tuerza.

- En un hospital. Si te decides por un hospital tienes dos opciones: hacerlo de forma ambulante o, digamos, clásica. De forma ambulante supone que te plantas en el hospital, el niño nace y a partir de unas 6 horas tras el parto (creo que son 6) donde comprueban que todo va bien, te dejan marcharte a tu casa. Hacerlo de forma "clásica" es simplemente ir al hospital, dar a luz allí y quedarte, si todo va bien, 3 días tras un parto vaginal (5 si es por cesárea).

Hasta que nace el niño, has ido cada cuatro semanas al ginecólogo hasta la semana 34 y después, cada dos. Tras la fecha calculada, día sí, día no, te presentas o bien en el ginecólogo, o bien en el hospital que has elegido. Una vez que estás en casa después del parto, una matrona viene a veros al niño y a ti durante un mes, hasta la primera revisión pediátrica fuera del hospital. Al principio con más frecuencia y te va ayudando y enseñando a cuidar del niño (por ejemplo, a bañarlo) y además comprueba que con él está todo bien (por ejemplo, el cordón umbilical, el peso) y contigo también (el sangrado, el útero...).

Nosotros decidimos ir a un hospital con todos los perendengues de hospital (incluyendo neonatología, prematuros, uci pediátrica, etc., que no todos los hospitales tienen). Dos de las cosas que al principio me llamaron la atención (comparado con lo que sé de España) son: que aquí no te ponen un enema si no lo pides ex profeso porque es la ilusión de tu vida o algo así (!) y no te hacen episiotomía por sistema, sólo si es necesario. En ese sentido son más respetuosos con el parto y se adaptan más a ti que en España. 


En primer lugar, tienes una entrevista en el hospital que elijas en la semana 30 donde rellenas todo el papeleo, te presentas, explicas tu historia clínica, tu embarazo si ha habido complicaciones... y lo dejas todo listo para que el día D no te tengas que preocupar de nada y estén sobre aviso si tienen que estar pendientes de algo. 

Además, dejas dicho (por escrito, en entrevista con una matrona, que lo anota todo) tu plan de parto, si es que quieres algo en especial (o no quieres). Por ejemplo, qué clase de anestesia, o ninguna anestesia, o parto en la bañera, lo que sea. Esto es, por supuesto, el plan que se sigue si las cosas van bien. Yo dije que quería que me avisaran de la proximidad del momento en el que la epidural ya no se fuera a poder poner, para juzgar yo si me encontraba bien para seguir con las contracciones "a pelo" o si abrazaba el maravilloso mundo de las drogas. Si no lo hubiera dicho, probablemente no me habrían avisado, porque a pesar de ser un hospital, son un tanto hippies (parto "natural", blabla). 

También me dieron el teléfono del ala de partos para llamar directamente si tenía alguna pregunta o para avisar de que íbamos para allá cuando llegase la hora.

Hasta aquí, es lo general. En todos los casos que conozco ha sido así, más o menos. Ahora, mi experiencia particular: 

El nene se empezó a presentar a las 3 de la mañana. Como buenos futuros papás y superemocionados, cronometrábamos la duración de las contracciones y la frecuencia. Cuando nos pareció que "ya era la hora" llamamos al teléfono que me habían dado, les contamos cómo iba y nos dijeron que fuéramos ya. 

Nos adjudicaron una habitación (no hay sala de dilatación y sala de partos, lo haces todo en el mismo sitio) y una matrona (que era una sosaina, pero de eso no tiene nadie la culpa). En la habitación (y esto es así en los dos hospitales que visitamos antes de decidirnos, lo que me hace pensar que es así en todos los sitios) tienes a tu disposición:

- Cama (sin estribos, aunque se puede reconvertir en cama con estribos si es necesario)
- Taburete
- Taburete con agujero para dar a luz
- Cuarto de baño enorme
- Bañera (para relajarte o para dar a luz)

Y para agarrarse o estirarse durante las contracciones:

- Espaldera
- Trapo que cuelga del techo
- Cuerda que cuelga del techo


El proceso fue, bueno, pues el de un parto normal. Las contracciones eran cada vez más intensas a medida que dilataba. Para combatir el dolor había homeopatía (les encanta), velas de colores y cosas así, amén de los ya mencionados artilugios colgantes. La matrona va sugiriéndote posturas, va trayéndote analgésicos (homeopáticos o no, me trajeron incluso paracetamol) y comprueba cómo vas. En un momento y siguiendo mi plan de parto me avisó de que la epidural, o ahora o nunca (dije que "ahora", por si alguien se lo pregunta). Se hicieron un tanto los longuis (unas horitas de nada, que ya he dicho que son un poco hippies, mira, que te tenemos que hacer un análisis, mira, que hay que esperar a los resultados, blabla) pero al final me la pusieron. Venía con un dosificador, para ajustar la dosis al dolor que estaba sintiendo en cada momento. Cuando ya había dilatado lo suficiente no me dejaron apretar más el botoncito para subir la dosis (no sé muy bien por qué, supongo que porque no daba tiempo ya a que hiciera efecto) y la matrona me dijo que me tumbase de lado en la cama. Así pasé las primeras contracciones de la fase de expulsión y he de decir que se empuja fenomenal. Durante todo el tiempo la matrona estuvo dándome masajes en el periné para que no hubiera desgarro (y no lo hubo). Como el nene no terminaba de salir del todo (tenía el cordón enrollado y eso le tiraba desde dentro un poquito), la matrona llamó a la médico que me ayudó empujando la tripa por arriba durante dos contracciones. Para esto, claro, tuve que ponerme boca arriba y no me gustó nada. Mucho mejor de lado. Sin duda. En mi caso, por lo menos. Pero bueno, no había más remedio, contracción, contracción, niño fuera :D  

Otra de las cosas que me gustó (una tontería, pero bueno) fue que no había un foco de luz halógena apuntando inclemente, sino un par de lámparas encendidas en diferentes puntos de la habitación (eran las 10 de la noche, así que no entraba luz por la ventana ya). Por alguna razón me parecía más lógico y agradable estar así (no lo decidí yo lo de no dar más luz, lo decidió la matrona quien argumentó que el niño sale de un lugar oscuro y no le apetece tener un foco en la cara en el primer minuto de vida). Lo cual me parece de lo más lógico.

Durante todo el parto estás con la matrona (o con las matronas, si hay cambio de turno). En mi caso hubo que llamar al médico para "ayudarme" a empujar, pero si no hubiera sido necesario, el médico habría venido sólo al nacer el niño si hubiera hecho falta. Yo creo que conmigo sólo estuvo la ginecóloga, no hubo pediatra, que yo recuerde.



Al minuto de nacer, la matrona hizo las comprobaciones necesarias (supongo) muy rápido y, sin lavar, casi inmediatamente me pusieron el niño al pecho, piel con piel, una sensación maravillosa. Tan pequeñito, tan tierno...  Y eso que con casi 3.8 kg y 54 cm muy pequeñito no era. Igual da. Nos dejaron solos a los tres una media hora. He de decir que desde que llegamos al hospital estuve con mi marido en la habitación (excepto cuando vino la anestesista a poner la epidural). Al cabo de la media hora volvió la matrona para el alumbramiento de la placenta y cogió al nene un momentito para lavarlo un poco, pesarlo y medirlo.

En España creo que hacen muchas más comprobaciones en el momento del nacimiento, ¿puede ser?

Cuando ya estaba lista para volver a la habitación nos dieron la buena noticia de que mi marido se podía quedar a dormir. Habíamos pedido una habitación familiar para estar solos los tres. Es básicamente una habitación normal, pero en la segunda cama en vez de haber otra mamá, dormía él. Esto no lo cubre la seguridad social, claro, lo pagas aparte (le daban de comer también, pensión completa). Estuvo dos días, al tercero tuvo que marcharse porque necesitaban la cama para otra mamá. El niño estaba siempre conmigo, en una cunita de madera monísima que tenía una parte que se podía bajar para pegarla bien a la cama. 

¿Diferencias con España en la estancia hospitalaria post-parto? En general los hospitales son un poco distintos (los alemanes reciben pocas visitas y nunca ningún acompañante se queda a dormir en un sillón). El médico venía por las mañanas, las enfermeras y matronas pasaban a cada rato (o cuando llamabas) para ver qué tal ibas, para ayudarte con el pecho todo el tiempo que hiciera falta, por ejemplo. Y visitas de una "especialista en lactancia" también tuvimos. Por la noche las enfermeras venían y se llevaban un momentito al niño para lavarlo, pesarlo, medirle la temperatura, etc. Podías ir con ellas si estabas despierta. 

Ah, una gran diferencia: la comida, jeje. En un principio te alegras mucho porque puedes elegir entre varios menús y siempre hay algo que te gusta. Pero en el fondo era un horror, no por la comida en sí, que estaba buena, sino porque el desayuno (fantástico) era a las 7, la comida (razonablemente buena) a las 11:30 y la cena (consistente en dos rebanadas de pan y un par de lonchas de queso) la traían a las 5:30 y luego muérete de hambre hasta el día siguiente (o ataca la remesa de jamón ibérico que te han traído de España y que, después de 9 meses sin probarlo, te sabe a gloria bendita).