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Adaptarse al entorno o morir: baño relajante con patitos.

martes, 15 de julio de 2014

Ya está aquí el verano... ¡¡y lo detesto!! Pues sí. Reconozco que el frío del invierno no es el mejor aliado para salir a la calle para jugar con los niños, pero a mí me gusta. Más el otoño, es cierto. La primavera no me gusta, pero como norma es un tiempo agradable para salir a la calle. Pero el verano... no. El calor me sienta mal, no hay más. Y hoy era de esos días en que yo era un despojillo humano. Además en el trabajo estamos con vibraciones en el edificio por las simulaciones que el CEDEX está haciendo del AVE Medina - La Meca. Sí, en pleno centro de Madrid, ¿a que es un sitio estupendo? Desde luego los que decidieron poner este simulador en El Retiro en una zona rodeada de viviendas, oficinas y un colegio, se cubrieron de gloria. El caso es que me mareo con las vibraciones y me duele la cabeza, y como no superan los límites de la normativa, pues ajo y agua, así que entre unas cosas y otras una llega a casa que da pena.

Con todo esto, hoy decidí darme un bañito. Hace una semana probé por primera vez una bomba de baño de Lush que me habían regalado. Como nunca me baño, pues no la había probado. Pero ¡¡vaya descubrimiento!! El aroma era magnífico contribuyendo a una mini sesión de aromaterapia. Los aceites que llevaba dejaban el agua muy agradable y la piel acababa bien hidratada. Así que después de esa maravillosa experiencia pasé por la tienda y me compré un par más, por si surgía de nuevo la oportunidad de un bañito relajante. Y surgió. Porque además de todo esto,  ayer (por la noche del domingo al lunes) dormí poco ya que me quedé a ver la final del Mundial, que una es muy futbolera. Y vaya truño de partido... pero ese es otro tema.

Total, que me he arrastrado al baño y he empezado a llenar la bañera, toda feliz de la vida, pensando en qué bañito más agradable me iba a dar. Mollete, que está en todo, la tía, lo ha visto y ha decidido ayudarme. Ella, que es una chica muy pero que muy lista, ha pensado: ¿qué mejor baño relajante que uno acompañado por patitos, cuentos y cañas de pescar? Y me ha llenado la bañera de trastos. He de reconocer que los patitos de goma que tiene Mollete tienen su punto. Se los ha traído su tío y padrino de Hamburgo. Parece ser que allí venden muchos de diferentes tipos. ¿Por qué? Bueno, parece ser que en Alemania es bastante célebre la carrera de patitos de goma y no sé si irán por ahí los tiros. Pero la verdad, no tengo ni idea... ¿alguien puede aportar algún dato esclarecedor sobre este tema?


Y nada, que Mollete no se iba hasta ver cómo me metía en la bañera. La jodía lo que quería era lavarme la cabeza en venganza a cuando se la lavamos nosotros, jajaja, así que no se ha ido del baño hasta que la ha cumplido. Para colmo no me ha dejado sacar nada del agua, total que ahí que me he zambullido con todo el personal plástico. Y luego ya me ha dado pereza sacarlos, la verdad...


En otras circunstancias, cuando decidía darme un baño relajante, solía poner música agradable para relajarme completamente, pero hoy estaba taaaaaan cansada que he pasado de todo. Me he recostado y hala, a pensar en otras cosas, rodeada de patitos, pulpos y cuentos. Como ya os digo, el verano me sienta fatal y raro es el día que paso el 10/6 de tensión. Y claro, con el calorcito de la bañera me he empezado a marear y le he pedido a Papá Mollete que me abriera la puerta para ventilar un poco. Y aquí la segunda maravilla del mundo moderno: se oía todo lo que hacía Mollete, que estaba escuchando los Cantajuegos. Pues oye, jamás hubiera pensado yo que sería capaz de relajarme rodeada de patitos de goma con la banda sonora de Señooooora vacaaaaaa, señoooora vacaaaaa, le doy las gracias por todo lo que nos da y con los peces radiactivos de la cortinilla de ducha de IKEA mirándome fijamente. Pero ¿quién necesita una baño pintado de colores suaves, luz tenue y música chill out para relajarse, pudiendo tener Señora vaca de fondo?

Porque oigan, los peces de la cortinilla de IKEA se las traen. Es verdad que los hay con cara de simpaticones, pero alguno tiene cara de mala leche, por no hablar del pez tolai que parece que está totalmente colgado.


El caso es que, a pesar de todas las extrañas circunstancias, me he relajado. He distendido los músculos, he liberado la mente y he salido del baño infinitamente mejor de lo que había entrado. Y es que la necesidad agudiza el ingenio, ¿no? Y te obliga a adaptarte a lo que hay. Y palabra que hacía tiempo que no tenía un bañito tan relajante como el de hoy.



Control de esfínteres (III)

viernes, 4 de julio de 2014

El tiempo ha ido avanzando mientras nosotros convivíamos con el pañal y la visita cada hora y media al orinal. Mollete casi dominaba el asunto en la guardería, a pesar del paso atrás que dimos hace aproximadamente un mes, cuando no quería ni que le mentáramos la palabra orinal. Pero en casa… la historia era otra: era mucho más rebelde. Y como tampoco queríamos obligarla a sentarse en el orinal para que no pasase a tener una relación de odio con el mimo, pero tampoco daba el paso de regularizarse a lo largo de todo el día, su profe de la guarde nos sugirió que pasáramos a quitarle el pañal a pesar de que los primeros días quizá tuviésemos abundantes perdidas. Y así lo hicimos.

Y claramente es el empujoncito que le faltaba. Por supuesto que no lo ha dominado todo de golpe y algún pis que otro se ha escapado, pero lo hace bastante bien y es ella misma quien de vez en cuando dice: ¡pis! Y esto que aparentemente es tan práctico, a veces trae confusiones. Ayer íbamos en el coche y le oigo decir “pis, piiiiis” muy insistentemente. Y yo en plan: “aguanta cariño, que ya llegamos”, (porque estábamos muy cerca en realidad), en plan Carlos Sainz en pleno rally pero sin un Luis Moya de apoyo, esquivando coches torpes y lentos, con mil ojos para no llevarme a ningún peatón por delante, mientras se me venía a la mente la imagen de su padre cabreadísimo porque la niña se había hecho pis y no le había puesto en la silla el empapador a pesar de que el pobre no hace más que recordármelo. Y cuando por fin llegamos a casa (todo el trayecto diciendo “piiiis, piiiiis”) le oigo decir claramente: “Luiiiiis, Luiiiiiis”, que es un amigo suyo al que quiere ir a ver. Bueno… por lo menos habíamos llegado a casa antes de lo esperado, que yo tenía mucha hambre… =)


Lo que aún no domina es el tema de la caca. Poco a poco. A ver cuando la recoja dentro de un rato qué avances tenemos para hoy.

Como conclusión, pues he aprendido que a veces lo que necesitan es que les lancemos sin red debajo (que se me entienda, ¿eeeeeh?) para terminar de coger confianza. Aunque confianza a esta niña no le suele faltar…

¿Y para cuándo el bebé?

jueves, 3 de julio de 2014

Después de casarme no tuve que soportar durante demasiado tiempo las típicas preguntas de ¿y para cuándo el bebé? porque me quedé embarazada en seguida. Con lo cual, eso que me evité. Pero después de nacer Mollete… ay, amigo, la cosa ha cambiado. Es muy frecuente que la gente me pregunte que para cuando el hermanito. Y esto me genera sentimientos encontrados.

Por un lado entiendo que la gente más cercana quiera saber si nos apetecería tener otro niños y en tal caso si vamos a esperar o no. Supongo que es una pregunta como otra cualquiera, como que si hemos empezado a mirar colegios para la peque. Pero después de tener el aborto y de ver amigas a las que les está costando quedarse embarazadas incluso teniendo que recurrir a técnicas de reproducción asistida, me doy cuenta de que a veces no reparamos en que esa inocente pregunta puede hacer daño.

A unos porque les esté costando mucho. Mucha gente se angustia, lo pasa mal hasta llegar a obsesionarse. Dejemos al margen si es mejor no obsesionarse, que eso ya lo sabemos todos y la típica frase que te dicen de conozco a una amiga que se quedó justo cuando dejó de pensarlo es tan cierta como inútil. Pero las personas en esa situación pueden estar pasándolo mal y que alguien venga a preguntarles esto puede que solo agrave el malestar.


Así se ponen algunos cuando les hacen esta pregunta.

Otras veces no sabemos si esa pareja lo lleva intentando un tiempo y ha tenido la desgraciada experiencia de tener un aborto por en medio, porque mi experiencia reciente es que estas cosas no se comentan con la naturalidad que debería. Por un lado, si se hablara más de este tema se ayudaría a las mujeres que están pasando por ello. Y por otro, nos enteraríamos de cómo se siente esa persona y quizá evitáramos hacer preguntas que puedan doler. Yo la verdad es que no me corto un pelo. Conté lo del aborto sin problemas con la esperanza de que a algunas mujeres les pudiera servir mi experiencia, pero es cierto que no todo el mundo lo sabe porque no lo anuncié en el Hola. Así que cuando alguien viene y me pregunta, les digo tranquilamente que tuvimos un aborto y que ya llegará cuando deba ser. La gente se suele quedar un poco cortada ante esta respuesta, pero me da igual, porque espero que eso les sirva para darse cuenta de que esta inocente pregunta a veces puede herir.

Y luego hay gente que simplemente no quiere tener que soportar esa pregunta una y otra vez porque el hecho de estar casado o tener pareja estable no implica que se desee tener descendencia. Y todos sabemos que cuando la gente se pone pesadita con algo puede llegar a quemar a cualquiera, incluso aunque quieran ser amables a la hora de contestar. Todo tiene un límite.

Yo ya he optado por no preguntar. Vamos, si se está metido en una conversación de esa temática quizá sí, claro. Entiendo que ahí puede ser una pregunta natural. Pero no pregunto del modo en que muchos te lo espetan en plan: ¡Hola! ¿Cómo estás? ¡Cuánto tiempo! ¿Y aún no habéis ido a por el segundo?

Así que intento tomármelo con paciencia y contestar amablemente aunque les diga la verdad. Pero es cierto que muchas veces la pregunta se hace pesada y revuelve sensaciones que no apetece tener en ese momento. Creo, definitivamente, que deberíamos de andar todos con un poco más de tacto, por si las moscas… Por lo menos ser conscientes de que esa pregunta puede sentar mal si desconocemos la situación de la otra persona.

Control de esfínteres (II)

viernes, 13 de junio de 2014

Como ya os conté en su día aquí, comenzamos con la operación pañal en marzo. A Mollete se la veía con mucho interés en el tema del orinal y acompañaba a dos compañeras de clase cuando ellas lo usaban, así que comenzamos.

El plan de la guarde es llevarles al orinal cada hora y media más o menos para que hagan pis. Si no lo hacen, no pasa nada porque no siempre se tienen ganas. La cosa empezó bastante bien, en el sentido de que Mollete no ponía ningún impedimento a usar el orinal, aunque no siempre saliera pis. Pero de pronto, hace un par de semanas, se le cruzó el cable. Empezaba diciendo que "pis no sale" y costaba convencerla de que podíamos ir y sentarnos en el orinal porque tal vez sí saliera. Pero la cosa empeoró cuando decidió que ella no se acercaba al orinal ni jarta de vino. Era insinuarle que fuéramos a hacer pis y se ponía a llorar desesperada, "nooooo, nooooo, pis no sale"... Decidimos no insistir porque encontrábamos contraproducente que la relación con el orinal se convirtiera en un tormento. Y su profe de la guarde opinó del mismo modo. Así que iniciamos un periodo de calma: le preguntábamos si quería ir al orinal y si decía que no, pues a otra cosa mariposa.

Al mismo tiempo, Mollete tenía un libro fetiche para irse a dormir, Esta es Lulú, de la escritora británica Camilla Reid, que leía -y aún lee- siempre el último. Mollete adora a Lulú, disfruta el cuento hasta límites insospechados, porque entre otras cosas es un libro con pestañas. Como en la contraportada del libro se decía que Lulú es una serie de historias, miré a ver qué otras había publicadas para poder cambiar de cuento. Y descubrí que entre otras está El orinal de Lulu, y pensé: ¡Genial! Como lo que hace Lulú es "lo más" para Mollete, lo mismo al leer esta historia se vuelve a animar con el orinal.


Así que lo compramos en La casa del libro, con quien he tenido muy mala experiencia, por cierto.  Me llegó a los 15 días únicamente El orinal de Lulú y no el otro libro que había encargado. A día de hoy -un mes después del encargo- el otro libro no ha llegado y lo peor es que no me han informado de nada, he tenido que ser yo la que se ponga en contacto con ellos para ver que está agotado en el distribuidor. Creo que lo menos que deberían hacer es encargarse ellos de avisarme a mí. Un auténtico desastre.

Pero volvamos al tema del pañal. Mollete se entusiasmó cuando vio un libro nuevo de Lulú. En este se pueden poner los velcros del pañal de Lulú, abrir el váter y ver que ha hecho pis o levantarle la falda para ver que es mayor y ya no lleva pañal. Lo que más le gusta es que Lulú tiene unas braguitas azules preciosas, su color favorito. La profe nos dijo que quizá le animara también el hecho de ponerse braguitas. Y el caso es que entre unas cosas y otras lleva de nuevo un par de semanas con una relación amistosa con el orinal. Incluso ayer quería quitarse el pañal, aunque yo creo que es porque como llega el calor, le molesta.

A ver cómo ha ido hoy la guarde. Si está seca quizá probemos este fin de semana sin el pañal. Lo mismo es el estímulo que le falta para terminar de controlarlo.

Seguiremos informando.

¿Ayudamos a la investigación de las enfermedades raras?

miércoles, 11 de junio de 2014

Hoy venimos con un tema solidario, así que te pido por favor que leas hasta el final y luego dediques unos minutillos de tu tiempo a ayudar a niños que lo necesitan.

Smylife es una clínica dental en Madrid que acaba de celebrar su 4º aniversario alcanzando un acuerdo de colaboración con la Fundación Isabel Gemio para la investigación de enfermedades neuromusculares, distrofias musculares  otras enfermedades raras. Conjuntamente han elaborado un vídeo donde varios niños con algún tipo de enfermedad rara nos regalan su sonrisa. Por cada reproducción de este vídeo se estará recaudando dinero para la Fundación Isabel Gemio.



Y atentos al primer niño que aparece en el vídeo, que es Dani, el hijo de una amiga. Este campeón ha vencido al Perthes, como ya os conté aquí.

Además los niños que han participado en el vídeo no se van con las manos vacías, sino que tienen asistencia gratuita en Smylife.

Y ahora a LO MÁS IMPORTANTE: ¡¡todos a ayudar en la investigación de enfermedades raras!! Aquí os dejo el vídeo. ¡¡NO OS OLVIDÉIS DE VISUALIZARLO, POR FAVOR!!


Muchas gracias en nombre de todos estos niños.   :)

La vuelta al mundo en 80 embarazos: El embarazo y parto en Italia

martes, 10 de junio de 2014

Hoy también nos quedamos cerca de nuestras fronteras. Nos vamos a un país mediterráneo, quizá de los más parecidos al nuestro dentro de la Unión Europea. Seguro que ya todos conocéis a 1MadreinItaly. Ella nos cuenta cómo fue su experiencia en Italia, en un pueblo del Piamonte. Pasaos por su blog, donde cuenta todo más en detalle y de una manera más desenfadada.

Imagen de Carlos García

Me quedé embarazada en julio del año 2011 y di a luz en abril del 2012 y el seguimiento de mi embarazo y mi parto tuvieron lugar en un pueblo del Piamonte italiano. En Italia la asistencia prenatal-perinatal es un servicio público y gratuito, al que tienen derecho tanto las ciudadanas italianas como extranjeras (siempre con una debida regularización). En mi caso al no estar trabajando ni estudiando en ese momento en el país me dio algún quebradero de cabeza por la inexistencia de un protocolo claro con los ciudadanos de la comunidad europea, al final solucionable con diversos papeleos. El seguimiento del embarazo se presta desde los ambulatorios llamados "consultorios familiares" en el que la asistencia viene ofrecida de la mano de matronas y ginecólogos. En esos mismos centros se imparten las clases preparto y de apoyo a la lactancia, a los que se acude voluntariamente.

Se da a luz en los hospitales, al igual que en España algunas personas optan por el parto en casa pero seguramente aún sea un pequeño porcentaje. Las pruebas son "obligatorias" en el sentido de las justas y necesarias para llevar controlado el embarazo. Se hacen 3 ecografías de base, (si son necesarias más por algún tipo de problema también son cubiertas por el servicio sanitario público), las pruebas genéticas, test de O´Sullivan, análisis de sangre y orina regulares o la prueba del streptococos.


Los hospitales no están todos modernizados como prometen los protocolos de parto, por ejemplo en mi curso preparto la matrona nos habló de las pelotas, de las cuerdas y demás instrumentos para facilitar el trabajo pero a la hora de la verdad en el hospital en el que di a luz (con una estructura muy antigua) no había muchos de estos accesorios o no los suficientes. La posición es una opción libre para dar a luz, en este sentido no sufrí restricción aunque cada hospital es un mundo.

En mi caso personal no tengo una muy buena experiencia porque se cometieron una serie de negligencias por parte del personal sanitario, como que la ginecóloga no me detectara una infección de caballo cuando en los análisis de sangre salían claramente sin embargo no eran seguidos adecuadamente y tuvieron que llegar a urgencias. Por otro lado parto fue una agonía de 48 horas en los que esperaron que diera a luz naturalmente y finalmente se me diagnosticó "distocia cervical" y se me hizo la cesárea de urgencia. Si os apetece leerlo de una manera "simpática" lo conté a modo catarsis en su día en mi blog :) Podéis leerlo aquí y aquí.



Receta Nocilla casera

miércoles, 4 de junio de 2014

El otro día hice una crema de chocolate y avellanas similar a la Nocilla y a la Nutella, pero casera. La receta no es mía, pero como al comentarlo tanta gente me la pidió, pues allá va. La saqué de Danza de fogones. Os recomiendo que leáis su entrada porque cuenta muchas cosas interesantes. 

El proceso es muy sencillo y no se tarda nada en hacerla. Los ingredientes son:

- 100 g de avellanas tostadas
- 50 g de aceite de oliva 0.4
- 30 g de cacao en polvo o 50 g de chocolate al 70%
- 40 g de azúcar moreno
- 100 ml de leche

Los chicos de Danza de fogones usan aceite de coco, leche de soja y añaden además extracto de vainilla. Yo no he usado aceite de coco por varios motivos. Por un lado el aceite de coco hace la bollería más sabrosa y te sacia, pero la contrapartida es que causa adicción. Está compuesto en un 90% de ácidos grasos saturados, o lo que se conoce como grasas malas, ya que contribuyen a la hipercolesterolemia. Se aconseja mayor consumo de grasas insaturadas, ya que estas ayudan a cuidar el corazón. Esto es lo de siempre: no pasa nada por tomar alguna vez productos con este aceite, pero si soy yo la que lo va a elaborar, tengo claro que prefiero elegir productos lo más sanos posibles.

Como apunte os diré que algo similar ocurre con el aceite de palma (también con un contenido muy alto en grasas saturadas), y que se usa frecuentemente a niveles industriales. Pero en el etiquetado de los productos que compramos normalmente no dicen explícitamente que contengan ninguno de estos aceites, sino que los esconden bajo el concepto de "aceites vegetales". Que lo sepáis.  Muchas de estas cosas me las ha contado Pilar, de Criando a mi cría. Si os interesan este tipo de temas os recomiendo que os paséis por su blog.

La leche que he empleado ha sido de vaca semidestanada, que es la que yo uso en casa. Y he prescindido del extracto de vainilla. Y no porque no me guste, que me encanta, pero no quería que enmascarara el sabor ni del chocolate ni de las avellanas.

El chocolate que he usado ha sido el de postres de Valor, que me encanta. Nestlé también tiene uno, pero particularmente yo no consumo nada de la marca Nestlé si puedo evitarlo, ya que es una marca que explota a los productores de café y cacao. Además hace una promoción de la leche en polvo en países en vías de desarrollo que creo que es muy irresponsable, pues es casi más peligroso el empleo de agua en esos lugares que el hecho de que el bebé tome pecho, por muy desnutrida que esté la madre. Sin descontar lo que muchas familias intentan estirar un bote de leche en polvo debido a su precio, lo que supone desnutrición para el niño. UNICEF afirma que 1.5 millones de niños mueren al año en estos países por el empleo de leche en polvo en estas condiciones.

Bueno, una vez hecho este paréntesis vuelvo al tema:

Antes de decidirme por esta receta en particular anduve mirando otras por la web, y la verdad es que esta fue la que me pareció más equilibrada. Había una que llevaba 150 g de azúcar, 100 g de chocolate negro, 100 g de chocolate blanco, 100 g de chocolate con leche por solo 100 g de avellanas. No la he probado, pero para mi gusto tiene pinta de ser muy empalagoso... pero oye, cada uno puede hacerlo a su gusto.

Con la receta que he usado yo la verdad es que la crema sabe mucho a avellanas, pero es que a mí me encanta el sabor de las avellanas. Y si queréis menos, pues nada: echadle menos. La cosa es ir jugando con las cantidades hasta encontrar vuestra proporción ideal.


La elaboración es muy simple; sota, caballo y rey:

  1. Se pican las avellanas tostadas. Las podéis comprar crudas y tostarlas en casa, es una opción. O comprarlas directamente tostadas. Veréis que al picarlas con la batidora o el robot de cocina empieza a salir el aceite que contienen y se crea una crema, como si fuera mantequilla de cacahuete o algo semejante.
  2. Se añade el aceite, el cacao, el azúcar y la leche. Si queréis extracto de vainilla, añadidlo también. Se bate todo junto hasta que quede una crema suave y homogénea.
  3. Lo ideal es meterla unas 2 horas a la nevera, para que coja más consistencia, si bien es cierto que meter el dedo justo después de haberlo batido es un placer.

Y nada, ya solo queda disfrutarla. ¡Qué ricaaaa!