Redes

                                                                                                       

La maternidad de la A a la Z: P de presión

jueves, 24 de octubre de 2013

Esta misma mañana (por ayer) comentaba que no tenía ánimo para escribir una nueva entrada, quizá por no haber comenzado la semana con muy buen pie. Tampoco me llegaba la inspiración como otras veces, así que estaba abocada al fracaso: sin entrada para el diccionario, a parte de que hace mucho que no escribo de manera libre. Hay algo que me tiene bloqueada.

Pero esta tarde de pronto ¡ZAS!, me vino la inspiración: presión. Tampoco es que porque me haya venido la palabra esté yo muy creativa. Es una breve reflexión, pero aquí la dejo.

¿De qué presión hablamos? ¿Por qué me vino de pronto? Esta semana mis horarios han sido un caos porque he tenido 3 médicos de mi padre y otro mío, y he tenido que estar haciendo encaje de bolillos para cumplir mis horas semanales en el trabajo. Gracias a Dios tengo mucha flexibilidad en ese aspecto y puedo hacer cada día como me convenga cumpliendo sólo un par de condiciones. Pero no tengo muchas posibilidades de dejar a Mollete al cargo de otras personas, así que cuando todos los planes se agotan toca llevarse a Mollete al trabajo, a buscar terremotos por el mundo. Al principio esta idea no me seducía en absoluto porque tenía que concentrarme con una niña terremoto (nunca mejor dicho) dando vueltas a mi alrededor, cogiéndolo todo y pidiendo brazos, justo el día en que tenía que resolver una cosa importante en la que llevaba anclada bastante tiempo. ¡Menuda presión pensar que tenía que sacar adelante mi trabajo a la vez que echar un ojo a la peque! Llevaba toda la mañana atascada en el mismo paso, sin encontrar la salida, y mira tú que es cuando la peque altera mi tranquilidad laboral cuando veo la luz y resuelvo de un plumazo un par de cosillas que tenía pendientes. ¡Bendita presión! A partir de ahora me la voy a traer al trabajo todos los días ;)


A raíz de eso me he dado cuenta de que yo funciono mejor así. Me pasó también el lunes: sola en casa con la niña durante 3 horas. Ella tenía que jugar (y siempre lo quiere hacer conmigo, por ahora aguanta sola muy poco aún), tenía que hacer la cena, mi comida para los dos días siguientes, ducharla y darle de cenar. ¿Pero cómo me va a dar tiempo a todo esto con Mollete pidiendo su ratito? ¡Es imposible! Pero es que tengo que hacer esas comidas y la niña tiene que jugar, no le voy a negar su tiempo conmigo. ¡Qué presión! Pues de nuevo, todo un éxito. Me dio tiempo a todo, de sobra, y la comida hasta quedó rica y todo.

Así que, desde que soy madre, funciono estupendamente bajo presión. Antes más bien me colapsaba, lo veía todo imposible y comenzaba un dolor tan intenso de cabeza que me llevaba a pensar que mi existencia no tenía sentido (sí, así de trágica me quedaba al final de todo). Eso terminaba conmigo metida en la cama si tenía la oportunidad y con el cerebro fundido. ¡Pero he mutado! Lo que no se es si será algo pasajero o perenne... Verde todavía no me he vuelto, ¿no?