¡Ya ha comenzado el Adviento! Este domingo pasado fue el primer domingo de Adviento. Ya os enseñé nuestro calendario, aunque he de confesar que aún tengo paquetitos vacíos, peeeeero eso no lo sabe nadie. ¡Así que guardadme el secreto!
El otro elemento que nunca falla en casa es la corona de Adviento. Siempre la preparaba con mi madre con muchísima ilusión. Cada año cambiábamos el diseño y era emocionante pasearnos por las tiendas buscando inspiración. Muchas veces comprábamos cosas nuevas, y otras muchas -la mayoría- tirábamos de lo que ya teníamos. Unos años era en tonos blancos, otros en rojos, verdes y marrones -los colores típicos de la Navidad-. Recuerdo una vez que la hicimos llenando con garbanzos un molde de bizcocho con forma de rosquilla grande. Añadimos una ramas de pino del campo y las 4 velas y quedó precioso y sencillo. Solíamos usar 4 velas, pero alguna vez usamos una gorda central y alguna otra una vela de Adviento que mi madre traía de sus viajes a Alemania, porque ella era profesora de Filología Alemana, y realizaba bastantes viajes a aquel país. Si usáis una de estas velas cada día tenéis que encenderla un rato, hasta que se consuma hasta el ńumero inferior, de modo que vamos llevando la cuenta atrás. Si en su lugar tenéis 4 velas, el primer domingo se enciende solo una durante un rato, y se acorta un poquito. El domingo siguiente se enciende esa y otra más, el mismo ratito, y cada una se acorta un poco más. Las velas van disminuyendo en escala. Y así hasta el último domingo de Adviento.
El otro elemento que nunca falla en casa es la corona de Adviento. Siempre la preparaba con mi madre con muchísima ilusión. Cada año cambiábamos el diseño y era emocionante pasearnos por las tiendas buscando inspiración. Muchas veces comprábamos cosas nuevas, y otras muchas -la mayoría- tirábamos de lo que ya teníamos. Unos años era en tonos blancos, otros en rojos, verdes y marrones -los colores típicos de la Navidad-. Recuerdo una vez que la hicimos llenando con garbanzos un molde de bizcocho con forma de rosquilla grande. Añadimos una ramas de pino del campo y las 4 velas y quedó precioso y sencillo. Solíamos usar 4 velas, pero alguna vez usamos una gorda central y alguna otra una vela de Adviento que mi madre traía de sus viajes a Alemania, porque ella era profesora de Filología Alemana, y realizaba bastantes viajes a aquel país. Si usáis una de estas velas cada día tenéis que encenderla un rato, hasta que se consuma hasta el ńumero inferior, de modo que vamos llevando la cuenta atrás. Si en su lugar tenéis 4 velas, el primer domingo se enciende solo una durante un rato, y se acorta un poquito. El domingo siguiente se enciende esa y otra más, el mismo ratito, y cada una se acorta un poco más. Las velas van disminuyendo en escala. Y así hasta el último domingo de Adviento.