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Felizmente premiados

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Pues cuando ya pensaba que los premios habían acabado para mí porque supuse que como todo, las cosas cansan, me han dado algún premio más, ¡¡y me ha hecho mucha ilusión!!

Mamá Nenúfar me ha concedido el Felizmente premiado otro más, y me ha hecho la misma ilusión que los premios anteriores: ¡¡muchísima!!


Me parece además un premio muy original. Lo ha creado Felizmente atado; y se trata de que sean nuestros hijos los que nos cuentes cosas sobre ellos mismos. Y advierte de que si se rompe la cadena los niños se agarrarán una rabieta de las que hacen época, así que, por favor, los premiados no sean remolones a la hora de recoger sus premios porque miren lo que puede ocurrir (sin duda alguna esto fue lo que me decidió a mí a recogerlo).

Pues vayamos por partes: primero la entrevista con Mollete. Aquí va un poco sobre ella:


Tenemos algún premio más, que no he podido ir recogiendo por las vacas. Luna lunera nos ha entregado un doble premio, que aunque ya teníamos recogemos encantados porque nos hace muy felices: el Liebster Award y Best Blog Award.





Tenemos que responder a las 11 preguntas que nos hace, y a su vez nosotros redactaremos otras 11 para los siguientes blogs. Asimismo Mamá a cuadros también nos concedió el Liebster Award y tiene 11 preguntas más. Allá van todas juntas:

1. Vuestra lactancia es... muy satisfactoria. Una "excusa" para estar juntas. Ante ella nadie puede decirnos nada.

2. Tu maternidad... ha sido un regalo que me ha mostrado que otra manera de amar es posible.

3. ¿Eres feliz? ¡Mucho!

4. Si tuviéras un poder ¿sería? Quitar el sufrimiento. ¡No soporto ver sufrir a la gente! Es que me destroza, de verdad... no sé porqué lo paso tan mal... pero es que me hundo y lloro.

5. Luna... ¡Creciente! Hay que ser optimistas en esta vida.

6. ¿Tienes mascota? No. De pequeña quería, pero ahora veo que hay que darle unos cuidados y atención que no puedo darles. Y me encantan los animales, pero no creo que yo les pueda atender en estos momentos como se merecen.

7. ¿Te gusta viajar? ¡Lo disfruto muchísimo! Creo que es mi afición favorita. Aunque ahora, con la peque, se acabó el viajar como lo conocía antes. Por lo menos por un tiempo...

8. ¿Cuál es tu momento favorito del día? Las tardes, porque es cuando vuelvo a estar con mi niña del alma.

9. ¿Por qué escribes un blog? Para soltar las cosas. Si no, se me van acumulando en la cabeza y eso no es sano, proque muchas veces me retroalimento negativamente. Si lo saco y lo comparto me siento mejor porque hay mucha gente que se siente igual y te ayuda a comprender. Y se aprende muchísimo. ¡Viva nuestro Ohana!

10. ¿Qué otras cosas haces? Antes leía mucho. Ahora eso es más complicado, pero todo llegará. Me encanta la costura (yo creo que lo heredé de mi abuela, que era costurera...). Y voy al fútbol :D

11. ¿Qué significa para ti este premio? Pues me hace mucha ilusión porque significa que hay gente que te lee, con la que puedes compartir y como decía antes, desahogarte y aprender. ¡Muchas gracias!

12. ¿Por qué decidiste hacer un blog? Me remito a la pregunta 9.

13. ¿Cuál es la principal cualidad que buscas en un blog? No busco nada más que el que me llegue. Puede ser más personal, más profesional, más técnico o de andar por casa. Si lo que cuenta me gusta o esa persona me transmite, ahí me quedo.

14. ¿Cuándo y cómo decidiste ser madre? No puedo referirme a un día en concreto. Sé que es algo que siempre he querido y mi pareja también, así que decidimos que llegara cuando fuera.

15. ¿Cómo le diste la noticia a tu pareja de que ibais a ser padres? No le di la noticia porque hicimos juntos el test de embarazo. Y como sabíamos que podía llegar en cualquier momento no hubo factor sorpresa de por medio.

16. ¿Cuál crees que ha sido el mejor artículo que has comprado a tu bebé y el más innecesario? El más innecesario la silla de paseo. Lo he hecho porque a veces hay gente que se queda con la nena y no tiene porqué querer portear. Pero vamos, que yo casi la uso más para subir la compra... Y el mejor... creo que uno de los mejores, porque no sabía que existían, ha sido la hamaquita de tela de toalla para apoyar a los bebés cuando les bañas, que si no se escurren como peces...

17. ¿Cuáles son las aficiones más destacables de papá y mamá? A papá le encanta la electrónica, y eso es algo muy beneficioso para la familia entera, jeje. Mamá es más de leer, coser y viajar.

18. Un lugar a donde siempre quisiste ir. Nueva Zelanda y Laponia. Y he estado en ambos. ¡Soy una afortunada! Pero como me encanta viajar siempre hay sitios a los que me encantaría ir. Por ejemplo Nueva Orleans. 1, 2, 3, ¡responda otra vez!: Nueva Orleans.

19. Un proyecto que siempre quisiste hacer (a parte de la maternidad): tener un huerto. ¡Y es mi próximo proyecto! Ya os contaré dentro de poco...

20. ¿Cuál crees que es el mayor valor que debes inculcarle a tu hijo? No creo que haya solo uno, son tantos... pero quizá quisiera que siempre pensara por sí misma y fuese crítica con todo, para que sea ella la dueña de su vida y actúe en consecuencia.

21. ¿Has logrado conciliar tu situación laboral con la maternidad? Sí. Afortunadamente en mi trabajo me han dado muchas facilidades. Aunque hay siempre cosas que mejorar, pero no me puedo quejar en absoluto.

22. Tres consejos que les darías a las futuras mamás o a las mamás novatas:
1. Seguid vuestro instinto. Funciona.
2. No hagáis caso a TODO lo que decimos las demás. Cada niño y cada familia es un mundo: lo que funciona para unos no funciona para otros. Los consejos están bien en su justa medida, y pedidlos si lo necesitáis. Pero no nos volvamos locos...
3. Oídos sordos a los que quieran llevar vuestra maternidad por vosotras. Es vuestra familia.

Como son muchos premios diferentes lo que voy a hacer es nominar a varios blogs a los 3 y que reciban el que no tengan. Y si los tienen todos (¡qué afortunados!) que contesten a las preguntas que yo voy a hacer para así conocernos un poco más. ¿Os parece?

Mis premiados son:

Porque la acabo de redescubrir tras un tiempo "sin tiempo": Mamá a cuadros

Porque siempre aprendo cosas nuevas: Mamá qué sabe

Porque me llena con su ternura (¡solo el nombre de su blog lo dice todo!): Quiero vivirte

Porque Pao me encandila cada vez que la leo: Mi mundo es Muriel

Porque me parto con ella y me encanta las verdades que dice: La morada de Nieves

Porque todo lo que escribe le sale de dentro, de sus entrañas, y dice las cosas como son: Feliz en brazos

Porque adoro la naturalidad con que cuenta las cosas, es como si estuviésemos charlando y eso me encanta (¡y por su sonrisa!): Diario de una madre

Porque me gusta y me da la gana (¡y me encantó su sorteo, que me tocó!): Mamá Nenúfar

Porque son el nuevo descubrimiento del verano: El blog de mamá Pepita y Luna Lunera

Porque me encantan sus entrevistas: El rincón de Mixka

Porque me gustan los padres blogueros y su tienda de té: Padre en reducción

Y ahí van mis 11 preguntas:


1. Un olor que te transporte al pasado
2. Un sonido que te tranquilice o relaje
3. El nombre que quisiste ponerle a tu hijo pero que tuviste que cambiar porque al papá no le gustaba
4. Hermanos: ¿les vestimos iguales o no?
5. ¿Vacaciones de verano o de Navidad?
6. ¿En qué te hubiera gustado trabajar si no estuvieras haciendo lo que haces ahora?
7. ¿Números pares o impares?
8. ¿Cantas en la ducha?
9. ¿Cuál es tu día de la semana favorito?
10. ¿Puedes mover las orejas?
11. Un vicio inconfesable...


El porteo y yo: mochila-dependencia.

martes, 10 de septiembre de 2013

Ya he comentado muchas veces que antes de nacer Mollete sabía que quería portearla, porque estaba deseando tenerla todo el día entre mis brazos. Y al principio lo hice mal por desconocimiento, pero enmendé mis errores. Esta historia puedes verla aquí.

El caso es que soy una adicta al porteo ¡hasta el punto de casi volverme loca estas vacaciones por no tener la mochila! Bueno, no exageremos, pero es verdad que ha supuesto un gran contratiempo. Hemos estado una semana en Francia, de relax. Nuestro día a día consistía en ir cada mañana al mercadillo del pueblo que tocara y comprar allí los alimentos frescos para comer ese día. En parte porque la nevera de la casita a la que vamos es mínima, y en parte porque da gusto ver las verduras y frutas que tienen allí en verano, aunque no os lo creáis. Por ejemplo, las mejores fresas que he comido en mi vida ¡y no será porque yo no coma en mi día a día producto patrio! Pero nada que ver...


El caso es que al segundo día, al llegar a casa y bajarnos del coche, ¡ZAS!, pillamos la mochila con la puerta y nos cargamos una de las mitades del broche de la cintura. Pues menudo fastidio, porque para ir por los mercadillos la silla es un auténtico infierno, por toda la gente que hay, la niña ahí abajo sentada con hordas de personas sobre su cabeza, y trotando por las magníficas calles empedradas de los preciosos pueblitos franceses.

Así que de verdad que me sentí como manca. Sin ser trágicos, se hizo realidad una vez más lo de no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes...

Ahora andamos buscando un broche igual de modo que sólo haya que sustituir la parte que no va cosida, que es la que se ha roto. La parte intacta está perfectamente cosida y amarrada y descoserla sería cargarse la mochila, seamos realistas, por muy apañada que sea una...


Por el momento hemos tenido suerte y hemos encontrado en casa de mis suegros uno similar de una maleta (ya era difícil, porque el tamaño del broche es bien grande), pero no es la solución definitiva porque ahora ¡no podemos usar la maleta! Está claro que una vez acabadas las vacaciones usaremos más la mochila de porteo que la maleta, pero lo suyo sería arreglarla bien y dejado todo niquelado, mochila y maleta.

Así que si alguien sabe de una tienda de broches en Madrid o por internet, estaría encantada de que me lo dijera. ¡Gracias!


Las tallas de los zapatos de niños: yo no me aclaro...

domingo, 8 de septiembre de 2013


Hace unos días le vi algo del Iron Blogger a Moi de Mis dos monstruitos, pero como andaba en el "extranjurio" (que decimos en mi casa) sin casi cobertura de wifi lo leí deprisa y corriendo y no me enteré de mucho. Pensé que sería otra locura divertida de este chico. Pero resulta que es una idea de Y papá también, que consiste en publicar una entrada por semana y si se falta a este compromiso se donan 5€ a una ONG. Buen plan, ¿verdad? Aquí podéis ver un poco más acerca de esta idea. Y como a mí el hierro me viene bien, que ando siempre al borde de la anemia, decidí unirme. Y vamos ya al tajo.

Nunca nunca nunca, jamás de los jamases, me gustaron los pies: la mayoría son feos, con dedos que no se sabe si tienen vida propia, pelos y huelen mal. Por eso siempre he adorado los calcetines: tan suaves, cariñosos, con colores vivos para alegrar esas tristes extremidades. Incluso en el trabajo llevo calcetines de animalitos y divertidos, porque allí somos un poco... ¿cómo puedo decirlo? ¿Hippies? Aunque una vez un jefe nos dijo que deberíamos de vestir acordes al edificio histórico en el que trabajábamos; a lo que un compañero reflexionó que quizá deberíamos ir a trabajar con levita. Pero esa es otra historia...



Pero al nacer mi hija me entró un amor desorbitado por sus pies: besos, mordiscos, caricias, cosquillas... y a ella le encanta y en cuanto puede me planta el pinrel en la boca. Aún me sigue gustando jugar así a pesar del cacho peana que se gasta la gachí, con sólo 18 meses.

Pero no todo el monte es orégano en el mundo del babypinrel: ¿alguien con más hijos y experiencia puede darme algunas pautas para seguir su crecimiento? Tan pronto están quietecitos sin crecer como les da por alargarse a todo meter. Yo no sé nunca qué esperar.

Y además, ¡señores, no hay manera de comprar un zapato a ciegas!, como se hace con los pantalones o camisetas. Sí, ya sé que un zapato no se debe comprar nunca de oído, pero a veces ves unos ideales y baratos y te quieres lanzar. Y si en un adulto te puede bailar un número el zapato, en un bebé... ¡A mí me ha pasado hasta 3 tallas! No me desesperaba tanto con las tallas desde que sacaron aquel estúpido estudio (que nunca sirvió para nada) acerca de la forma del cuerpo de las mujeres: la mujer pera, la cilíndrica y no recuerdo cuál otra. Algo así como la diábolo. Bien, pues con los zapatos de las niños, que la misma talla de dos tiendas diferentes se parezca es mera casualidad. Total, que cuando hay que comprar zapatos termino cogiendo para probarle desde 2 tallas menos de la que lleva, a 2 más, con la esperanza de que el zapato le dure algo más de tiempo. Porque llevamos estos 3 meses de verano comprando zapatos de manera continua. Y no exagero ni un ápice.



Y para colmo ¡esos precios que se gastan! Hemos vuelto de Francia cargados de zapatos, que costaban entre 7 y 10€, para intentar ahorrar un poco este otoño. Porque con lo que nos hemos gastado en zapatos en España este verano se pueden organizar las Olimpiadas de Madrid 2024.


150 palabras: En el más allá

En el relato de hoy vuelvo a recordar a mi amiga E, que falleció en el accidente de tren de Santiago. Y es que, como dice Marta de Diario de algo especial, el diccionario es caprichoso y ha elegido estas palabras: audaz, peldaño y descarrilar.

Al final de nuestra vida vamos a vivir para siempre a un sitio mejor. Sofía sabía que esto le había ocurrido a la tía E al descarrilar el tren en el que viajaba.

Las personas que van a este paraíso tienen que subir una escalera muy larga, peldaño a peldaño, unos más rápido y otros más despacio, porque hay que sopesar las cosas que se han hecho mal. Algunos llevan una mochila cargada de cosas malas. Y es que todos, absolutamente todos, pueden ir a este lugar paradisíaco: el simpático, el divertido, el audaz; altos y bajos, guapos y feos. Pero incluso los tristes, aburridos y malos, porque todos nos convertimos al final en buenas personas.

Es un sitio con grandes jardines por los que correr y muchas pelotas con las que jugar. Cometas, playas, serpentinas. Chocolate con churros y bocadillos de tortilla. No es tan mal sitio para quedarse.

La maternidad de la A a la Z: K de kiwi

jueves, 5 de septiembre de 2013


Y aquí estamos, recuperando letras, gracias a que Verónica es más maja que las pesetas.

Bueno, esta palabra tiene mucho sentido en la historia de mi maternidad. Y es ahora cuando empiezan las preguntas de porqué...

Lo primero que pensará mucha gente es antojos, ¿verdad? A esta pobre mujer, en las noches en que no encontraba posición para dormir, le entraba una tremenda necesidad de comer kiwis. ¡Y para colmo amarillos! El pobre Papá Mollete se levantaba en busca de una tienda 24h que tuviera kiwis y... ¡¡Nada de eso!! La verdad es que no tuve ni una sola mala noche. Bueno, solo una. Pero no fue ni al tercer mes de embarazo. Y fue mala solo porque me desperté ¡¡del hambre que tenía!! Eso no me había pasado en la vida... Y es que además tampoco tuve ningún antojo. Lo cierto es que tuve un embarazo de lujo. Lo único que cambió es que cada día tenía un poco más de barriga y que algo se movía dentro. ¡Y no era el hambre!, jajaja.

Imagen de http://www.blup.fr

Descartados antojos... ¿qué podrá ser? ¿Se referirá al pajarraco ese que vive en Nueva Zelanda? El apteryx (no confundir con Astérix, que ese es el irreductible galo. ¡Cómo me gustan esos cómics!) es un pájaro del tamaño de una gallina que ni vuela ni tiene casi alas. ¡Pues vaya timo de pájaro! Es originario de Nueva Zelanda, como ya he dicho, y su nombre, la palabra kiwi, viene del maorí, que es el idioma de los indígenas de esas islas, que también se llaman maoríes (a los que, por otra parte, impresiona muchísimo verles bailar la haka -¡señor, cómo me estoy yendo por las ramas en esta entrada!-). Como iba diciendo, kiwi es una onomatopeya del canto de este pájaro. Por las fotos que voy colgando ya muchos sabéis que me fui de viaje después de casarme a Nueva Zelanda (también sabéis lo poco que me gusta llamarlo viaje de novios o luna de miel). Allí habría tenido la oportunidad de ver kiwis... ¡¡y no vi ni uno!! No quise ir a granjas a verlos. Sé que perdí la oportunidad, pero yo y lo de ver animales en cautividad... lo llevo muy mal. Así que el kiwi-apteryx tampoco tiene cabida en esta historia.

Imagen de Catai Tours

Y bueno, veamos a qué se refiere la palabra kiwi...

Desde que nos casamos, e incluso un poco antes, Papá Mollete y yo teníamos muy claro que seríamos padres en cualquier momento, cuando decidiese llegar. Mucha gente dice que necesita vivir un tiempo en pareja, disfrutar de esa nueva etapa... y yo lo respeto y me parece estupendo, pero a los dos nos picaba el gusanillo de la paternidad mucho muchísimo. Además nuestros amigos ya iban teniendo hijos y nos parecía que nos apetecería más participar en sus planes si nosotros también teníamos niños.

No habíamos podido casarnos antes por la enfermedad de mi madre, así que de algún modo llevábamos algo de retraso respecto a lo que nos hubiera gustado hacer en nuestras vidas y por eso no queríamos tampoco posponer más el tema de los hijos. Además me conozco y soy más vaga que la chaqueta de un guardia y plenamente consciente de que cuanta más edad tuviera, menos paciencia tendría con los churumbeles.

Y nada, la verdad es que fue visto y no visto, quiza por esa tranquilidad de que llegara cuando quisiera: la enana vino a la primera de cambio. La cuestión es que cuando decíamos para cuándo nacería la peque, la gente echaba cuentas y nos preguntaba si era kiwi. Para los que lo desconozcáis, a los nativos de Nueva Zelanda se les llama también kiwis (además de neozelandeses). De hecho, para hablar de la fruta, dicen kiwi fruit, porque la primera acepción es para las personas. Así que es aquí donde entra la palabra kiwi en la historia, porque nos hicieron esa pregunta muuuchas muchas veces. 

¿Y la respuesta? Pues la respuesta, para decepción de la audiencia, era que no. Que es una chula de cabo a rabo.

La maternidad de la A a la Z: W de wasabi



Es la semana del retorno, poco a poco. Me doy cuenta de que estoy aún poco profunda, vamos, hecha una frívola superficial, pero es que mientras escribo estas frases estoy aún de vacaciones ¡y no se le pueden pedir peras al olmo!

Entramos en la segunda fase del Diccionario de maternidad ideado por Vero Trimadre a los 30, y que estamos completando y enriqueciendo entre muchos miembros de la blogosfera paternal. Yo vengo con deberes. Madre mía... yo, que en el cole nunca me quedó nada para septiembre, me veo aquí recuperando entradas de La maternidad de la A a la Z, y todo por no caer en la cuenta de que no se podían repetir letras. Ains...

Y sí, ya sé lo que algunos estáis pensando: en la carrera sí llevé alguna que otra para septiembre, morbosos todos.

Me siento frente al ordenador y todo lo que alcanzo a decir de primeras es: Ay, madre. ¡Qué listo fue Moi quitándose de encima las letras más complejas primero! Un crack, pero eso ya lo sabéis todos...

Y como digo, estoy aún sin aterrizar del todo, así que no seáis demasiado exigentes con servidora... iré cogiendo fondo con la palabra wasabi, ya que la decisión de ser padre implica poner un poco de wasabi en tu vida, o lo que es lo mismo, un poco de picante.

Cada día ¡es una aventura! Me vais a decir que no... no importan los planes que tengas, porque pueden venirse abajo por múltiples causas. Nos ha pasado a todos. O simplemente te suceden cosas "diferentes" y divertidas. Y eso que Mollete solo tiene 18 meses. Imagino que los demás tendréis mil anécdotas que contar.

Para picante, esta niña. Que ahora nadie sabe porqué, le ha dado por ir tocando las partes íntimas ajenas. Supongo que porque empieza a descubrir su cuerpo y querrá comprobar que los demás estamos hechos igual, pero hija mía... ¡¡no se le puede ir tocando el culo a la gente por ahí!!

Sin contar, claro, con cuando te mete la mano en el escote porque quiere mimitos y teta... y como ella no entiende de lugares o momentos apropiados o no, lógicamente, te mete mano cuando a ella le parece. En realidad, matizaré, no tengo ningún reparo en darle el pecho a mi hija esté donde esté, o esté con quien esté. Solo que la carcajada suele ser general en el entorno cuando se pone a estrujarme el pecho...

Y pica pica... ¡¡pica pica pollito!! Su canción fetiche. Nosotros no cantamos la versión dulce y vamos a decir popera del Pica pica pollito... es que la aprendimos de oídas y la adaptamos un poco a nuestra manera de ser. Con el tiempo hemos oído la canción original y digamos que la nuestra a su lado queda un poco heavy, como dicen unos amigos nuestros.

Así que, por unas cosas o por otras, tenemos mucho pica-pica en nuestro día a día. Pero en realidad los 3 somos un poco como el grupo de música: sweet wasabi.

150 palabras: respetar el trabajo ajeno. (hilos, abeja, reloj)

domingo, 1 de septiembre de 2013

¡Aquí estamos de vuelta! Tras un mes de agosto sin dar casi señales de vida, relajando cuerpo y mente, volvemos a la actividad de la mejor manera posible: con las 150 palabras de Marta, de Diario de algo especial.

En verano, las agujas del reloj de Sofía se movían más lentamente. Por lo menos a ella el día le cundía mucho más. Aunque la que realmente aprovechaba el tiempo era la abeja, que en un momento construía un panal. Las abejas le caían bien, no como las avispas, porque hacían miel.

Un día descubrió unos panales paseando por el bosque e intentó acercarse a verlos. Se metió entre unas zarzas y se arañó un poco las piernas. Para colmo se enganchó el pantalón y unos cuantos hilos quedaron colgando. Mejor no tiraría de ellos ¡no fuera a volver a casa sin pantalones! Dio media vuelta. Le pediría a mamá que la acompañara otro día.

Su mami le explicó que era mejor no molestar a las abejas mientras trabajan, porque podían enfadarse. Como a Sofía tampoco le gustaba que la molestaran cuando estaba concentrada decidió que respetaría a las abejas.