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La vuelta al mundo en 80 embarazos: Hungría

jueves, 30 de octubre de 2014

Hoy tenemos una nueva entrega de los embarazos y partos a lo largo y ancho del mundo. Madre exilio (su blog es Maternidad en 2 lenguas: el blog de una mamá expatriada) es una mujer de mundo: venezolana afincada en Hungría, de donde es su marido y donde nació su hija. Cuando se quedó embarazada en 2012 ya vivía en ese país. Nos cuenta las características del proceso del embarazo y del parto en este país europeo.

La vuelta al mundo en 80 embarazos: Colombia.

miércoles, 22 de octubre de 2014

La vuelta del verano está siendo difícil, y no consigo centrarme mucho, la verdad. Pero por suerte para todos hoy tenemos la colaboración de Diana, de Madre solo hay una (¡os invito a visitar su blog!), una peruana  encantadora afincada en Colombia, que nos va a contar su experiencia de parto en este país.

Sé que revivir estos momentos no es fácil, aunque a veces es una forma de terapia, por lo que tengo que agradecerle desde lo más profundo de mi corazón que haya querido compartirlo con todos nosotros. Espero que os parezca tan interesante y os transmita tanto como como a mí. ¡Muchas gracias, linda!

150 palabras: La hermanita ( húmedo, cordón, suerte).

lunes, 29 de septiembre de 2014

¡¡Por fin he vuelto!! Después de un tiempo con la cabeza más para allá que para acá, retomamos las 150 palabras que tanto me gustan. =)

Sofía sabía que su hermanita estaba en la tripita de mamá porque a veces se movía del mismo modo como cuando ella se quedaba atrapada dentro de la camiseta que se estaba poniendo. Le gustaba apoyar la cabeza en la barriga porque si había suerte y el bebé estaba despierto, podría hablar un rato con ella. Escuchaba atentamente, esperando a que el bebé saludara. Sofía estaba segura de que por el ombligo y a través del cordón umbilical, le llegaban claramente las palabras que decía.

Ayer mismo estuvieron hablando. El bebé le preguntó a Sofía que cómo estaba y ella contestó que bien, aunque el ambiente empezaba a estar húmedo por el regreso de las lluvias. Pero en realidad le encantaban esos días.

Cada conversación era diferente y ahora Sofía no podía irse a dormir sin antes estar un rato de cháchara con la hermanita. ¡Qué divertido sería cuando naciera!




Los médicos en el segundo embarazo

jueves, 18 de septiembre de 2014

Editado: esta entrada estaba escrita en parte antes de sufrir el aborto en noviembre de 2013. He decidido publicarla porque no he dejado de estar de acuerdo con ello y al fin y al cabo es una reflexión que he tenido.

Ya he comentado alguna vez que en el embarazo anterior decidí no leer nada, porque quería que todo este nuevo camino fuera surgiendo de manera natural. Por un lado me alegré de ir descubriendo la maternidad por mí misma, porque estamos preparados para ello y nunca pensé que fuera a ser un problema. Pero es cierto que en ese camino perdí mucha información que a día de hoy sí que tengo y que me hace enfocar este nuevo embarazo de una manera totalmente diferente.

Ya cuando nació Mollete decidí que para la próxima me gustaría que me llevaran el embarazo en la Seguridad Social. Con el primero no fue así por una serie de circunstancias que me hicieron visitar varios médicos hasta encontrar uno que me atendiera (los otros no era por falta de ganas, sino por otro tipo de problemas), así que cuando por fin encontré uno me agarré a él como una garrapata. Resultó un chico encantador que me trató genial, me explicaba todo, siempre amablemente, a pesar de mis reticencias iniciales por ser hombre porque yo pensaba que quién me iba a entender mejor que una mujer... Bueno, pues salí tan encantada que decidí pasarme a verle en este embarazo.

Leemos juntos: leer es jugar

miércoles, 10 de septiembre de 2014

¡Vuelta a las rutinas! ¿Y qué mejor para alegrarnos los días que un poco de lectura? ¡NO HAY QUE PERDER LAS BUENAS COSTUMBRES! Y si además leyendo podemos jugar, mejor que mejor. Boolino trae nuevas ideas la mar de interesantes. Échale un vistazo.

Una de las mejores estrategias para lograr que los más pequeños comprendan el placer de la lectura para que así decidan incorporarla de un modo permanente a su rutina es convertirla en un juego. Si la lectura es un entretenimiento divertido los niños esperarán con ansias la hora de leer. Por eso desde Boolino os recomendamos hoy lecturas en forma de juego:

Si yo fuera un león es un libro ilustrado editado en cartón y en gran formato para hacer disfrutar a los más pequeños con divertidas sorpresas. Los niños, a partir de un año disfrutarán pudiendo verse como un feroz león o bien ladrando de felicidad o croando para hacerse escuchar. Un libro para aprender el sonido de los animales de un modo ameno y participativo en el que la presencia de los padres se hace indispensable. Una buena manera, pues, de fomentar la lectura en familia.


David A. Carter ha creado Veo veo , un libro con pop-up ciertamente impresionante. Con unos desplegables de tamaño considerable, el artista nos invita a encontrar distintas formas, números y letras entre las estructuras que encontramos página a página. A veces reglado por la combinación de colores, otras bajo conceptos como el yin y el yang, Carter nos fascina con sorprendentes enlaces, aparentemente sin motivo lógico, de recortes que no dejan de ser una imagen visual fascinante. Conceptualmente complejo, David A. Carter presenta un desplegable distinto y que rompe el estereotipo de libro-juego para bebés. Los mayores también podemos disfrutar con los pop-up.


Y con juegos para aprender vocabulario y poner en práctica lo que los niños aprenden en la escuela, los adultos también encontrarán en Nuevas palabras un juguete divertido ya sea como calendario o como pizarra en la que escribir mensajes. Un excelente regalo que Susaeta ha ideado para incorporar la diversión en la rutina escolar.


Tres posibles juegos relacionados con las palabras, la lengua y la lectura para hacer de la hora de leer un juego divertido con el que aprender infinidad de cosas.


¿Embarazo + lactancia = aborto?

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Antes de estar embarazada, antes si quiera de plantearme si era el momento o no de tener hijos, ya había oído que no se podía dar el pecho durante el embarazo porque producía abortos. En ese momento no me preocupé en preguntar más porque era algo que no me incumbía y lo dejé en lo más profundo de mi cabeza, como un vago recuerdo.

No fue hasta cuando decidí quedarme embarazada por segunda vez que rememoré aquella frase. Yo estaba contenta con la lactancia. Y lo que era más importante: mi hija también lo estaba. Después de que no apostaran por nosotras y nuestra lactancia, nos habíamos plantado en los 18 meses satisfactoriamente, y no quería dejarla a no ser que fuera imprescindible.

Así que decidí informarme preguntando a mi ginecóloga y buscando por internet en webs serias (hago esta puntualización porque hay que saber buscar: el hecho de que algo esté publicado en internet no quiere decir que sea cierto) y llegué a la conclusión de que no había ninguna contraindicación. De hecho, la web de e-lactancia (si no la conocéis os la recomiendo. Es una web muy seria hecha por pediatras que da información sobre los medicamentos y sustancias que pueden interferir en la lactancia) recoge una entrada para embarazo y se puede leer que no hay contraindicación alguna. Podéis verlo aquí. En la web de la Asociación Española de Pediatría tampoco desaconsejan la lactancia en el embarazo salvo en situaciones de riesgo.

Una cenita en vacaciones: restaurante El Cazurro (Cantabria)

martes, 12 de agosto de 2014

Esta entrada nada tiene que ver con la maternidad, pero creo que merece la pena dar a conocer este sitio porque es estupendo. Y como aún quedan días de vacaciones por delante, quizá alguien pueda aprovecharlo.

Yo, como auténtica Reina de las Nieves que soy, no puedo con el calor, y siempre que puedo me escapo al norte en verano. Tengo predilección por Cantabria porque pasé allí los veranos enteros durante casi 20 años de mi vida y de alguna manera puedo decir que me he criado allí. Me encantan las temperaturas, la comida y las playas. Es otro concepto de playa, quizá, porque recuerdo ir incluso los días de lluvia, y me lo pasaba igual de bien.

Ya por aquellos tiempos había un sitio al que íbamos a menudo a cenar que se llamaba El Cazurro. Por aquel entonces era un sitio bastante humilde, sin pretensiones, pero que hacía una comida para chuparse los dedos. Además estaba en un pequeño acantilado con una playa al lado, de modo que o bien podías ir a comer después de una mañana de playa, o bien ir a cenar para disfrutar de la maravillosa puesta de sol. Recuerdo comer muy ricos bocartes, bonito, maganos y pescados a la plancha. De postre siempre un calipo de lima-limón, y bueno, de cola cuando llegó la novedad. Ahí descubrí también las maquinitas del juego ese de explotar unas bolas que iban botando y había que reventarlas, el Pang. Para mí aquello era tecnología punta y cosa de mayores. Ya veis, así es la mirada de un niño... ¡Y después de cenar jugaba al Quién es quién con la hija del dueño!


Hubo un tiempo en que dejamos de ir a Santander por cuestiones laborales, pero el año pasado regresamos y decidimos volver a cenar a El Cazurro, con mucho miedo de lo que podríamos encontrarnos, entre otras cosas porque con el tiempo tendemos a idealizar las cosas buenas. Lo cierto es que ya no lo llevaba el hombre que lo regentaba cuando era niña. Ahora el local está mucho más cuidado, muy bonito puesto. Lo lleva un grupo de gente joven. No sé de qué se conocen, pero desde luego desde fuera parecen un grupo de amigos que han decidido embarcarse en esta aventura de llevar un negocio. Son todos gente muy simpática y los cocineros que tienen son muy buenos profesionales.


Han creado un ambiente cuidado y tranquilo, muy muy agradable. Ideal para ir en familia o también para una cena romántica. Predomina el color blanco, que personalmente me encantan, porque me da paz, que es lo que busco cuando estoy de vacaciones. Puedes entrar también a tomarte simplemente un café con tarta sentado en las sillas de mimbre junto a los ventanales mirando al mar, olvidándote de todo por un rato.


La carta no es muy amplia, pero las cosas que tienen están deliciosas: almejas, croquetas de chipirón en su tinta, langostinos a la plancha, pulpo, quesos del país, maganos encebollados, rabas... y suelen tener pescado fuera de carta, que suelen ser bonito, jargo o lubina, por lo menos las veces que yo he ido. Ya no puedo tomar un calipo de postre, pero hacen unas tartas riquísimas (a destacar la de zanahoria) y un arroz con leche para chuparse los dedos.

Desde el comedor, si tienes suerte, puedes disfrutar de unas vistas maravillosas. Es conveniente reservar, porque se llena. Y si reservas de los primeros te ponen las mejores mesas. Los jueves tienen música en directo, lo que es un punto más a su favor. Para saber quién toca cada semana se puede visitar su cuenta de Facebook, aquí.


No está lejos de El Sardinero de Santander, a unos 15-20 minutos. De verdad que si estáis por la zona os recomiendo que no os perdáis este sitio y disfrutéis de una agradable cena con comida bien rica y vistas maravillosas.