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150 palabras: una mamá (noche, cinco, rayo)

domingo, 8 de noviembre de 2015

Imagen original de Juan Galafa
Por la noche eres más vulnerable. Todo da más miedo, todo asusta más. Si además llueve, si hay tormenta y ves caer un rayo seguido de un relámpago que ilumina toda la estancia, la inseguridad aumenta.

Yo buscaba los brazos de mi madre y ahora necesito ofrecer los míos. Quiero que sean conscientes de que me tienen para lo que quieran. Quiero que se sientan protegidas. Que no importa si son bebés, tienen cinco años o doce. Que incluso cuando somos adultos tenemos esos días de vulnerabilidad máxima en los que los abrazos de mamá son el remedio a todos los males. Y, ¡ay, cómo se echan de menos cuando ya no los tienes!

Cuando los necesito, los revivo. Y siento el calor que desprendía su pecho, su olor y ese chorro de energía que llegaba hasta mi médula. Su voz y sus caricias. Y sé que ella sigue ahí.