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La pesadilla de una dieta libre de lácteos

martes, 3 de noviembre de 2015


Qué mal se pasa con una dieta estricta sin lácteos, ¿verdad? Y ya no me refiero solo al tema de echar de menos determinados productos, o la lata de tener que estar unas semanas conociendo cada marca para saber qué puedes comprar y qué no... que eso también es duro al principio, aunque he de reconocer que luego me he acostumbrado estupendamente y no echo casi nada de menos, y la compra ya la hago rauda y veloz, salvo cuando quiero probar algún producto nuevo.

Me refiero a la obsesión que puedes llegar a desarrollar respecto al ingerir o no lácteos por error, de modo que puedan dañar a tu bebé. Yo he tenido pesadillas varias veces, de verme abriendo la nevera, hincándole el diente ya no a algo prohibido, sino a esos alimentos que de entrada no pensarías que llevan laćteos o derivados y que luego resulta que sí. Es una pesadilla recurrente, la de tomar algo que no debo por despistada y lanzarme a comer sin pensar...



Pero es que encima, este fin de semana, creo que sí he tomado algo que no debía. Y mira que voy siempre con mil ojos. Pero me cegué. Claro, hay una conocida marca de cafeterías, con muchos tipos de cafés con siropes y nata y cosas así, que es de las pocas que da opción a tomarte un café con una leche vegetal, la de soja. Que la verdad que no me gusta, pero cuando estás sociabilizando parece que ese café, por mucho que lleve leche de soja, sienta bien. Y que alguien te dé la oportunidad de tomarte un café, pues te hace ilusión y te lanzas.

Hace una semana me tome mi primer café con leche de soja en una cafetería de esta cadena. Y todo bien. No me resultó el sabor más agradable del mundo, pero se dejó beber. Así que este sábado repetí. ¿Y qué pasó? Pues ya noté como que el café no me caía bien al estómago. Era algo pesado y la digestión se ralentizaba. No le dí más importancia pero al rato me dieron retortijones y me soltó la tripa. Y caí en una cosa que había leído en algún foro de madres lactantes de niños alérgicos: cuando una madre se quita los lácteos, cuando de nuevo puede volver a tomarlos, es conveniente reintroducirlos poco a poco porque es habitual que el organismo rechace la lactosa. De alguna manera el cuerpo humano se va haciendo intolerante a la lactosa con la edad, no es nada raro. Y los síntomas típicos de un intolerante son dolores de tripa, gases (que también tuve) y diarrea. De modo que cuando quitas los lácteos de tu dieta el organismo se adapta estupendamente a vivir así y reacciona mal cuando aparecen de nuevo. Así que pensé que lo mismo se habían equivocado en la cafetería al ponerme la leche.

Imagen original de Drew Coffman

De hecho, me puse a repasar mentalmente, y a este café no le había notado ese sabor vegetal como la primera vez. Pensé que sería que ya no me sorprendía ya que lo había tomado antes, pero lo mismo lo que pasó es que se equivocaron al echarme la leche. De hecho esa noche estaba genial, no se trataba de ningún virus que me hubiera afectado al estómago.

Observé a mi hija, tratando de vislumbrar cualquier reacción negativa, pero como su alergia es no mediada, los síntomas en caso de contacto con el alérgeno no son inmediatos. Y además, al llevar varios meses sin lácteos perimitiendo recuperarse a su organismo, este episodio puntual no erapodría no ser suficientemente fuerte como para hacerle un daño que yo notara desde fuera.

Así que nada, me voy a quedar siempre con la duda de qué es lo que pasó. Aunque algo dentro de mí tiene muy claro qué fue lo que sucedió...

Desde luego, a partir de ahora, tampoco voy a tomar nada que sea susceptible de equivocaciones o que yo no vea cómo lo preparan. ¡Vivan el zumo de naranja natural y el agüita fresca!