Desde hace algún tiempo celebro Halloween con unas amigas todos los años. Comenzamos haciéndolo para pasar juntas un buen rato, ya que es una excusa perfecta para disfrazarse. Pero ahora lo seguimos celebrando porque nuestros hijos se lo pasan genial.
Mi amiga vive en una casa baja y la decora que da gusto verla. Los niños de la zona la conocen y no dejan de visitarla cada año, a la casa y captura de caramelos.
Sé que a mucha gente no le gusta celebrarlo porque dice que no es una tradición nuestra. Y no tienen razón porque, sobre todo en el norte de España, se celebra desde antaño el Samahin, de origen celta que viene a ser la misma celebración. Y es que, por esa regla de tres, no deberíamos comer patatas ni chocolate.
Me gustan mis orígenes, estoy orgullosa de ello, pero me gusta conocer otras culturas, sobre todo si me aportan algo bueno. Y Halloween me aporta un buen rato ¡y recetas ricas!
Así que hace ya bastantes años descubrí una receta de un bizcocho de calabaza que está para chuparse los dedos. Yo no soy mucho de tartas porque no me gustan demasiado las cremas, pero sí los bizcochos. Este en particular sale muy jugoso. Ya compartí la receta en el blog de esta amiga. Aquí podéis ver la receta original. Pero este año me he visto obligada a adaptarlo a nuestras circunstancias. Y aquí va:
Ingredientes:
- 3 tazas de harina (tomando como medida una taza el tamaño estándar de un vaso. Olvidé ponerla en la foto)
- 2 cucharaditas de canela molida
- ½ cucharadita de jengibre molido
- ¼ cucharadita de clavos molidos
- 1/8 cucharadita de nuez moscada
- 2 cucharaditas de levadura
- 1 cucharadita de bicarbonato
- 1 cucharadita de sal
- 150 ml de leche vegetal (esta vez he usado leche de avena. En la imagen puse la de avellanas, pero al final me decanté por la de avena.)
- 300 g de puré de calabaza
- 3/4 taza de aceite de girasol
- algo más de una taza de azúcar
- 3 huevos grandes
Preparación:
Lo primero es hacer un puré de calabaza. Como es difícil quitar la piel antes de cocerla, recomiendo cocerla con piel en una cantidad un poco mayor de 300g, para que después de pelarla sí se quede en esa cantidad. Tras la cocción, se pasa por la batidora.
En un bol mezclar los ingredientes decir: harina, especias, levadura, bicarbonato y sal; reservar.
En otro bol grande echamos el aceite y el azúcar y se mezcla bien, que queden bien integrados. Y a continuación se añaden los huevos uno a uno, mezclando bien. Después se añaden el puré de calabaza y la leche.
Y cuando está todo bien homogéneo le vamos añadiendo poco a poco la mezcla seca que hicimos al principio, sin dejar de remover.
Las últimas veces que lo he hecho, no en Halloween, sino cuando tengo gula (porque este bizcocho es, sin duda alguna, mi preferido), le echo nueces, que le dan un sabor muy rico.
Por último se echa toda la mezcla en el molde que queramos. Me encantan los de silicona o los antiadherentes, porque se desmoldan genial. Si no son de fácil desmoldado, mejor untado con aceite.
En Halloween suelo hacerlo en un molde de calabaza ideal que tengo, pero me acabo de mudar y este molde no ha aparecido. Así que he usado el que vengo usando últimamente. Es más aburrido y poco original, pero es lo que tengo a mano.
Se hornea a 180°C durante 50-60 minutos o hasta que un cuchillo salga limpio tras pinchar.
En la receta original hacía una cobertura con queso mascarpone y azúcar glas que lógicamente no puedo hacer. Así que lo he dejado desnudo, que me encanta. Pero creo que podría quedar genial mezclando un yogur natural de soja con azúcar glas. Añadimos azúcar hasta que quede una consistencia que no sea líquida pero que permita trabajar con ella para cubrir el bizcocho. Esta mezcla se puede teñir con los colores que queramos.
Os dejo una foto de cómo nos quedó en una de las fiestas que hicimos.
¡Venga, qué estáis a tiempo de prepararlo pata esta noche!