Comer me encanta. Así estaba de tan buen ver, hasta que comencé la dieta libre de lácteos, que me hizo adelgazar mucho. He disfrutado siempre comiendo, en particular cosas saldas. ¡Mi perdición! Y una de mis comidas favoritas han sido las croquetas. ¡Manjar de dioses! Pero claro, las croquetas llevan lácteos: leche y mantequilla. ¡Oh dios mío! ¡Qué tragedia!
Asumí que no tomaría unas croquetas de las buenas en mucho tiempo, pero no me resigné a dejarlas caer en el olvido. Así que comencé a probar y las he hecho de dos maneras: con leche de arroz y con caldo.