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Nuestra primera provocación

jueves, 25 de febrero de 2016


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Las provocaciones con el alimento alérgeno son un paso inevitable en la vida de un alérgico. Hace un par de semanas le tocó a mi peque. La verdad es que estaba muy confiada cuando acudimos a la provocación con el huevo, porque teníamos sospecha de una alergia que, afortunadamente, quedó en nada. Pero allí vi a un peque con APLV no mediada como la mía que se puso malísimo vomitando sin parar a las dos horas de haber ingerido la leche. Y aquella escena minó mi moral. Fue una tontería, y lo sé. Porque lo que le suceda a una persona ¡nada tiene que ver con lo que le suceda a otra! Pero en aquel momento mi mundo happy flower quedó a un lado y empecé a ser consciente de que quizá nuestra provocación no saliera bien.

Así que al final acudí el día de la cita con bastante miedo. Para empezar fue un infierno porque la peque, que no había tomado nunca antes leche directamente, rechazó de pleno el nuevo sabor. A eso le unimos que es de mal comer. Y que la leche la toma de la teta de mamá: no quiere saber nada de biberones. De vasos sí, pero solo para el agua. Vamos, que no había manera de colársela... así que tuvimos que estar a jeringuillazo limpio. No nos quedaba otra. Ella lloraba y yo no quería mirar, porque me sentía la peor madre del mundo haciendo eso. Pero ¿qué opción tenía? Teníamos que salir de dudas de alguna manera porque esta alergia no da la cara ni en piel ni en sangre. 

Galletas de Navidad: Heisesand

jueves, 17 de diciembre de 2015

Seguimos desaparecidos... después del viaje a Munich hemos tenido que visitar bastantes médicos, tanto de la mamá y como de la peque. De ella sospechábamos de una alergia al huevo que se acaba de confirmar. Parece ser bastante leve y aún andamos pendientes de los resultados en sangre para ver qué estrategia llevar. Pero por el momento no va a tomar nada de huevo. Así que andamos de arriba para abajo como locos.

Como ya sabéis, estuvimos de viaje por Alemania. Allí es muy típico hacer un montón de galletas diferentes durante el período de Navidad, las Plätzchen. Algunas de esas galletas llevan muchas especias, pero otras son  realmente muy sencillas.

La receta que os traigo hoy es de las sencillitas, unas plätzchen llamadas Heidesand: pocos ingredientes, rápidas de hacer, y que a mí me han gustado mucho. Durante este viaje fuimos una tarde a hacer galletas a casa de una amiga que lleva viviendo allí ya muchos años (¡cómo pasa el tiempo de rápido!), porque es algo muy típico por esos lares en estas fechas. Ella hace la receta tradicional, sin cambiar ingredientes, claro, y asegura que usando mantequilla quedan unas galletas jugosísimas que se deshacen en la boca. Pero parece ser que este punto lo pierden un poco al emplear margarina, aunque yo las he hecho y me han gustado también mucho.

Adornos para el árbol

viernes, 11 de diciembre de 2015

Todos sabemos que un árbol de Navidad es un atractor natural para los más pequeños de la casa. Con esos colores, esas luces... ¡¡lama tanto la atención!! Que cómo vamos a evitar que metan mano y lo redecoren todo o se lo lleven a la boca los más pequeños.

Cuando nació Mollete, como no había pensado en eso (tengo que reconocerlo), compré deprisa y corriendo cuatro cosas que no se rompían, de plasticucho y bastante feas, las cosas como son. Al año siguiente me pillaron las prenavidades recuperándome en casa del aborto de mi querido Garbancito. En esos momentos necesitaba estar entretenida en algo y comencé a hacer adornos ligeros, irrompibles y que a mí me parecían bonitos, de modo que pudiera ir sustituyendo poco a poco los horribles adornos de plástico por estos otros: bolas de corcho blanco recubiertas de telas de colores. Sobre las bolas de corcho dibujé a lápiz una serie de líneas que conformaban un diseño geométrico. En realidad se puede hacer el dibujo que más te guste, pero una tiene una mente muy cuadriculada y tendía a hacer motivos geométricos y simétricos. Una vez pintados, sobre esas líneas pintadas se hacen con un cúter unas rajas que van a servir de soporte a la tela. En cada fragmento de la bola se coloca una tela que la recubra, quedando ésta sujeta dentro de las rajas que han sido hechas previamente. Es una manualidad muy fácil y se puede hacer incluso con los niños. Os enseño alguno de los modelos que he hice en sus momento:

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Corona de Adviento

martes, 1 de diciembre de 2015

¡Ya ha comenzado el Adviento! Este domingo pasado fue el primer domingo de Adviento. Ya os enseñé nuestro calendario, aunque he de confesar que aún tengo paquetitos vacíos, peeeeero eso no lo sabe nadie. ¡Así que guardadme el secreto!

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El otro elemento que nunca falla en casa es la corona de Adviento. Siempre la preparaba con mi madre con muchísima ilusión. Cada año cambiábamos el diseño y era emocionante pasearnos por las tiendas buscando inspiración. Muchas veces comprábamos cosas nuevas, y otras muchas -la mayoría- tirábamos de lo que ya teníamos. Unos años era en tonos blancos, otros en rojos, verdes y marrones -los colores típicos de la Navidad-. Recuerdo una vez que la hicimos llenando con garbanzos un molde de bizcocho con forma de rosquilla grande. Añadimos una ramas de pino del campo y las 4 velas y quedó precioso y sencillo. Solíamos usar 4 velas, pero alguna vez usamos una gorda central y alguna otra una vela de Adviento que mi madre traía de sus viajes a Alemania, porque ella era profesora de Filología Alemana, y realizaba bastantes viajes a aquel país. Si usáis una de estas velas cada día tenéis que encenderla un rato, hasta que se consuma hasta el ńumero inferior, de modo que vamos llevando la cuenta atrás. Si en su lugar tenéis 4 velas, el primer domingo se enciende solo una durante un rato, y se acorta un poquito. El domingo siguiente se enciende esa y otra más, el mismo ratito, y cada una se acorta un poco más. Las velas van disminuyendo en escala. Y así hasta el último domingo de Adviento.

Roscón de reyes para APLV

domingo, 29 de noviembre de 2015

Lo prometido es deuda. Hoy, la receta de roscón SIN LECHE. Tenéis tiempo para practicar un poco de modo que cuando llegue la Noche de Reyes le tengáis cogido el punto y dejéis a todos con la boca abierta. Os recomiendo leer toda la receta hasta el final para tener en cuenta todo antes de poneros manos  la obra.

La receta original me la pasó mi amiga Paloma. Ella la tenía porque es la receta que viene en un recetario de la Thermomix. Un par de años después de estar haciéndola, descubrí que la web Webos Fritos (que es estupenda), tenía esta misma receta. Lo que os puedo asegurar es que es una receta fácil y que da muy buen resultado. El requisito indispensable es que tengáis tiempo para hacerla. Nada de pretender quitarse el muerto en un par de horas e hincarle el diente. Necesitáis tener por delante todo el día. Esto no quiere decir que vayáis a estar metidos en la cocina 24h, pero sí que el resultado final tarda.

Calendario de adviento

viernes, 27 de noviembre de 2015

En casa siempre hemos celebrado mucho la Navidad. Aunque me falte alguien tan importante como es mi madre no me resulta una época triste, porque, aunque siempre la tengo presente, en esta época viene a mi cabeza más a menudo en cada cosa que hacemos, cada adorno que ponemos, cada tradición que mantenemos, cada galleta que hacemos, el olor de la casa... Me gusta una bombilla más que a un tonto un lápiz, las cosas como son. Y en esta época tengo bula para ponerlas por todas partes mientras la factura de la luz no se me vaya de las manos, de modo que disfruto muchísimo.

Así que nada, ya estamos preparándonos para la Navidad. Y lo que llega en primer lugar es el Adviento. ¡Venga, manos a la obra! Este domingo es ya el primer domingo de adviento, de modo que ¡¡¡se nos acaba el tiempo!!! En mi casa nunca falta una corona de Adviento y un calendario. Para el calendario tenemos unos días más, porque suelen empezar siempre el día 1 de diciembre. Pero no debemos despistarnos, ya que si lo queremos hacer nosotros puede llevarnos algo de tiempo.

Reivindico mi derecho a tener miedo

jueves, 26 de noviembre de 2015

Reivindico mi derecho a tener miedo.  Pues sí, señores. Yo tengo miedo. Miedo a este mundo de locos, de gobiernos que solucionan sus problemas con guerras, de extremistas que quieren arreglarlo todo matando a los que les molestan y sobran, de la poca empatía que mucha gente muestra con el prójimo, con el que lleva padeciendo meses pero ya se ha convertido en la música de fondo del telediario...

Y estos días, en particular, miedo a la posibilidad -remota- de viajar a Francia o Bélgica. Vamos, que no iría para allá ni de broma, ni jarta vino. Incluso a veces, sin la necesidad de irme tan lejos, tengo miedo y reparo a subirme a diario en un vagón de metro o a pasear por un centro comercial. Lo pienso y sé que, dada la situación, ahora hay más seguridad que hace unas semanas, seguramente. Y quizá sea menos probable que ahora ocurra algo que hace un mes, cuando iba en metro sin miedo y sin ningún pensamiento al respecto. Que quizá no sea muy racional sentirse así, pero no puedo evitarlo y siento miedo. La semana pasada el ver a la Policía Nacional paseando por el centro comercial que suelo frecuentar, en contra de darme la sensación de que la situación estaba controlada, me produjo una inquietud grande al hacerme consciente de nuevo, mientras yo vivía en mi nube de inconsciencia del día a día e inmersa en mi realidad más cercana, de cómo está la situación.