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SOS: ¡Se me escapa el niño del arnés de la silla del coche!

viernes, 20 de septiembre de 2013

La primera vez que Mollete sacó los brazos del arnés de sujeción de la silla del coche pensé que sería algo puntual y que no sería tan habitual que los niños hicieran eso. Pero en cuanto le echas un poco de tiempo en internet y entras en blogs y foros de padres ves que es algo muy habitual. Me pareció un tema interesante como para tratar en el Iron blogger de Y papá también, y aquí está.

La verdad es que les entiendo perfectamente (a los niños, me refiero), porque no es nada agradable estar ahí aprisionado pegado al respaldo, cuando lo que quieren es incorporarse para mirar por la ventanilla, que es lo que hace principalmente Mollete. Pero lo que no me entra en la cabeza es que las diferentes marcas que hay que fabrican estas sillas de auto no hayan sido capaces de superar este problema y les parezca algo tan normal. Porque si cerca del 70% de los niños lo pueden hacer es que hay algo que falla en el diseño.


Da más rabia cuando te has gastado bien los cuartos en adquirir una silla de las que aparecen como seguras en las listas del RACE y similares: típica búsqueda padre-novato-preocupado que navega por internet horas y horas para buscar la solución a sus problemas, uséase, nosotros. Se hablan maravillas de Römer. Varios amigos estaban muy contentos con sus sillas, y como nos parecen gente cabal y con dos dedos de frente les hicimos caso y tras las horas de navegación 2.0 nos decidimos por esa marca. Y bueno, ya sé que no es problema de Römer en particular sino de casi todas las marcas de sillas en general.  En fin, que nos lanzamos a por una Römer Safefix, que por supuesto presenta este problema del escapismo infantil. Como es habitual en nosotros lo compramos en Amazon, donde los precios de los trastos infantiles son muchos más decentes de los que se gastan en España. De verdad de la buena, incluso con gastos de envío incluidos la mayoría de las veces merece la pena. Vale que depende del aparato en sí, pero nuestra silla costaba  por aquel entonces como 410€  es España y la compramos por 333€. Y oye, es un ahorro... Tanto que para un regalo posterior en abril del año pasado operamos del mismo modo... Ahora creo que están algo más baratas en España.


Una vez localizado el problema me puse a darle al coco y en mi mente apareció una solución muy sencilla que tenía que funcionar, pero antes de ponerme manos a la obra y emplear tiempo y poco dinero, y por casualidades de la vida, di con un aparatejo que prometía resolver mis problemas. Lo estudiamos bien y cierto es que aparentemente tenía los ingredientes para evitar que Mollete escapara del arnés. El asunto se llama 5 point plus. Es un trozo de tela reforzada que se pone por la espalda y se engancha a los tirantes del arnés por detrás y se enrolla por los tirantes de delante dejando solo un pequeño hueco para sacar los brazos, de modo que el niño no puede escapar de allí. Así dicho no os he aclarado nada, ¿verdad? Lo mejor es que veáis una foto:



¿Mejor? Como idea es muy ingeniosa y tiene que funcionar bien en la mayoría de los casos. Si os interesa podéis conseguirlo en Eureka kids por 40€ la talla 1 (18 meses hasta que cumple 3 años) y 36€ la talla 2 (3 años hasta que cumplen 5). Pero para nosotros tampoco sirvió, porque los tirantes de nuestra silla tienen una parte muy gruesa que no se puede cambiar de posición y el velcro del 5 point plus no se llega a cerrar, de modo que Mollete se salía igual. Al principio pensé en llevarla al circo como la nueva Houdini, pero luego me di cuenta de que poniéndoselo tan abajo como yo había hecho para que el velcro pudiera cerrar ella nuevo tenía muuucho espacio para salir de allí.

Total, que tuve que retomar mi idea casera primitiva, que no es más que una tela que se cierra con velcro por debajo, algo así:



Esa es la versión 1.0. Más simple que el mecanismo de un botijo, pero ahí está, que la niña ya no se me escapa. Y más económico. Bien de velcro para cerrar, y ¡¡listo!! Ahora la adornaré un poco viendo que funciona, por aquello de que sea algo más mono, pero vamos, eso ya no influye en absoluto en la eficiencia de la solución.

La maternidad de la A a la Z: Z de zenit

jueves, 19 de septiembre de 2013

Hoy no puedo comenzar de otra manera que no sea haciendo referencia a Miriam, nuestra anfitriona de esa casita morada que nos acoje siempre con un abrazo. Son unos días duros para ella y desde aquí quiero mandarle un abrazo grande, mullido y cariñoso. ¡Ohana, amiga!

La palabra que he elegido hoy es zenit. En parte porque sigo con mi empeño de quitarme las letras difíciles, pero lo cierto es que siempre me gustó. Estuvo muy presente a lo largo de mi carrera. Yo soy fí­sica y me especialicé primero en astrofísica y luego en geofí­sica (se ve que me daba pereza comenzar a trabajar). Cuando estudiaba las asignaturas de astrofí­sica era muy común hablar del zenit, que la RAE define como (bueno, en realidad te remite a cenit o cénit, pero la primera vez que lo vi escrito fue con Z y me sedujo: ¡una palabra que puedo escribir con z cuando corresponde con c! ¡qué chulo!):

(Del m. or. que acimut, por error de transcripción de los copistas).

1. m. Astr. Intersección de la vertical de un lugar con la esfera celeste, por encima de la cabeza del observador.

2. m. Punto culminante o momento de apogeo de alguien o algo. Está en el cenit de su gloria.

Imagen tomada de www.elcielodelmes.com

Bueno, no puedo afirmar categóricamente que esté en el momento más alto y más importante de toda mi vida, porque espero que me quede mucho por vivir, pero desde luego hasta ahora yo lo siento así. Estoy haciendo lo más maravilloso que una persona puede hacer: educar y criar a su hijo. Y me siento grande, gorda y alta, por el orgullo que me da ser madre de mi hija; por el amor que me da cuando echa sus brazos y me pide que la coja; por la dulzura con la que me acaricia cuando mama. Y por supuesto quiero más, me encantaría tener otro polluelo si a la madre naturaleza le parece bien. Supongo que entonces sentiré que he alcanzado un nuevo techo.

Y muchas veces, en esta materno-tarea, estoy más perdida que un pulpo en un garaje: son ya 18 meses pero sigo siendo novata y primeriza. Cada vez confío más en lo que hago y en mí misma, pero no faltan ocasiones en las que un consejillo es bienvenido. En esos casos suelo recurrir a mis amigas, pero en otras tantas ocasiones me siento y miro hacia arriba (de nuevo el zenit) buscando la mirada de mi madre, un susurro celestial que me dé pistas de por dónde ir. En ocasiones, aunque esté mirando al cielo, tengo la mirada perdida, desenfocada, porque estoy evocando e imaginando cómo se habría enfrentado ella a esa situación. Y normalmente acabo llorando, y paso de mirar al cielo a mirar al suelo (en astronomía el punto opuesto al zenit es el nadir, que es otra palabra que me parece preciosa, y que quiere decir homólogo), como si el mirar hacia abajo fuera a protegerme de las miradas curiosas, cuando en realidad nadie va a verme llorar, porque en estos momentos de búsqueda de inspiración suelo estar sola.


El zenit está relacionado también con la alegría. Hacia arriba me lanzo con los brazos extendidos y dando palmas cuando Mollete hace algo nuevo o cuando corrige algo que hizo mal. Ella se emociona y por supuesto que también se lanza hacia las alturas, imitando a mamá y mostrando que ella también está contenta por su pequeño gran logro. Subo extasiada como si tuviera un cohete en el culo por los avances de mi cachorra, que me parecen de premio Nobel. Supongo que maternidad y objetividad son dos palabras que están un poco reñidas...

Así que ha quedado demostrado: el zenit es un lugar muy importante para una madre. Por supuesto, en cuanto tenga ocasión, esa madre colocará en el zenit, por todo lo alto,  a sus hijos y sus hazañas, porque ellos son los más grandes, los más guapos y los más listos. ¿Que no?


Maleta de recuerdos

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Hoy he querido participar en la Maleta de recuerdos de Terenya. Estoy triste porque no he podido prepararlo bien, tan solo unas fotos como recuerdo del verano... Para la próxima edición haré algo mucho más trabajado. ¡Lo prometo!

Nuestra primera parada fue Santander. Recuerdos de años pasados, de juegos de infancia, de risas de la familia, de noches largas disfrutando de la compañía de los demás, de olor a mar y a rabas, de calma, paz y desconexión. En definitiva, de una terapia maravillosa para el cuerpo, la mente y en esta ocasión también para el alma.




La segunda etapa del viaje fue Biarritz. Un viaje corto porque Papá Mollete se puso malo y había que reponerse para reincorporarse al trabajo. Pero fueron unos días de disfrutar de los amigos y de las pequeñas. Siempre es agradable pasar unos días en compañía de Mamá y Papá Cacahuete y de Cacahuete :D




Por último, un verano más volvimos a Lamonzie-Montrastuc, cerca de Bergerac, en Francia. Es un sitio para conectar con mi madre de una manera especial. Allí tuvimos nuestro último verano como una feliz familia antes de que la sombra de la recaída del cáncer nos cubriera. Fueron 7 días muy intensos donde saboreamos cada minuto de la vida, pues veníamos con la lección bien aprendida después de unos meses de sufrimiento. Vivimos y sentimos más cosas en 7 días que en muchos años de nuestras vidas. Y cada verano que volvemos es recuperar la conexión con todo lo vivido.





150 palabras: El embrujo del duende narizotas (piedras, flores, palo)

domingo, 15 de septiembre de 2013

Sofía esperaba encontrar, al girar tras el sauce llorón, el montón de piedras de colores que indicaba que iba por el camino correcto. Se apoyaba en su gran palo porque le ayudaba a caminar. En la mochila había metido un bocata de queso y tomate y una gran cantimplora de agua para reponer fuerzas.

Tenía que llegar a la casa de caramelo y jengibre antes de la media tarde para poder salvar a sus amigos: el unicornio de cristal, el hada de las flores, el mono trompetista y el papagayo con manos. Si no llegaba a tiempo podrían desaparecer para siempre por el embrujo del duende narizotas, que tenía envidia de ellos porque eran siempre muy alegres.

Pero no aparecían las piedras y la noche cerrada se echaba encima. Tenía miedo, corría, la angustia le empezaba a invadir… y menos mal que mamá le llamó para ir a la guarde.

La maternidad de la A a la Z: E de empatía

jueves, 12 de septiembre de 2013




Escribo esta entrada el último día de julio, con la tragedia del accidente del tren Alvia aún muy reciente. No hace ni una semana. Lo publico ahora, en septiembre, porque ha habido parón vacacional en el diccionario de la maternidad de Verónica Trimadre a los 30, pero nos va a dar la oportunidad de publicar más de una entrada cada día de carnaval para que todos podamos acabar nuestro propio diccionario, y así poder recuperar si no hemos podido publicar alguna semana o hemos repetido letra (sí, algunas somos así de listas...).

Ya lo sabéis, pero lo recordaré por si hay alguien que se haya perdido algún capítulo: perdí a una buena amiga en el accidente. Por supuesto sentí muchísima pena y lloré por ella (tras pasar el estado de shock de "esto no puede ser; no ha pasado"). Pero lo curioso es que, además del dolor por su pérdida, enseguida pensé en su madre. La empatía se apoderó de mí y no podía dejar de pensar en lo destrozada que estaría y en lo sola que se quedaba.

Todos somos conscientes de que enterrar a un hijo no es natural y de que debe de ser dolorosísimo. Hay personas que nunca se recuperan de semejantes golpes. Cualquiera de estos casos es muy duro. Pero yo pensaba en particular en esa madre que había sido abandonada por el padre de su hija cuando nació, dejándola sola. Esa mujer luchadora que hizo lo divino y lo humano (como cualquier padre normal hubiera hecho) por sacar a su hija adelante y que tuviera una vida feliz y sin carencias. Y esa madre entregada, de pronto, recibe un zarpazo de la vida, que decide que su hija debe irse. Y es tremendo el dolor desgarrador que me invade, el sufrimiento, rabia y desesperación, y lo peor es que soy consciente de que no será ni un 10% de cómo lo tenga que estar pasando ella. Así que eso me hunde aún más.

Fue tremendo ir al funeral... no nos conocíamos de nada, pero le dije quién era y fue ella la que me contaba cosas de mí misma. ¡Cuánto le había hablado E. de mí! Menuda muestra de amor me estaba dando mi amiga, incluso después de fallecida. Pero yo me fijaba en esos ojos que estaban vacíos,  que veían sin mirar, como buscando algo, tal vez un motivo, que no iba - ni va - a encontrar nunca. Me sentí ella, como madre. Nos fundimos en un abrazo, reconfortante para ambas, y con eso quedó todo dicho. 

Desde que somos madres nos ponemos inmediatamente en el lugar de las otras, sabemos por lo que están pasando y lo que necesitan en determinados momentos. Me parece una fuerza de unión maravillosa, aunque a veces lo que remueva sea dolor y llanto. Ahí está en especial nuestro Ohana, expresión extrema de este sentimiento de empatía, y del que me siento más orgullosa cada día de formar parte. ¡Gracias a todos por estar ahí!



Felizmente premiados

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Pues cuando ya pensaba que los premios habían acabado para mí porque supuse que como todo, las cosas cansan, me han dado algún premio más, ¡¡y me ha hecho mucha ilusión!!

Mamá Nenúfar me ha concedido el Felizmente premiado otro más, y me ha hecho la misma ilusión que los premios anteriores: ¡¡muchísima!!


Me parece además un premio muy original. Lo ha creado Felizmente atado; y se trata de que sean nuestros hijos los que nos cuentes cosas sobre ellos mismos. Y advierte de que si se rompe la cadena los niños se agarrarán una rabieta de las que hacen época, así que, por favor, los premiados no sean remolones a la hora de recoger sus premios porque miren lo que puede ocurrir (sin duda alguna esto fue lo que me decidió a mí a recogerlo).

Pues vayamos por partes: primero la entrevista con Mollete. Aquí va un poco sobre ella:


Tenemos algún premio más, que no he podido ir recogiendo por las vacas. Luna lunera nos ha entregado un doble premio, que aunque ya teníamos recogemos encantados porque nos hace muy felices: el Liebster Award y Best Blog Award.





Tenemos que responder a las 11 preguntas que nos hace, y a su vez nosotros redactaremos otras 11 para los siguientes blogs. Asimismo Mamá a cuadros también nos concedió el Liebster Award y tiene 11 preguntas más. Allá van todas juntas:

1. Vuestra lactancia es... muy satisfactoria. Una "excusa" para estar juntas. Ante ella nadie puede decirnos nada.

2. Tu maternidad... ha sido un regalo que me ha mostrado que otra manera de amar es posible.

3. ¿Eres feliz? ¡Mucho!

4. Si tuviéras un poder ¿sería? Quitar el sufrimiento. ¡No soporto ver sufrir a la gente! Es que me destroza, de verdad... no sé porqué lo paso tan mal... pero es que me hundo y lloro.

5. Luna... ¡Creciente! Hay que ser optimistas en esta vida.

6. ¿Tienes mascota? No. De pequeña quería, pero ahora veo que hay que darle unos cuidados y atención que no puedo darles. Y me encantan los animales, pero no creo que yo les pueda atender en estos momentos como se merecen.

7. ¿Te gusta viajar? ¡Lo disfruto muchísimo! Creo que es mi afición favorita. Aunque ahora, con la peque, se acabó el viajar como lo conocía antes. Por lo menos por un tiempo...

8. ¿Cuál es tu momento favorito del día? Las tardes, porque es cuando vuelvo a estar con mi niña del alma.

9. ¿Por qué escribes un blog? Para soltar las cosas. Si no, se me van acumulando en la cabeza y eso no es sano, proque muchas veces me retroalimento negativamente. Si lo saco y lo comparto me siento mejor porque hay mucha gente que se siente igual y te ayuda a comprender. Y se aprende muchísimo. ¡Viva nuestro Ohana!

10. ¿Qué otras cosas haces? Antes leía mucho. Ahora eso es más complicado, pero todo llegará. Me encanta la costura (yo creo que lo heredé de mi abuela, que era costurera...). Y voy al fútbol :D

11. ¿Qué significa para ti este premio? Pues me hace mucha ilusión porque significa que hay gente que te lee, con la que puedes compartir y como decía antes, desahogarte y aprender. ¡Muchas gracias!

12. ¿Por qué decidiste hacer un blog? Me remito a la pregunta 9.

13. ¿Cuál es la principal cualidad que buscas en un blog? No busco nada más que el que me llegue. Puede ser más personal, más profesional, más técnico o de andar por casa. Si lo que cuenta me gusta o esa persona me transmite, ahí me quedo.

14. ¿Cuándo y cómo decidiste ser madre? No puedo referirme a un día en concreto. Sé que es algo que siempre he querido y mi pareja también, así que decidimos que llegara cuando fuera.

15. ¿Cómo le diste la noticia a tu pareja de que ibais a ser padres? No le di la noticia porque hicimos juntos el test de embarazo. Y como sabíamos que podía llegar en cualquier momento no hubo factor sorpresa de por medio.

16. ¿Cuál crees que ha sido el mejor artículo que has comprado a tu bebé y el más innecesario? El más innecesario la silla de paseo. Lo he hecho porque a veces hay gente que se queda con la nena y no tiene porqué querer portear. Pero vamos, que yo casi la uso más para subir la compra... Y el mejor... creo que uno de los mejores, porque no sabía que existían, ha sido la hamaquita de tela de toalla para apoyar a los bebés cuando les bañas, que si no se escurren como peces...

17. ¿Cuáles son las aficiones más destacables de papá y mamá? A papá le encanta la electrónica, y eso es algo muy beneficioso para la familia entera, jeje. Mamá es más de leer, coser y viajar.

18. Un lugar a donde siempre quisiste ir. Nueva Zelanda y Laponia. Y he estado en ambos. ¡Soy una afortunada! Pero como me encanta viajar siempre hay sitios a los que me encantaría ir. Por ejemplo Nueva Orleans. 1, 2, 3, ¡responda otra vez!: Nueva Orleans.

19. Un proyecto que siempre quisiste hacer (a parte de la maternidad): tener un huerto. ¡Y es mi próximo proyecto! Ya os contaré dentro de poco...

20. ¿Cuál crees que es el mayor valor que debes inculcarle a tu hijo? No creo que haya solo uno, son tantos... pero quizá quisiera que siempre pensara por sí misma y fuese crítica con todo, para que sea ella la dueña de su vida y actúe en consecuencia.

21. ¿Has logrado conciliar tu situación laboral con la maternidad? Sí. Afortunadamente en mi trabajo me han dado muchas facilidades. Aunque hay siempre cosas que mejorar, pero no me puedo quejar en absoluto.

22. Tres consejos que les darías a las futuras mamás o a las mamás novatas:
1. Seguid vuestro instinto. Funciona.
2. No hagáis caso a TODO lo que decimos las demás. Cada niño y cada familia es un mundo: lo que funciona para unos no funciona para otros. Los consejos están bien en su justa medida, y pedidlos si lo necesitáis. Pero no nos volvamos locos...
3. Oídos sordos a los que quieran llevar vuestra maternidad por vosotras. Es vuestra familia.

Como son muchos premios diferentes lo que voy a hacer es nominar a varios blogs a los 3 y que reciban el que no tengan. Y si los tienen todos (¡qué afortunados!) que contesten a las preguntas que yo voy a hacer para así conocernos un poco más. ¿Os parece?

Mis premiados son:

Porque la acabo de redescubrir tras un tiempo "sin tiempo": Mamá a cuadros

Porque siempre aprendo cosas nuevas: Mamá qué sabe

Porque me llena con su ternura (¡solo el nombre de su blog lo dice todo!): Quiero vivirte

Porque Pao me encandila cada vez que la leo: Mi mundo es Muriel

Porque me parto con ella y me encanta las verdades que dice: La morada de Nieves

Porque todo lo que escribe le sale de dentro, de sus entrañas, y dice las cosas como son: Feliz en brazos

Porque adoro la naturalidad con que cuenta las cosas, es como si estuviésemos charlando y eso me encanta (¡y por su sonrisa!): Diario de una madre

Porque me gusta y me da la gana (¡y me encantó su sorteo, que me tocó!): Mamá Nenúfar

Porque son el nuevo descubrimiento del verano: El blog de mamá Pepita y Luna Lunera

Porque me encantan sus entrevistas: El rincón de Mixka

Porque me gustan los padres blogueros y su tienda de té: Padre en reducción

Y ahí van mis 11 preguntas:


1. Un olor que te transporte al pasado
2. Un sonido que te tranquilice o relaje
3. El nombre que quisiste ponerle a tu hijo pero que tuviste que cambiar porque al papá no le gustaba
4. Hermanos: ¿les vestimos iguales o no?
5. ¿Vacaciones de verano o de Navidad?
6. ¿En qué te hubiera gustado trabajar si no estuvieras haciendo lo que haces ahora?
7. ¿Números pares o impares?
8. ¿Cantas en la ducha?
9. ¿Cuál es tu día de la semana favorito?
10. ¿Puedes mover las orejas?
11. Un vicio inconfesable...


El porteo y yo: mochila-dependencia.

martes, 10 de septiembre de 2013

Ya he comentado muchas veces que antes de nacer Mollete sabía que quería portearla, porque estaba deseando tenerla todo el día entre mis brazos. Y al principio lo hice mal por desconocimiento, pero enmendé mis errores. Esta historia puedes verla aquí.

El caso es que soy una adicta al porteo ¡hasta el punto de casi volverme loca estas vacaciones por no tener la mochila! Bueno, no exageremos, pero es verdad que ha supuesto un gran contratiempo. Hemos estado una semana en Francia, de relax. Nuestro día a día consistía en ir cada mañana al mercadillo del pueblo que tocara y comprar allí los alimentos frescos para comer ese día. En parte porque la nevera de la casita a la que vamos es mínima, y en parte porque da gusto ver las verduras y frutas que tienen allí en verano, aunque no os lo creáis. Por ejemplo, las mejores fresas que he comido en mi vida ¡y no será porque yo no coma en mi día a día producto patrio! Pero nada que ver...


El caso es que al segundo día, al llegar a casa y bajarnos del coche, ¡ZAS!, pillamos la mochila con la puerta y nos cargamos una de las mitades del broche de la cintura. Pues menudo fastidio, porque para ir por los mercadillos la silla es un auténtico infierno, por toda la gente que hay, la niña ahí abajo sentada con hordas de personas sobre su cabeza, y trotando por las magníficas calles empedradas de los preciosos pueblitos franceses.

Así que de verdad que me sentí como manca. Sin ser trágicos, se hizo realidad una vez más lo de no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes...

Ahora andamos buscando un broche igual de modo que sólo haya que sustituir la parte que no va cosida, que es la que se ha roto. La parte intacta está perfectamente cosida y amarrada y descoserla sería cargarse la mochila, seamos realistas, por muy apañada que sea una...


Por el momento hemos tenido suerte y hemos encontrado en casa de mis suegros uno similar de una maleta (ya era difícil, porque el tamaño del broche es bien grande), pero no es la solución definitiva porque ahora ¡no podemos usar la maleta! Está claro que una vez acabadas las vacaciones usaremos más la mochila de porteo que la maleta, pero lo suyo sería arreglarla bien y dejado todo niquelado, mochila y maleta.

Así que si alguien sabe de una tienda de broches en Madrid o por internet, estaría encantada de que me lo dijera. ¡Gracias!