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¡Bienvenida, Pequeña P!

viernes, 14 de junio de 2013

Hoy es de esos días llenos de emociones en los que te vuelves a reconciliar con la vida. Dar la bienvenida a este mundo a una nueva persona es un motivo de felicidad. Ya sé que estamos como estamos, y que el país no atraviesa la mejor situación. Pero creo que un hijo siempre es motivo de alegría, y un incentivo más para salir adelante y luchar por todo lo que queremos. Para mejorar el mundo, y educar a tu hijo para que él también lo haga.

Mollete ya tiene aquí una prima con la que dentro de unos años podrá jugar; más adelante harán trastadas juntas; luego quedarán a dormir en la casa de la otra para contarse cosas que nadie más podrá saber; terminarán saliendo juntas por ahí; y ojalá en el futuro puedan estar compartiendo la maternidad, como estoy haciendo yo ahora con mi prima. ¡Te quiero, hermosa!


La Pequeña P ya está aquí, y lo primero que ha hecho ha sido hacerme llorar. Es curioso, porque en el nacimiento de Mollete no lloré. Yo creo que las hormonas me tenían totalmente calmada, normalizando esa nueva situación que se me venía encima. Por supuesto que me alegré, y me llené de felicidad, y quería decirles a todos que vaya niña más bonita que tenía. Y me moría de ganas de salir del tiempo de reposo tras la cesárea para llegar al cuarto y achucharla. Pero no lloré.

Cuando nació la Genial J, la hija de mi amiga del alma desde los 2 años, lloré. Como una magdalena. Quizá porque era la primera de mi círculo íntimo que pasaba por esto. La que abría la veda. Y hoy de nuevo la Pequeña P me ha removido las emociones y me muero de ganas de achucharla. 

Ahora es cuando entra en juego el autocontrol, porque yo he sido la primera que se ha quejado de las visitas excesivas y de los agobios sufridos cuando solo quería tiempo para estar con mi hija y con Papá Mollete. Ahora es cuando hay que dar ejemplo, no agobiando con sugerencias a los nuevos padres. Es un momento crucial para ver si he aprendido de mi propia experiencia. Así que la Pequeña P también va a ayudarme a ser mejor persona.

¡Gracias, bebita, por entrar a formar parte de nuestras vidas, y felicidades a los estupendos padres, que lo harán genial haciendo caso omiso a la lluvia ácida de consejos que van a recibir!

Sé de una que no está con nosotros que se alegra igualmente de todo corazón.

Por último, quisiera hacer mención también a la Pequeña Blancanieves de 3 años, a la que hoy han realizado un transplante multiorgánico. Parece que todo ha ido bien y que por fin va a poder empezar una nueva vida.  Pronto contaré también su historia, que me ha hecho reflexionar sobre muchas cosas. ¡Enhorabuena, linda!