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¿Alimentación ecológica?

martes, 26 de marzo de 2013

Uno de los temas que más me ha ocupado la mente ha sido la de la alimentación de Mollete. La verdad es que hasta los 6 meses no fue así, porque ella tomaba lactancia exclusiva a demanda y crecía estupendamente, así que nada. Ella pedía, yo le daba, y aquí paz y después gloria.

La cosa comenzó a partir de los 6 meses, cuando introdujimos la alimentación complementaria. Lo que me hacía runrun en la cabeza no era tanto qué hacerle a mi hija (que si la receta del puré de verduras, que si la receta del puré de pescado, etc) sino qué tipo de alimentación le iba a dar. Cuando mi madre comenzó con su cáncer, buscamos cómo ayudar a su cuerpo a curarse (al margen de todos los tratamientos convencionales), ya que un cuerpo bien alimentado está en mejores condiciones de curarse (dejando al margen el estado de la mente, que creo que es también fundamental para alcanzar el éxito, pero este es otro tema). Y andando andando llegamos a la alimentación sana, variada y ecológica. Lo de variada es de cajón, ¿no? No me voy a detener en eso. Sana... ¡pues claro! Todos sabemos que es mejor tomar más pescado que hartarse a carne roja, más verduras y menos grasas animales, etc. Y ¿realmente merece la pena que sea ecológico? Yo creo que, realmente, sí. Partamos de la base de que, de entrada, es más caro, y mucha gente no puede permitírselo. Es una pena: bastaría con que en España hubiera más tirón, porque somos uno de los mayores productores de alimentos ecológicos de Europa, pero la gran mayoría de nuestros productos se van fuera, donde sí los consumen.

El debate de ecológico sí o no no solo implica que los alimentos sean mejores o peores. Es una filosofía que engloba más cosas. Es un planteamiento de la utilización óptima de los recursos naturales.  Conlleva la ausencia de agentes químicos y de alimentos modificados genéticamente. La agricultura ecológica es un sistema que respeta la tierra y sus ritmos biológicos (¿recordáis lo que se estudiaba en el cole sobre el barbecho?) y la de los alimentos (rotación de cultivos) : naranjas hay en invierno, y cerezas en verano. Y punto. Además se busca que sea un sistema autosostenible y equilibrado. En definitiva, es una filosofía de vida, con la que yo, personalmente, estoy de acuerdo.


Pero al margen de esto, ¿qué pasa con la calidad de los alimentos? Bueno, parece ser que hay muchos estudios al respecto, y que no se aclaran sobre si son más nutritivos los alimentos ecológicos que los que no. Parece ser que sí. Lo que está claro es que lo importante es, por ejemplo, comer verdura, aunque no sea ecológica. Pero si podemos elegir la ecológica, mejor que mejor. Quizá más que la calidad nutritiva de estos alimentos a mí me preocupa más la cantidad de pesticidas y químicos que llevan los que no lo son. Hay estudios (aquí, uno) que muestran que, sobre todo en niños, la diferencia de cantidad de pesticidas en sangre entre personas que llevan una dieta ecológica y las que no, es grande. Hombre, nos dirán siempre que estamos dentro de los límites admisibles de seguridad. Pero por un lado ¿creéis de verdad que nos dirían lo contrario, viendo cómo funciona, desgraciadamente, el mundo? Además, eso está dentro de los límites. La contaminación del aire, también. La de elementos malos dentro de los jabones, también... pero si juntamos todas esas porquerías que están dentro de los límites, resulta que nos estamos llevando para el cuerpo una cantidad de guarradas para alucinar a cuadros, en colores y en estéreo.

Así que, aunque solo sea por eso, yo he decidido darle a Mollete todo lo ecológico que pueda. Lo que siempre suelo encontrar, de manera más o menos independiente de la época del año, son patatas, puerros, zanahorias y calabacines. Y con eso soy feliz, porque me encantan, y cuando no es uno es el otro el que va a la cazuela. A veces hay manzanas, a veces hay kiwis, brócoli, coliflor, lechuga... hay variedad. Pero vamos, que si un día necesito zanahorias y no hay, las compro normales porque lo principal es una alimentación sana y variada.

Yo soy de las de hacer la comida casera, pero claro está que a veces no hay tiempo, o surgen situaciones que requieren tirar de potito. Los Hipp nos encantan. Además de ecológicos, están ricos. Vamos, que yo les echo un poco de sal y me los zampo, porque realmente me saben a lo que dicen que llevan. También tienen cereales, leche de continuación y zumos. Para mí es importante que los cereales sean ecológicos, porque es muy habitual que el maíz esté modificado genéticamente. Por ejemplo, Nestlé no garantiza la ausencia de alimentos transgénicos. No se pronuncia al respecto. Si no los usara ¿qué les costaría decir que es así? Aquí os dejo la lista que periódicamente renueva Green Peace sobre las marcas que usan o no productos modificados genéticamente.



También hemos probado los biológicos de Carrefour, que aunque están bien, me disgusta un poco más su sabor. Este supermercado tiene muchos productos ecológicos de marca propia. Supongo que es por el hecho de ser franceses, ya que en Francia el consumo de este tipo de consumo es mucho más habitual. Tienen jabones, cremas, detergentes, rollos de papel higiénico...

Y bueno, esta es mi opinión sobre este tema. ¿Conocéis alguna otra marca que merezca la pena? Y ya sé que para gustos los colores, así que sois libres de aportar cosas a favor y en contra. ¡El equilibro está en el justo medio, como decía Aristóteles!