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¿Qué es una alergia y qué no es una alergia?

viernes, 18 de septiembre de 2015

¿Cuándo decimos que hay una alergia? Cuando el organismo reacciona de una manera exagerada mediante el sistema inmunitario frente a una sustancia (también llamada antígeno) que a la mayoría de la población no le supone ningún problema. La alergia puede manifestarse de diferentes maneras, afectando al aparato respiratorio, digestivo, a la piel, a los ojos...

Las alergias más comunes en la infancia son las alergias alimentarias.

El primer punto importante de esta entrada, es que no es lo mismo un alergia que una intolerancia, la cual causa efectos negativos sobre tu organismo, como por ejemplo diarreas, pero que no provoca una respuesta del sistema inmune. Las intolerancias suelen producirse por déficits enzimáticos que impiden que el organismo metabolice los alimentos de la manera adecuada.

Dicho esto, nosotros vamos a centrarnos en la alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV), que es la que padece mi peque y por tanto es el mundo en el que yo me estoy moviendo. Cuando digo que la peque es APLV mucha gente me comenta que es muy común, que a ellos también les sienta mal la lactosa y que conocen bastante gente intolerante.

¡Primer error! ¿Qué hemos dicho? Que no es lo mismo una alergia que una intolerancia.

Y segundo error: la lactosa no es la proteína de la leche de vaca. La lactosa es un azúcar presente en la leche. La leche materna también tiene lactosa y los bebés que son APLV no tienen ningún problema en metabolizar esta lactosa, pero sí les producen alergia las proteínas de la leche de vaca que les puede llegar al organismo a través de la leche de su mamá.

Fórmula de la lactosa

Para metabolizar la lactosa correctamente es necesaria una enzima, la lactasa, que es la encargada de procesarla. Si el intestino delgado no es capaz de producir suficiente lactasa, y por tanto hay un déficit de esta enzima, encontraremos a una persona intolerante a la lactosa, pero que no tiene ningún problema en tomar leche o derivados lácteos sin lactosa. La intolerancia a la lactosa es muy común en los adultos, al contrario de lo que sucede con la APLV que es más frecuente en niños.

Por tanto, un intolerante a la lactosa podrá tomar productos lácteos mientras no lleven lactosa, pero un APLV nunca podrá tomar lácteos ni derivados.

Pues bien, la alergia a la proteína de leche de vaca es una de las alergias alimentarias más comunes entre niños (un 2% de niños menores de 4 años la padecen). Suele superarse espontáneamente, antes la no mediada por  inmunoglobulinas (IgE) que la mediada.

La respuesta alérgica se da a cualquiera de las más de 40 proteínas que contiene la leche de vaca: caseínas, seroroteínas e inmunoglobulinas bovinas. Se suele manifestar antes del año, principalmente cuando se comienza la alimentación complementaria, pero es relativamente frecuente ver a niños afectados que toman exclusivamente lactancia materna. Esto sucede porque una parte de las proteínas de la leche de vaca pueden pasar a la leche materna cuando la madre ingiere lácteos. Y este en particular fue el caso de mi hija.

En el caso de la APLV hay que distinguir entre la alergia mediada y la no mediada. En la mediada las reacciones aparecen justo después de haber ingerido el lácteo, hasta unas dos horas después. Pueden ser reacciones leves o severas y de distinta índole, como afectar solo a la piel, o a las vías respiratorias, aparato digestivo, etc, siendo los vómitos una reacción muy frecuente en las alergias mediadas.

Imagen original de Gary Rockett
La no mediada tiene un efecto que tarda más en aparecer, entre dos horas y unos días después de haber tomado el lácteo. Esto es un problema porque muchas veces cuesta asociar ese efecto a un consumo de lácteos. Además este tipo de alergias no queda de manifiesto al hacer un test en la piel (prick test), como sí sucede con las mediadas. Es frecuente la enterocolitis, pero los síntomas varían dependiendo de la porción de intestino delgado afectado.

En cualquier caso, ante la mínima sospecha de que los lácteos le estén haciendo daño a vuestro hijo, acudid a vuestro pediatra para que lo valore. Si su respuesta no os deja tranquilos, visitad un alergólogo. Es importante que vosotros os quedéis convencidos del diagnóstico. Y si para eso es necesario visitar varios médicos, hacedlo. Eso fue lo que nos pasó a nosotros. Pero nuestra historia ya la contaremos en otro momento.

Mientras tanto os recomiendo que os leáis el documento Alergia a proteínas de leche de vaca que tienen en la web de la Asociación Española de pediatría, que aclara muchos conceptos y explica muy bien las cosas.