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Nuestra historia con la APLV

domingo, 6 de septiembre de 2015

Somos una familia de 4, por ahora. Dos peques, papá y mamá. A día de hoy, en que empezamos este nuevo blog, la mayor tiene 3 años y medio, y la peque casi 7 meses.

Con la mayor todo fue muy fácil. Nunca tuvo ningún problema, enfermedad o complicación. Pero parace que a la pobre peque le han tocado varias cosas juntas. Al comienzo todo fue sobre ruedas: la lactancia que con la mayor nos dio algún que otro quebradero de cabeza, fue establecida en esta ocasión con mucha facilidad. En parte porque hacía tan solo 4 meses que la mayor había dejado de mamar, y además porque de tanto pegarme con todo y todos para que la lactancia anterior fuera exitosa, aprendí mucho sobre este tema, lo que hizo que todo saliera de una manera más rodada.

Y los casi 3 primeros meses fueron coser y cantar. Algún vómito y alguna regurgitación que no impedían que la peque cogiera peso a un ritmo a veces desorbitado (llegó a coger 600g en dos semanas) y que creciera contenta y feliz.

Pero unos 10 días antes de los 3 meses comenzó a rechazar el pecho. Se apartaba y protestaba si yo insistía en que comiera algo. Estoy convencida de que aquello fue una crisis de lactancia, la de los 3 meses, que es la más fuerte, y si uno se fija en las estadísticas, es el momento en que hay un mayor abandono de la lactancia (se junta esto a la cercana incorporación de las madres a sus puestos de trabajo). El caso es que aquello fue el comienzo de la debacle.

Por aquel entonces yo no la pesaba semanalmente, lógicamente, pero estoy convencida de que perdió algo de peso, aunque eso nunca lo sabremos. Pero independientemente de eso, a partir de aquel momento, la peque se estancó. No cogía peso pero tampoco lo perdía, por lo menos. Así durante un par de meses, salvo semanas puntuales en las que sí engordaba ligeramente.

Gracias a que llevaba un par de años metida en círculos de lactancia, siguiendo los diferentes problemas que les surgían a otra mamás, pensé que había dos cosas que podían ser la causa de todos nuestros males: por un lado un frenillo sublingual diagnosticado desde muy pronto pero que inicialmente no parecía interferir en la lactancia, y la alergia a la proteína de la leche de vaca, ya que durante la estancia de la peque en neonatos le habían administrado algún biberón. El famoso biberón pirata del que hablaremos más adelante.


Así que atacamos los dos frentes: primero le operaron del frenillo, que era el problema del que yo era más consciente y que estaba claro que existía, ya que había sido diagnosticado por un excelente cirujano pediátrico.

El otro frente estaba más dudoso. La niña no tenía más síntomas que el que cogía peso muy lentamente, y alguna caca con un poco de sangre, pero de manera tan puntual que en un principio pensé que podría haber sido causada por otro motivo. Pero justo una semana después de la operación del frenillo, coincidiendo tras la toma de un gran batido de leche y helado, hizo una caca con algo más de sangre, y eso fue lo que definitivamente me hizo abrir los ojos. Visitamos a un alergólogo y a un médico de digestivo, y ambos llegaron a la misma conclusión: esto parece alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV), no IgE mediada (entonces recordé las regurgitaciones y vómitos del principio... ¿tendrían que ver con todo esto?). No hay pruebas que diagnostiquen este tipo de alergia (hablaremos de ello más detenidamente), por lo que tan solo queda aplicar el ensayo-error. Tras tres semanas sin lácteos sí que vi una evolución en mi bebé, y quedó claro que mientras continuáramos con la lactancia materna, yo seguiría una dieta exenta de lácteos. Y en ello estamos: aprendiendo sobre las alergias alimentarias, recetas sin lácteos, productos que podemos tomar... en definitiva, a convivir con todo esto.


Este blog lo escribo para ordenar mis ideas de todo lo que voy leyendo. Encontraréis otros mil blogs sobre esto, webs que lo traten mucho mejor, pero esto es básicamente una ayuda a mí misma, dado lo caótica que soy, para que me sea más fácil todo este proceso. Pero si vosotros o vuestros hijos están afectados por la APLV sí os voy a recomendar un blog, Mi menú sin leche, escrito por la mamá de un niño alérgico a la proteína de la leche de vaca, que fue la que verdaderamente me ayudó a identificar el problema que tenía mi hija, me dio muchos consejos valiosísimos y sigue siendo una piedra angular para mí en este tema. Es muy completo, lo explica prácticamente todo... de hecho a veces pienso que este blog va a ser muy repetitivo teniendo blogs como ese, pero como ya os decía, yo necesito ordenar mis ideas y sé que esta herramienta es la que mejor me va a venir.

Estaré encantada de avanzar por este camino con más gente que se encuentre en mi misma situación o parecida. Si eres tú, ¡bienvenido!